lunes, 28 de octubre de 2024

Coco (EE.UU., 2017)

Antes de comentar este film de animación lo primero que hay que justificar es si puede ser comentado bajo la etiqueta "Cine religioso" o hubiera encajado mejor en "Cine con valores". ¿Disney y Religión, no parecen dos elementos incompatibles..? Tras 210 películas comentadas en este Blog es la primera vez que afronto la tarea de desentrañar un producto de la Factoría Disney, por lo que el esfuerzo por responder de manera sensata a esa pregunta merece la pena. Las dos opciones que se me planteaban como posibles me parecían coherentes, pero me he decidido por poner la etiqueta "religiosa" porque ya se habrá escrito mucho sobre "valores", ya que al documentarme no he encontrado demasiada reflexión sobre los aspectos religiosos del film . ¿Plantea Coco una dimensión religiosa en su argumento? La respuesta es un rotundo "Sí", ya que al hablar de la vida después de la muerte está tocando uno de los temas fundamentales a los que toda religión intenta dar respuesta. Otra cosa, como veremos posteriormente, es si esa visión encaja dentro de alguna escatología o es un Universo paralelo inventado por sus creadores. Adelanto desde ya que me voy a decantar por la segunda opción...

Antes de entrar en ese debate, vamos con los aspectos técnicos, que no son menores. La película ganó los dos premios Oscar a los que optaba: Mejor largometraje de animación y mejor canción. Con un presupuesto de 175 millones de dólares recaudo en taquilla 814, merchandising aparte. La crítica especializada se rindió a sus pies de manera unánime. Parte de ese éxito puede deberse a la conjunción de los directores, la veteranía de Lee Unkrich (la saga de Toy Story, Buscando a Nemo) y el debutante codirector Adrián Molina, que además del conocimiento de la cultura mexicana aportó frescura, aspectos innovadores en la producción y un colorido que quita el hipo. El guion no tiene nada que envidiarle a un buen thriller. Además, la cultura mexicana recibe un merecido homenaje, con pequeños cameos animados de Santo (ídolo de masas del Pressing Catch) Cantinflas, Pedro Infante, Jorge Negrete, Frida Kahlo, Emiliano Zapata o María Félix.

Vamos a  lo que nos interesa: ¿Por qué se aventuró Disney a pisar el terreno pantanoso de la vida después de la muerte? Algunos creen que después de "Up" intentar responder a esa cuestión existencial era justo y necesario, claro que Disney lo iba a hacer... a su manera. Y la manera de Disney desde hace décadas es la no exclusión de ningún colectivo que sea susceptible de dejar dinero en caja. Su estrategia comercial es la de una continua ampliación del mercado abarcando a las "inmensas minorías": población negra, latina, LGTBI, feministas... y también a la creyente. La marca Disney es capaz de lo mejor y de lo peor, genera fiascos ideológicos como Barbie pero de lo que no cabe duda es de que es capaz de vender cubitos de hielo en Alaska. Basta darse una vuelta por uno de sus parques temáticos para darse cuenta de ello. Pero claro, tanta inclusión se realiza a costa de no identificarse con nadie para no ofender al resto. Por ejemplo, no se puede transmitir una escatología cristiana para no ofender al budismo, ni viceversa. Musulmanes, judíos, hindús y practicantes de religiones menores tenían que sentirse identificados con el film como si estuvieran viendo "Bambi". La solución a este problema pasó por crear un "Paraíso" válido para todos -y al 100% para nadie- basado en una antigua tradición mexicana mitad precolombina mitad cristiana. El tema religioso está tan someramente tratado que ni siquiera fue censurada en China, donde todos las películas de cualquier religión lo son. Una genialidad en toda regla, vamos. 

Previo a desentrañar ese Paraíso vamos con el argumento: En el pueblo de Santa Cecilia vive Coco,  la anciana matriarca de una familia mexicana muy peculiar: en su casa la música está prohibida desde que su padre se marchó abandonando a su familia para buscar fortuna en el mundo de la industria musical. Ahora su bisnieto, Miguel, quiere desafiar esa norma y convertirse en un cantante de éxito. Pero accidentalmente llega a la "Tierra de los Muertos", donde conocerá a todos sus ancestros difuntos y necesitará de su bendición para volver a la tierra de los vivos y cumplir su sueño.  

Llegamos a abordar por fin a los aspectos religiosos del film

¿Qué aspectos contiene Coco que pueden ser considerados genuinamente cristianos? En primer lugar, la defensa de la familia tradicional (guau, eso sí que no me lo esperaba de Disney/Pixar) y de las tradiciones ancestrales, como refleja este diálogo final:

Mamá Imelda: "Miguel, si te ayudamos a conseguir su foto, ¿volverás a casa?, ¿No más música?"
Miguel: "La familia es primero".

Al hilo de ello no está de más recordar la fecha en la que suceden los acontecimientos. El Día de Muertos es y será el 2 de noviembre, conocido en el cristianismo europeo como el Día de los Difuntos. En eso película y cristianismo se unen: Basta ya de Halloweens y vamos a defender nuestras costumbres cristianas. En esta fiesta se utiliza una flor, la caléndula mexicana o azteca, que guía a los muertos hacia la tierra de los vivos. Las casas se adornan con flores, velas y fotografías de los difuntos. Los altares también se adornan con alebrijes, animales fantásticos que tienen la misma función que la caléndula. La película -sin ser spoiler- es una defensa de la familia como valor fundamental de la vida. Más allá de la rebeldía de juventud, uno encuentra en ella y en sus raíces el sentido de la existencia, el apoyo en los momentos difíciles y la comprensión y el perdón cuando uno se equivoca. Valores sagrados que se van perdiendo en nuestra sociedad a pasos agigantados. 

Como segundo punto fuertemente cristiano, encontramos el recuerdo y la oración (esta última está casi omitida) que se pueden realizar por los difuntos, simbolizados en el montaje de los altares para el Día de Muertos de México. La intercesión de los vivos por los muertos es uno de los pilares sobre los que se sostiene tradicionalmente la escatología cristiana, de ahí que tengan sentido las misas y oraciones por los difuntos. Este es el punto de máxima unión entre el film y la doctrina católica. Encontramos también guiños menores a lo largo de la película, como el nombre del pueblo (Santa Cecilia, la patrona de la música) o alguna imagen -en muy segundo plano- de la Virgen de Guadalupe. Nadie reza, nadie se santigua, ninguna realidad divina aparece. Ya hemos dicho que hay una especie de Paraíso pero no es el Cielo cristiano ni de ninguna otra religión...

Voy directamente al grano: ¿Por qué no se puede identificar la cosmovisión de Coco con la escatología cristiana? Fundamentalmente, dos son las razones para ello:

1. La pervivencia en La Tierra de los Muertos (inspirada en la ciudad real mexicana de Guanajuatoestá ligada única y exclusivamente al recuerdo que los vivos tienen de los difuntos. Una vez que nadie recuerda a una persona, esta desaparece para siempre. Esta visión New Age de la pervivencia del alma en la vida eterna es diametralmente opuesta a la cristiana, en la que la inmortalidad del alma es concedida exclusivamente por Dios. En este diálogo queda expuesta esta teoría:

Miguel: [después de ver desaparecer a Chicharrón] "Espera... ¿qué pasó?"

Héctor: "Ha sido olvidado. Cuando ya no queda nadie en el mundo de los vivos que te recuerde, desapareces de este mundo. Lo llamamos la Muerte Definitiva".
M.: "¿A dónde fue?"
H.: "Nadie lo sabe".
M.: "¡Pero si lo conocí! Podría recordarlo cuando regrese".
H.: "No. Así no funciona, chamaco. Nuestros recuerdos tienen que ser transmitidos por quienes nos conocieron en vida, en las historias que cuentan sobre nosotros. Pero no queda nadie vivo que pueda transmitir las historias de Chicharrón. Oye, a todos nos pasa al final".

