Lo cierto es que al acometer la empresa con el libro de los Salmos (no voy siguiendo ningún orden concreto, sino completamente aleatorio) la elección se antoja muy complicada. El libro de los Salmos se compone de 150 textos muy variados, con una riqueza espiritual y poética que hacen casi inviable la tarea de seleccionar un solo versículo. Quien sabe, a lo mejor en otra ocasión lo justo será escoger al menos un versículo de cada uno de ellos. Mientras llega ese momento -y aún sabiendo la injusticia que cometo seleccionando un versículo de un Salmo y dejando atrás muchos versículos interesantes de los otros 149- voy a tomar mi decisión.
Para ello he escogido poesía pura, el Salmo 131. Se trata del Salmo más corto de todos (únicamente 3 versículos) de los que he seleccionado dos, pues forman una unidad textual. Se conoce como una oración de abandono confiado en Dios, unas líneas bellísimas en las que el salmista recoge verbalmente una ternura casi infinita. Espero que os guste:
Salmo 131, 1-2
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