De entre esos versículos exortativos (17-23) voy a seleccionar un par de ellos cuyo mensaje nos recuerda algo esencial para la fe cristiana: lo que está en juego en esta vida es la ganancia o pérdida de la vida eterna. Tan ajetreados como andamos siempre en las cuestiones del hoy, del aquí y del ahora, no está de más recordar que el tiempo presente no es más que una especie de prueba para ser hallados dignos -o no- de la vida futura. Para ello en un par de líneas se nos dan tres claves interesantes: fe, oración y caridad, sin olvidar nunca que lo que nos salva es la infinita misericordia de Dios:
Judas, 1, 20-21:
"Pero vosotros, queridos, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo os lleve a la vida eterna".
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