Antes de entrar en ese debate, vamos con los aspectos técnicos, que no son menores. La película ganó los dos premios Oscar a los que optaba: Mejor largometraje de animación y mejor canción. Con un presupuesto de 175 millones de dólares recaudo en taquilla 814, merchandising aparte. La crítica especializada se rindió a sus pies de manera unánime. Parte de ese éxito puede deberse a la conjunción de los directores, la veteranía de Lee Unkrich (la saga de Toy Story, Buscando a Nemo) y el debutante codirector Adrián Molina, que además del conocimiento de la cultura mexicana aportó frescura, aspectos innovadores en la producción y un colorido que quita el hipo. El guion no tiene nada que envidiarle a un buen thriller. Además, la cultura mexicana recibe un merecido homenaje, con pequeños cameos animados de Santo (ídolo de masas del Pressing Catch) Cantinflas, Pedro Infante, Jorge Negrete, Frida Kahlo, Emiliano Zapata o María Félix.
Vamos a lo que nos interesa: ¿Por qué se aventuró Disney a pisar el terreno pantanoso de la vida después de la muerte? Algunos creen que después de "Up" intentar responder a esa cuestión existencial era justo y necesario, claro que Disney lo iba a hacer... a su manera. Y la manera de Disney desde hace décadas es la no exclusión de ningún colectivo que sea susceptible de dejar dinero en caja. Su estrategia comercial es la de una continua ampliación del mercado abarcando a las "inmensas minorías": población negra, latina, LGTBI, feministas... y también a la creyente. La marca Disney es capaz de lo mejor y de lo peor, genera fiascos ideológicos como Barbie pero de lo que no cabe duda es de que es capaz de vender cubitos de hielo en Alaska. Basta darse una vuelta por uno de sus parques temáticos para darse cuenta de ello. Pero claro, tanta inclusión se realiza a costa de no identificarse con nadie para no ofender al resto. Por ejemplo, no se puede transmitir una escatología cristiana para no ofender al budismo, ni viceversa. Musulmanes, judíos, hindús y practicantes de religiones menores tenían que sentirse identificados con el film como si estuvieran viendo "Bambi". La solución a este problema pasó por crear un "Paraíso" válido para todos -y al 100% para nadie- basado en una antigua tradición mexicana mitad precolombina mitad cristiana. El tema religioso está tan someramente tratado que ni siquiera fue censurada en China, donde todos las películas de cualquier religión lo son. Una genialidad en toda regla, vamos.
Previo a desentrañar ese Paraíso vamos con el argumento: En el pueblo de Santa Cecilia vive Coco, la anciana matriarca de una familia mexicana muy peculiar: en su casa la música está prohibida desde que su padre se marchó abandonando a su familia para buscar fortuna en el mundo de la industria musical. Ahora su bisnieto, Miguel, quiere desafiar esa norma y convertirse en un cantante de éxito. Pero accidentalmente llega a la "Tierra de los Muertos", donde conocerá a todos sus ancestros difuntos y necesitará de su bendición para volver a la tierra de los vivos y cumplir su sueño.
Llegamos a abordar por fin a los aspectos religiosos del film.
¿Qué aspectos contiene Coco que pueden ser considerados genuinamente cristianos? En primer lugar, la defensa de la familia tradicional (guau, eso sí que no me lo esperaba de Disney/Pixar) y de las tradiciones ancestrales, como refleja este diálogo final:
Mamá Imelda: "Miguel, si te ayudamos a conseguir su foto, ¿volverás a casa?, ¿No más música?"Miguel: "La familia es primero".
Al hilo de ello no está de más recordar la fecha en la que suceden los acontecimientos. El Día de Muertos es y será el 2 de noviembre, conocido en el cristianismo europeo como el Día de los Difuntos. En eso película y cristianismo se unen: Basta ya de Halloweens y vamos a defender nuestras costumbres cristianas. En esta fiesta se utiliza una flor, la caléndula mexicana o azteca, que guía a los muertos hacia la tierra de los vivos. Las casas se adornan con flores, velas y fotografías de los difuntos. Los altares también se adornan con alebrijes, animales fantásticos que tienen la misma función que la caléndula. La película -sin ser spoiler- es una defensa de la familia como valor fundamental de la vida. Más allá de la rebeldía de juventud, uno encuentra en ella y en sus raíces el sentido de la existencia, el apoyo en los momentos difíciles y la comprensión y el perdón cuando uno se equivoca. Valores sagrados que se van perdiendo en nuestra sociedad a pasos agigantados.
Como segundo punto fuertemente cristiano, encontramos el recuerdo y la oración (esta última está casi omitida) que se pueden realizar por los difuntos, simbolizados en el montaje de los altares para el Día de Muertos de México. La intercesión de los vivos por los muertos es uno de los pilares sobre los que se sostiene tradicionalmente la escatología cristiana, de ahí que tengan sentido las misas y oraciones por los difuntos. Este es el punto de máxima unión entre el film y la doctrina católica. Encontramos también guiños menores a lo largo de la película, como el nombre del pueblo (Santa Cecilia, la patrona de la música) o alguna imagen -en muy segundo plano- de la Virgen de Guadalupe. Nadie reza, nadie se santigua, ninguna realidad divina aparece. Ya hemos dicho que hay una especie de Paraíso pero no es el Cielo cristiano ni de ninguna otra religión...
Voy directamente al grano: ¿Por qué no se puede identificar la cosmovisión de Coco con la escatología cristiana? Fundamentalmente, dos son las razones para ello:
1. La pervivencia en La Tierra de los Muertos (inspirada en la ciudad real mexicana de Guanajuato) está ligada única y exclusivamente al recuerdo que los vivos tienen de los difuntos. Una vez que nadie recuerda a una persona, esta desaparece para siempre. Esta visión New Age de la pervivencia del alma en la vida eterna es diametralmente opuesta a la cristiana, en la que la inmortalidad del alma es concedida exclusivamente por Dios. En este diálogo queda expuesta esta teoría:
Miguel: [después de ver desaparecer a Chicharrón] "Espera... ¿qué pasó?"
Estos dos puntos pueden llevar a confusión a un niño, joven o adulto que no conozca bien la teología cristiana y deben ser bien clarificados si el film se usa con intenciones catequéticas. Hecha esta excepción, la película es disfrutable y aprovechable a nivel espiritual a partes iguales.
Vamos a terminar con estos aspectos positivo. El recuerdo de los difuntos es un punto fuerte del film y del cristianismo. Que mejor colofón para ello entonces que la letra de la bella canción acreedora del Oscar...: