lunes, 30 de diciembre de 2024

¡Feliz Navidad!

Con un poco de retraso, pero bueno.... 

Nada de "felices fiestas".... Os deseo ¡Feliz Navidad! Un año más, desde este humilde rincón, quiero compartir con vosotros la alegría del nacimiento del Salvador del mundo, de la esperanza de nuestras vidas, sin cuya existencia la existencia de miles de millones de personas que desde hace 2.000 años hemos creído en Él hubiera carecido de sentido.

Estar orgullosos de nuestras raíces y tradiciones cristianas no tiene porque oponerse al respeto de otras culturas y religiones. Pero yo manifiesto, defiendo y me siento feliz de la mía y la de mis antepasados.

Así lo siento, y así lo proclamo.

FELIZ NAVIDAD

lunes, 23 de diciembre de 2024

El amor de Dios supera al de una madre: Isaías

Isaías es un profeta que escribe para mantener la esperanza del pueblo en los duros años del destierro de Babilonia. O mejor dicho, según muchos expertos en la Biblia, y dado lo extenso del texto (66 capítulos) fueron al menos dos o tres escritores (los llamados primer, segundo y tercer Isaías) los que probablemente escribieron sucesivamente alguna parte del libro, en cuyo caso abarca un periodo histórico muy extenso que incluye monarquía y destierro. Sea como fuere, para mi labor de seleccionar un versículo de cada libro sagrado, no voy a entrar en estas disputas de biblistas y me voy a quedar con un versículo del capítulo 49, escrito probablemente lejos de la Tierra Prometida y cuyo objetivo sí era el de mantener la esperanza en tiempos difíciles. Debido a este contexto, los textos de Isaías son muy usados en Adviento, tiempo propicio para la esperanza.

El pequeño fragmento que he seleccionado contiene dos versículos preciosos, una afirmación-desahogo frente al supuesto olvido de Dios a su pueblo y la respuesta que el profeta pone en boca de Dios para que no quepa duda de que aún está con su pueblo. Pero la manera poética de decirlo es sublime, poco más se puede añadir al recurso literario del autor que conmueve al lector interiormente. Ahí os lo dejo:

Isaías, 49, 14-15

"Pero dice Sión: «Dios me ha abandonado, el Señor me ha olvidado.»
- ¿Acaso olvida una madre a su criatura, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque esa se olvide, yo no te olvidaré".

lunes, 16 de diciembre de 2024

Esperanza en medio de las desgracias: Joel

El libro del profeta Joel está escrito en un momento muy complicado para el Pueblo de Israel, el momento del destierro de Babilonia. En apenas cuatro capítulos (el tercero de ellos muy breve) encontramos bastantes reproches de Dios al comportamiento de su pueblo, dando a entender que las penalidades del presente se deben a los pecados del pasado. La llamada a la penitencia y al cambio de vida son constantes, así como el anuncio de la llegada del día del Señor.

En medio de esas desdichas, en mi opinión un versículo resplandece sobre el resto, que es el que he escogido como representativo de este libro sagrado. Encontramos reminiscencias de él en muchos otros libros proféticos o en otros textos sagrados como los Salmos o Proverbios. Os lo copio, no tiene desperdicio.

Joel 2,13

"Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved al Señor vuestro Dios, porque Él es clemente y compasivo, lento a la cólera, rico en amor, y se ablanda ante la desgracia".

lunes, 9 de diciembre de 2024

La oración: una reflexión preciosa

Ayer leí un artículo de opinión realmente precioso. Está firmado por Miguel Ángel Robles en el ABC de Sevilla bajo el título “Reza por mí”. Hacía tiempo que no leía algo tan emotivo sobre la importancia de rezar, por lo que me ha oportuno compartirlo con vosotros. Espero que os guste tanto como a mí, en los tiempos que corren no es común leer artículos completos sobre la fe, menos si es en un periódico de tirada nacional. Enhorabuena al autor del mismo y al periódico por la valentía de publicarlo: 

“Rezar es una conversación con Dios. Es el momento de más calma del día, y, en mi caso, el de primera hora de la mañana, poco más de las seis, y el agua de la ducha caliente cayendo despacio sobre los hombros.

