Este año celebré mi particular Halloween viendo esta película de terror de la que tan bien me habían hablado. Es cierto que el tema de los exorcismos está ya bastante manido cinematográficamente hablando, pero este film ofrece algunas novedades y aspectos interesantes que merecen la pena ser resaltados. Como hecho fundamental hay que destacar que tiene como fuentes los libros de Gabriele Amorth (1925-2016), el exorcista más prestigioso y reconocido del último siglo. A nivel de temática, he tenido la paciencia de contabilizados y se trata del film número 21 sobre exorcismos que comento en el Blog, cifra nada despreciable.
Antes del comentario espiritual, vamos con algunos datos de la ficha técnica.
El Exorcista del Papa está dirigida por el australiano Julius Avery, en el que fue su cuarto largometraje, hasta el momento el último. El reparto es de lujo, con Russell Crowe (otra vez cerca del Coliseo romano...), Alex Essoe, Daniel Zovatto y Franco Nero (interpretando a Juan Pablo II, dándose la casualidad que ya tuvo un pequeño papel en otra película sobre exorcismos, El Rito). Como es usual en esta temática, la música es fundamental para crear una atmósfera inquietante. En este caso corrió a cargo de Jed Kurzel, para mí gusto de manera muy acertada. La temática de exorcismos atrae espectadores como la miel a los osos, por lo que se convirtió en un total éxito de taquilla (recaudó 76 millones de dólares sobre un presupuesto de 18) si bien es justo señalar que obtuvo críticas bastante negativas e incluso dos nominaciones a los premios Razzies, al peor actor (Crowe) y actor secundario (Nero).
El film está inspirado (que no basado) en la vida del Padre Gabriele Amorth, exorcista principal del Vaticano. Es, por lo tanto, una biografía con gran parte de fantasía en la que resulta difícil ver los límites entre uno y otro para quien no conozca a fondo la vida del exorcista y su mensaje. Afortunadamente he leído dos de sus libros, por lo que creo tener claro y poder explicar aquí dónde termina la realidad y comienza la fantasía.
El argumento se ambienta en 1987, año en el que el Papa envía a Amorth a España a investigar unos hechos paranormales ocurridos en la abadía de San Sebastián. Un niño parece mostrar signos reales de posesión, pero aparte de este hecho sobrenatural existe otra trama ligada a los entresijos vaticanos: un secreto se esconde en los sótanos de la abadía. El propio Papa verbaliza este argumento en el film:
Papa: “El incidente tuvo lugar en terreno sagrado, en la abadía de San Sebastián en Castilla. Ese sitio ya causó problemas a la Iglesia anteriormente. Noto un gran mal que procede de allí"
El film parte de una idea bastante más común en la Iglesia de lo que nos podemos imaginar. Las posesiones no existen. El Padre Amorth era un predicador en el desierto, y no son muchos los que lo apoyaban. Él mismo reconoce en sus libros que gran parte de la Curia no creía en su labor. El cardenal Sullivan representa a esos escépticos. Un largo diálogo al inicio del film refleja esa tensión entre las dos facciones eclesiales:
Cardenal Sullivan: "La Congregación para la Doctrina de la Fe ha recomendado que se deje vacante formalmente el cargo de exorcista jefe".
Padre Amorth: "Entonces, ¿Lo que usted dice es que el mal no existe?"
C. Sullivan: "La Iglesia está bajo presión constante para recuperar su relevancia. Es hora de que superemos estas creencias obsoletas"
P. Amorth: "Explíqueme, por favor, Su Eminencia. Si el mal no existe, ¿Cuál es, entonces, el papel de la Iglesia?"
(...) Padre Amorth: “El otro 2% es algo que ha desconcertado a toda la ciencia y a toda la medicina durante mucho tiempo. Yo lo llamo el Mal" (...)
C. Sullivan: "Plantea usted un punto interesante, Amorth. Usted no es médico, pero sus prácticas podrían tener efectos perjudiciales para estas personas.
P. Amorth: "Tiene razón. No soy médico. No soy psicólogo. Pero soy teólogo, abogado, periodista y un hombre práctico. También fui partisano en la guerra, así que sé reconocer un pelotón de fusilamiento cuando lo veo. ¿De qué va todo esto?"
(...)
P. Amorth: “Soy el exorcista jefe del Vaticano. Mi puesto fue creado por mi obispo. Mi diócesis es Roma. Mi obispo local es el Papa. Si tiene un problema conmigo, hable con mi jefe, ¿De acuerdo?"
Junto a la negación del fenómeno de las posesiones se expone otra realidad entre los sacerdotes más jóvenes: la ignorancia. Desconocer todo lo relativo a una práctica que tiene miles de años es casi tan peligroso como negarla. Esta postura queda recogida en este diálogo entre el veterano Gabriele Amorth y el joven Tomás Esquivel:
Padre Amorth: "¿Qué sabes de los demonios?" Padre Esquibel: “Solo lo básico. Que son ángeles caídos. Uno sirve al otro en una jerarquía"
Dada esta controversia, el análisis teológico y espiritual se antoja necesario y muy interesante. La película está plagada de reflexiones y frases con un contenido profundo, que la redimensionan más allá de los efectos especiales, las torsiones imposibles y demás recursos habituales en las películas de posesiones. El film va bien servido de ambas cosas.
Comenzamos con el análisis bíblico. Cuatro son las frases o referencias directas a la Biblia:
Asmodeo: "¡Dios no está aquí!"