2. En la vida después de la muerte de la película, los personajes siguen teniendo libertad para escoger entre el bien y el mal, odiar, perdonar, traicionar, ayudarse... Según la doctrina cristiana la muerte pone fin a esa libertad. Ya no se puede pecar ni hacer el bien, por lo que tu suerte depende del juicio de tus actos en la tierra, no en el Cielo. Este diálogo final supone la reconciliación tras la muerte de un matrimonio que no pudo despedirse en vida:

Miguel: "No estuve ahí por Héctor. Él estaba allí por mi culpa. ¡Solo estaba tratando de llevarme a casa! ¡Yo no quería escucharlo, pero tenía razón! Nada es más importante que la familia. Estoy listo para aceptar tu bendición. Y tus condiciones. Pero primero necesito encontrar a De la Cruz. ¡Para conseguir la foto de Héctor!"
Mamá Imelda: "¿Qué?"
M.: "Entonces podrá volver a ver a Coco. Héctor debería estar en nuestra ofrenda. Él es parte de nuestra familia".
M.I.: "Él abandonó esta familia!"
M. "Intentó volver a casa contigo y con Coco. ¡Pero De la Cruz lo asesinó!" [Imelda mira sorprendida a Héctor]
Héctor.: [con tristeza] "Es verdad, Imelda".
M.I.: [después de una pausa] "¿Y qué si es verdad? ¿Me dejas sola con una niña que criar y se supone que debo perdonarte?"
Héctor: "Imelda, yo..."

Estos dos puntos pueden llevar a confusión a un niño, joven o adulto que no conozca bien la teología cristiana y deben ser bien clarificados si el film se usa con intenciones catequéticas. Hecha esta excepción, la película es disfrutable y aprovechable a nivel espiritual a partes iguales. 

Vamos a terminar con estos aspectos positivo. El recuerdo de los difuntos es un punto fuerte del film y del cristianismo. Que mejor colofón para ello entonces que la letra de la bella canción acreedora del Oscar...:

Recuérdame, aunque tenga que decir adiós,
Recuérdame, no dejes que eso te haga llorar.
Porque aunque esté lejos, te llevo en el corazón.
Te canto una canción secreta.
Cada noche que estemos separados,
Recuérdame, aunque tenga que viajar lejos,
Recuérdame, cada vez que escuches una guitarra triste,
Que sepas que estoy contigo,
de la única manera en que puedo estar.
Hasta que estés en mi brazos otra vez, recuérdame...

lunes, 21 de octubre de 2024

La Misericordia eterna de Dios: 1 Crónicas

El Primer Libro de las Crónicas se compone de 29 capítulos históricos (de lectura bastante aburrida) en la que proliferan interminables listados de nombres de la historia sagrada de Israel. Su contenido espiritual pasa por reconocer una lectura de la intervención de Dios en los diversos acontecimientos que se suceden a lo largo de los siglos del pueblo elegido, desde Adán hasta Salomón

En medio de esas tediosas listas de descendientes encontramos algunas oraciones con un contenido más espiritual, atribuidas casi todas ellas al Rey David, con unos temas y contenidos que se repiten la mayoría de ellos en el Libro de los Salmos. De una de ellas, en concreto del capítulo 16, he escogido un versículo que cualquier creyente se sabe de memoria, repetido hasta la saciedad en la recitación del Salterio o en los salmos responsoriales. Pese a su presencia abundante en la Liturgia -o precisamente gracias a ello...- no se debe ocultar la belleza de este simple versículo que nos habla de la infinita misericordia de Dios.

Su contenido, por sí solo, es una preciosa oración de alabanza:

1 Crónicas 16, 34:

¡Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia!

lunes, 14 de octubre de 2024

Fidelidad a Dios: 1 Macabeos

Los libros macabeos narran la historia de las rebeliones judías contra los gobiernos helenistas en los siglos II y I a.C. Son libros históricos, poco espirituales, ya que conceden más importancia a los planteamientos patrióticos y políticos que a los religiosos. Especialmente el primer libro tiene muy pocas claves teológicas de interpretación. La expresión "esto es un rollo macabeo" procede precisamente de lo tedioso que puede llegar a ser la lectura continuada de las historias político-militares de la época.

