Ocho años después del estreno de Expediente Warren: The Conjuring, el Universo Warren contaba ya con seis películas, con lo que su proliferación ha sido tan similar como el de las setas en primavera.
Dato anecdótico aparte, comentamos hoy la tercera entrega de la saga Expediente Warren (sin contar los spin offs de Anabelle y La Monja), siendo la primera en la que James Wan no ejerció de director sino únicamente como productor, por lo que la responsabilidad de dirigirla recayó sobre Michael Chaves, quien contaba con la experiencia de La Llorona en el cine de terror. Eso sí, el reparto siguió contando con Vera Farmiga y Patrick Wilson para los papeles protagonistas del matrimonio Warren. "El caso demoníaco que conmocionó a Estados Unidos" fue el sugerente eslogan publicitario con el que se pretendía continuar enganchando a un público bastante fiel a este tipo de Cine. Se puede concluir que el objetivo fijado se cumplió con creces, pues esta nueva secuela obtuvo por sí sola un beneficio final de 160 millones de dólares, cantidad algo inferior a Expediente Warren: El caso Enfield pero aún bastante apetecible, lo suficiente como para alentar una cuarta parte (prevista para 2025).
A nivel de argumento y de estilo narrativo la película no se aparta en exceso de sus dos antecesoras. Al tiempo que seguimos conociendo más elementos de la vida del matrimonio Warren, se nos presentan dos sucesos relacionados entre sí en los que los demonólogos tuvieron un papel relevante y que forman parte de sus archivos. En este caso, Ed y Lorraine asisten al exorcismo fallido de David Glatzel que desencadena la posesión de Arne Cheyne Johnson, un joven que será acusado de asesinato, siendo a su vez el primer caso de utilización de un argumento sobrenatural en un juicio para intentar reducir o anular la condena. Como en las películas anteriores, la presentación del caso aparece impresa en pantalla en las primeras escenas:
El 8 de julio de 1981, los Warren fueron llamados para documentar el exorcismo de David Glatzel. Tenía 8 años. (escena del exorcismo) El exorcismo del niño de ocho años David Glatzel supuso el fin del meses de sufrimiento. Pero para Arne Johnson solo fue el principio. Los trágicos eventos que sucedieron fueron titulares nacionales y llevaron a Ed y Lorraine al descubrimiento más siniestro de su carrera. Basado en una historia real
En el desarrollo de la trama -y a diferencia de las antreriores entregas- se percibe que el protagonismo recae en esta ocasión casi exclusivamente en Lorraine, siendo Ed prácticamente un convidado de piedra. Puede que se trate de un homenaje póstumo a quien en la vida real había muerto a los 92 años en 2019. De hecho, las frases más interesantes del film las pronuncia ella:
"Yo puedo ver cosas que ustedes no pueden ver"
"Ahora sabemos que se trata de una maldición. Y las maldiciones pueden romperse"
Ocultista: "¿Cómo lo haces?"
Lorraine: "Dios me ha llevado hasta ti"
O.: "Pues tu Dios te ha condenado"
De hecho, tanto en la lucha final contra la satanista como en la recuperación espiritual de Ed, vuelve a ser Lorraine la protagonista principal:
"Pon fin a este negro Sabath. ¡Por la sangre del Calvario, te lo mando!"
"Cree que nuestro amor es nuestra debilidad pero no lo es. No lo es. Es nuestra fortaleza. Amor, abre los ojos"
Junto a ella, el protagonismo recae sobre un sacerdote secularizado, Kastner, quien como experto en sectas satánicas da las claves de todo lo que va sucediendo. Posee todo un "arsenal" de fetiches y amuletos, que al igual que Ed en la primera película, conserva y no destruye para tenerlos a buen recaudo. Hay un guiño a la primera entrega con las siguientes palabras:
"Me gusta mantener las armas fuera de la calle..."
Otras de sus frases más esclarecedoras de la trama son las siguientes:
"¿Por qué? El porqué es irrelevante. El porqué va en contra de todo lo que los satanistas defienden. Su único objetivo es el caos, su deleite, la desesperación".
"Es la maldición. Dice que la maldición necesita tres víctimas para completarse. Se refiere a ellos como el niño, el amante y el hombre de Dios.La encarnación de la obra de Dios: pureza, amor y fe"
"Tenemos que tener cuidado de no transmitir nuestras obsesiones a nuestros hijos"
De Ed, sin embargo, apenas podemos destacar un par de frases, si bien es cierto que una de ellas es interesantísima:
"Los tribunales reconocen la existencia de Dios cada vez que un testigo jura decir la verdad. Creo que ya va siendo hora de que reconozcan la existencia del demonio"
La otra que me gustaría destacar es un diálogo con Arne y su novia, en la que pone a prueba al primero para ver si está poseído:
Ed: "Estos objetos religiosos habrían bastado para provocar un espíritu inhumano en caso de que estuviera presente"
Debbie: "¿Eso quiere decir que no está poseído?"
E.: "El hecho de que pueda leer la Biblia lo confirma. Significa que no estás poseído, pero que no que no lo hayas estado".
A nivel espiritual, dos apuntes me parecen necesarios de esta tercera parte:
En primer lugar, el film abandona el camino de la posesión por "imprudencia" (ouija, pacto con el diablo...) para adentrarse en un mundo aún más inquietante: la elección por parte de alguien satánico de víctimas inocentes para descargar sobre ellas maldiciones y conjuros. El resultado para el espectador es más preocupante si cabe, pues a lo largo de la tramo se intenta transmitir la idea de que los poderes ocultos son superiores a las defensas espirituales. Basta un objeto maldito para arruinarte la vida, como se daja claro en el film:
"Es un tótem de bruja, utilizado por los satanistas en sus rituales"
Por otra parte, hasta en tres veces se utilizan textos bíblicos del libro de los Salmos en la lucha contra el maligno. En concreto estos tres:
Salmo 24, 3-5
"¿Quién puede subir al monte del Señor?, ¿Quién puede estar en el recinto sagrado? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos ni jura con engaño. Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación"
Salmo 23, 1-2
“(El Señor es mi pastor, nada me falta) En verdes prados me hace reposar”
Salmo 91, 1-2
"Tú que vives al amparo del Altísimo y habitas a la sombra del poderoso di al Señor: refugio y fortaleza mía, Dios mío, en ti confío"
A pesar de estas oraciones, se percibe que el apartado espiritual va decayendo en detrimento de la acción. Las posesiones y los aspectos sobrenaturales son en cada entrega más extravagantes y parecen concebidos únicamente como contexto en el que se desarrolla un thriller de acción. Dicho esto y para mantener la continuidad en la saga, la película -al igual que sus antecesoras- termina con un nuevo mensaje en pantalla:
El 24 de noviembre de 1981, Arne Johnson fue condenado por homicidio involuntario. Pasó 5 años en prisión, donde se casó con Debbie. En la actualidad siguen casados
De la misma manera, durante los créditos finales, también se nos presentan imágenes del caso real y sonidos de las cintas del exorcismo de David Glatzel. Todo muy del Universo Warren y que confieren un sello característico de la marca.
Toca ver y analizar los spins off. A ver que tal se dan.
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