Padre Esquibel: "Dios siempre está en nuestros corazones. Porque donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos" (Mateo 18, 20)
Papa: "Nuestros pecados nos alcanzaron" (Números 23,32)
Padre Amorth: "En todos mis años he intentado seguir lo que dice San Mateo: lo que haces por el más pequeño de mis hermanos lo haces por mí" (Mateo 25, 40)
P.Amorth: "El gran dragón fue arrojado a la tierra, donde fue maniatado..." (Cf. Apocalipsis 12,9) P. Esquibel: “...Y sus ángeles junto a Él. El Apocalipsis"
Al respecto de esta última cita, la expulsión de Satanás del Cielo por San Miguel narrada en el Apocalipsis es también objeto de un interesante diálogo entre Amorth y uno de sus valedores, el Cardenal Lumumba:
Padre Amorth: “¿Por qué San Miguel no lo mató cuando tuvo la posibilidad?" Arzobispo Lumumba: "Esa es una una pregunta para la Teología. Tal vez fue su piedad lo que detuvo la espada de San Miguel"
El núcleo central de la trama es la posesión diabólica que Asmodeo realiza de un niño. Dos veces escribe en la barriga del poseído, en la primera podemos leer "Hate" (odio) y en la segunda "God is not here" (Dios no está aquí). Vamos a analizar el nombre del demonio principal. La demonología establece una jerarquía bastante desarrollada. Este demonio, en concreto, es uno de los cinco generales de Satanás, el segundo al mando tras Baal. Su objetivo es poseer al exorcista para adentrarse en el Vaticano (este aspecto se menciona pero no se desarrolla), utilizando para ello la compasión y las debilidades del exorcista.
Como no podía ser de otra forma, la relación que se establece entre el demonio y el exorcista es más que interesante, basado en los relatos de los libros del Padre Amorth. Algunos de los aspectos que trasluce la película son:
- Al demonio le encantan las palabrotas, concretamente las blasfemias. Al demonio le gusta la ironía, pero no los chistes. Quiere que se lo tomen en serio:
Demonio: "Mi nombre es blasfemia. Puta pesadilla" Padre Amorth: “Mi pesadilla es que Francia gane el Mundial"
- El demonio conoce el pasado del exorcista y se aprovecha de ello para intentar desacreditarlo a través de sus pecados:
P. Amorth: “Dime uno de mis pecados. No puedes. Porque mis pecados han sido absueltos por el único Maestro: Nuestro Señor Jesucristo"
- El latín es más efectivo que la lengua vernácula en la lucha contra el demonio. De ahí la insistencia del Padre Amorth por hablar continuamente en latín a lo largo de todo el film:
Padre Amorth: "¿Te he marcado esta página. Apréndete eso?" Padre Esquibel: “Pero... Está en latín" Padre Amorth: "Es parecido al español. Las oraciones tienen más poder en latín"
Una mención especial merece la medalla milagrosa que aparece en la trama. Sobre una cruz se puede leer la palabra latina "Pax" (paz), uno de los lemas benedictinos (junto a ora et labora -reza y trabaja-) desde hace siglos. Alrededor del borde del reverso de la medalla, se encuentran las letras V R S N S M V - S M Q L I V B que son las iniciales de una oración latina de exorcismo contra Satanás: "Vade retro Satana! Nunquam suade mihi vana! Sunt mala quae libas. Ipse venena bibas!" (¡Vete, Satanás! ¡Jamás me tientes con tus vanidades! Lo que me ofreces es maligno. ¡Bebe tú mismo el veneno!)
Padre Amorth: "Te entrego la Medalla Milagrosa, portadora del fuego sagrado, muy poderosa. Para vencer al rey del infierno necesitamos la armadura de Dios"
Quisiera resaltar el exorcismo final, donde se usa una fórmula trinitaria con la que la pareja de exorcistas consiguen aniquilar a Asmoneo. La espectacularidad de la escena oculta lo verdaderamente interesante, el exorcismo en sí:
P. Amorth y P. Esquibel: "En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Dios es tu Señor"
Una frase me parece espiritualmente la más provechosa del film. No es explícita sobre las posesiones, pero se pone en boca del exorcista y realmente no tiene desperdicio:
Padre Gabriel Amorth: "El amor de una madre es lo más parecido que conocemos al amor de Dios"
Vamos con lo negativo de la película. No todo es positivo. Errores históricos y teológicos también los hay. El film no es perfecto. Desde lo inverosímil que resulta que el Padre Amorth se desplazase en una lambretta desde Roma hasta Castilla, pasando por escudos imaginarios de la Inquisición o mapas imposibles de una América que aún no había sido descubierta cuando la cripta fue sellada. Lo peor, sin duda, es la escena final en la que el film se aparta de la posesión personal y entre en un cara a cara entre Asmodeo y los exorcistas, de lo que no hay ninguna constancia en los libros de Amorth. Un final espectacular pero inverosímil, si bien para que la victoria sea incompleta y justificar la presencia del maligno en la tierra se recurre a esta frase un poco más adelante:
Cardenal Lumumba: "Quedan muchos más por encontrar. Pronto sabremos los 199 lugares de la tierra donde Dios no es bienvenido"
En definitiva, un
film entretenido e interesante. Pero es preciso volver a resaltar que hay tanto de realidad como de ficción, y que no resulta fácil para un profano en la materia distinguir entre lo uno y lo otro. Para quien quiera conocer la realidad de primera mano, recomiendo leer de las fuentes del
Padre Amorth, ya que como se dice dos veces en la película:
"Los libros son buenos". Aquí dejo el vínculo a un comentario escrito por mí hace ya casi 20 años de uno de ellos:
Habla un exorcista.
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