Rezar es una fotografía en sepia, un regreso a la casa de tus abuelos y al tiempo sin tiempo de tu infancia.

Es un Padre Nuestro hablando con Dios para que te ayude en los exámenes. Es el refugio del frío, y el silencio acogedor. Rezar es tener memoria.

Rezar es lo que va antes del trabajo o después del trabajo, y lo que nunca lo suplanta

Es lo único que puedes hacer cuando ya no puedes hacer más, y es la forma de comprometerse de quien no tiene otro medio de hacerlo, como cuando rezamos por un enfermo que se va a operar y ya está todo en manos del cirujano (y de Dios).

Rezar hace milagros, ofrece consuelo al que reza y a aquel por quien se reza. Rezar nunca es inútil, porque siempre conforta.

Rezar es decir rezaré por ti y, también, reza por mí. Y es, por tanto, lo contrario a la vanidad.

Rezar es la aceptación de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad y celebrar el triunfo con humildad.

Rezar es buscar las fuerzas si no se tienen y confiar en que las cosas van a ser como deberían ser.

Rezar es optimismo, no dar nada por perdido, luchar y resistir. Rezar es fragilidad y entereza.

Rezar es desconectar y apagar el móvil. Es introspección en la sociedad del exhibicionismo. Es relajarse y calmar los nervios. Y prepararse mentalmente para lo que ha de venir. No es solo buscar el coraje, sino también la inspiración, la idea, el enfoque, la luz, el claro en medio de la espesura.

Rezar es razonar, aunque parezca lo más irracional que haya. Es la mente funcionando como cuando juegas un partido de tenis. Es planificar y anticipar las jugadas. Es abstracción en los tiempos de lo concreto y lo material. Es pausa en un mundo excitado. Es calma cuando todo es ansiedad. Y es aburrido en la dictadura de lo divertido.

Rezar es una forma extrema de independencia.

Rezar es un placer oculto, que se reserva para la intimidad. Un acto privado, y casi a escondidas, que, cuando se hace acompañado, necesita mucha confianza.

Rezar es una declaración de amor por la persona que tienes en tus rezos. Es derramar tu cariño sobre los que más quieres y sentir el cariño de los que rezan por ti.

Rezar es tener a otros en tus oraciones y estar en las oraciones de otros, que es mucho más que estar solo en su memoria.

Rezar, y sobre todo que recen por ti, es la mayor aspiración que uno puede tener en la vida. Un privilegio inmenso. Es querer tanto a alguien como para rezar por él, y que alguien te quiera tanto como para rezar por ti.

¿Cabe mayor orgullo? ¿Existe mayor plenitud que la de saber que hay una madre, un hermano, un hijo o un amigo que quiere que Dios te proteja, y te dé salud, y te ilumine, y te ayude, y te acompañe, y esté siempre contigo?

Rezar es tener fe. Tener fe en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus padres, en Dios.

Rezar es un súper poder que nos predispone al bien.

Rezar es creer y ser practicante de un mundo mejor”

lunes, 2 de diciembre de 2024

Dios escoge a los sencillos: Jueces

El libro de los Jueces contiene un periodo de casi 200 años (del 1.200 al 1.030 a.C.) en el que varias personas son escogidas por Dios para guiar al pueblo y mantener la fidelidad a la alianza. Ninguno de ellos (Gedeón, Jefté, Sansón...) son ejemplo por su sabiduría, sino únicamente por poner sus vidas en manos de Dios y mantener la esperanza del pueblo. Curiosamente todos ellos triunfan cuando confían en Dios y fracasan cuando se apartan de él. Son libertadores del pueblo, por lo que casi todas sus hazañas son militares y dejan poco espacio a una espiritualidad contemporánea. No obstante, me voy a quedar con un par de versículos de la historia de Gedeón, en la que precisamente el protagonista de la historia reconoce su pequeñez:

Jueces 6, 15-16

Gedeón le respondió: «Perdón, Señor, pero ¿Cómo voy a salvar yo a Israel, si mi clan es el más humilde de Manasés y yo soy el más joven en la casa de mi padre?». «Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo hombre»