Los tesoros en esta vida tienen fecha de caducidad, así que San Pablo recomienda -siguiendo el mandato evangélico- prepararse tesoros en el Cielo. Me parecen unos vesículos que no podemos perder de vista y que nos centran en lo verdaderamente importante en esta vida.
1 Timoteo 6, 7-10
Porque nosotros no hemos traído nada al mundo y nada podemos llevarnos de él. Mientras tengamos comida y vestido, estemos contentos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insentatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores.
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