No obstante, en los primeros capítulos (tiene 16) encontramos la historia de Matatías y sus hijos, en las que sí encontramos confesiones de fe y reflexiones sobre la fe judía que merecen la pena ser resaltadas. De ellas entresaco estos dos versículos como los más representativos del libro. En tiempos de persecución, en los que confesar la fe en el Dios de Israel podía conllevar la pena de muerte, era especialmente significativo mantener la esperanza con modelos de fe y conducta que alentaran la resistencia. El texto es muy significativo porque incide en la idea de que es más importante servir a Dios que a cualquier poder de este mundo, idea que un cristiano no puede perder nunca de vista.

1 Macabeos 2,21-22

"¡Dios nos libre de abandonar la ley y los mandamientos! Así pues, no acataremos las órdenes del rey, y de ningún modo nos apartaremos lo más mínimo de nuestra religión".


lunes, 7 de octubre de 2024

Las fases del duelo

La psiquiatra y escritora Elisabeth Kübler Ross dedicó toda su vida a recabar información sobre las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM).  La doctora suiza llegó a definir las cinco fases que de una u otra manera toda persona atraviesa a la hora de afrontar su propia muerte. Ella avisó que no todas las etapas se dan en todas las personas ni que ocurren de una manera lineal o cronológica. Lo descubierto por la doctora suiza creo que es extrapolable a la manera en la que todo ser humano afrontamos la muerte de un ser querido, y atreviéndome a dar un paso más, intuyo que hay muchos elementos comunes que se producen a la hora de encarar cualquier contrariedad seria de la vida, no necesariamente un deceso. 

Vamos a enumerarlas y comentarlas brevemente:

1. Negación. Cuando uno recibe una noticia de este calado, la primera reacción de nuestro cerebro es negar la realidad. "Esto no puede ser verdad" o "esto no me puede estar pasando a mí" son las verbalizaciones de esa realidad.

2. Ira. No se trata únicamente de reacciones físicas, sean violentas o agresivas (que también pueden darse) sino de un estado emocional irascible con uno mismo y con los demás, que se traduce en acciones y verbalizaciones desproporcionadas. 

3. Ansiedad-Depresión. Los pensamientos negativos pueden conducir a un estado de nerviosismo generalizado, que de persistir provocan a la larga un estado mental tendente a la depresión, en la que la carencia de sentido existencial y de esperanza en un más allá aparecen como horizontes últimos,  produciendo inquietud y desasosiego.

Algunos autores añaden dos etapas menores más:

4. Confusión. Estado de aletargamiento en el que se sume nuestro cerebro, incapaz de razonar de manera fluida. 

5. Culpa. Achacar el mal sufrido (propio o de un ser querido) a un elemento desencadenante de esa tragedia, en el que se descarga la responsabilidad de lo sucedido a algo interno o externo. 

Tras estas cinco primeras etapas (la autora insiste que no tienen que darse todas ni en ese orden) suelen aparecer (o no) las otras dos, que son la raíz de la sanación:

6: Negociación. Nuestro cerebro comienza a buscar respuestas y posibles explicaciones a lo que nos está sucediendo. Pueden esgrimirse elementos de esta vida ("aún queda una posibilidad de curación", "su muerte es lo mejor que ha podido pasar porque ya estaba sufriendo mucho"...) o en el caso de personas creyentes, para otra vida ("ya está en el Cielo", "me espera una vida mejor"...). En ambas perspectivas se buscan elementos positivos que contrarresten la negatividad producida por la desestabilización.

7. Aceptación. El estado que permite la superación final de un trauma pasa por la aceptación incondicional de la situación, y reconocer que comienza una nueva etapa en la vida. 

Me parece que conocer mejor estas etapas nos ayuda a descifrar mejor nuestras reacciones en los periodos de crisis de nuestras vidas. Insisto que creo que son aplicables a muchas situaciones extremas de la vida, pero que no se reducen a las relacionadas con la muerte. Aunque no son un tratado de teología en sí, creo que también nos ayudan espiritualmente, siempre que seamos capaces de afrontar cada etapa -especialmente las dos últimas- desde la fe y la esperanza.