Siento cada mañana, al levantarme, que debo dar gracias a Dios por el nuevo día que amanece y por la fe que me ha regalado. Un día en una misa con niños se me ocurrió decirles que la fe la podemos comparar con unas gafas. Han pasado varios años y me reafirmo cada vez más en esta comparación. Los que tenemos miopía u otra enfermedad óptica sabemos que lo primero que tenemos que hacer al comenzar el día es (después de aporrear el despertador) tantear en la mesita de noche y ponernos las gafas. Si no lo hiciéramos (todos tenemos experiencia de haber roto un cristal...) veríamos mal durante todo el día. La realidad fuera de nosotros es la misma nos pongamos las gafas o no, pero nuestra percepción de ella es bien distinta según tengamos o no esos cristalitos que se apoyan en nuestra nariz. Pues “las gafas de la fe” son las que colorean la realidad (como unas gafas de sol verdes o amarillas) de esperanza y de optimismo vital. La realidad es la que nos traiga el día (a menudo con noticias mas bien desagradables) pero nuestra fe nos ayuda a saber que Cristo ha vencido ya por nosotros la gran batalla contra el mal. Todo lo malo de este mundo (como decíamos el otro día) tiene su merecida derrota en la cruz de Cristo.
¿Y qué mérito hemos hecho nosotros para tener fe? Ninguno. Me da mucha pena cuando se me acerca alguien y me dice: “Padre, he perdido la fe”. A menudo la fe (pongamos otro ejemplo) es como una planta, que si no se riega, se seca. El agua y los fertilizantes espirituales son la oración y la caridad. Si no los usamos, perdemos ese gran regalo de Dios. Por ello digo que hay que darle gracias a Dios todos los días por el inmenso don que Él nos hace. Dios, a través de la Iglesia, mediada por nuestros padres, hermanos, sacerdotes o catequistas nos ha regalado las grandes gafas de la fe. Ahora depende de nosotros limpiar los cristales y ponerle las patillas derechas de vez en cuando.
A propósito de la fe, me despido hoy con una cita que no necesita más comentario. Es de Walter Schubart (Filósofo y psicólogo alemán) y dice así: “Creer en Dios no es ninguna obligación, es un regalo, una gracia. No creer en Dios no es ningún delito: quizá sea sólo una desgracia”.
Pues sí, mi querido Jaime, tú me conoces y sabes de sobra que podría haber sido de mí sin fe... No concibo la vida sin esa experiencia de encuentro con Aquél que me hizo vivir y que, posteriormente, me ha dado la vida.
ResponderEliminarTe digo más, a partir de esto que tú has escrito, mañana pondré algo sobre mi experiencia de fe en mi blog. Estate (Estaos) atento(s).
Por cierto, hoy he estado celbrando la Eucaristía con nuestro común hermano Sebastián (caminando, oyeeee!!) y nos felicita a los dos por nuestra iniciativa de lanzarnos, sin red, a la Red.
Un abrazo muy fuerte de tu teniente.
Menos mal que ya se han acabado los temas profanos por parte de usted Padre. Ya necesitabamos reflexiones un poco más cristianas. El tema de hoy es interesante, pero su ejemplo es más viejo que andar para adelante, oculata fidei, propuestos por teólogos a principios del s. XX. Aunque ya Santo Tomás lo expesaba en su máxima que ha quedado como desiderium naturale videndi, o vissio Dei. Pero quisiera saber su opinion en lo que es una crux theologorum, es decir, como explicar la fe como don y a la vez como acto humano libre por parte del ser humano. Me gustaria saber su opinión Padre.
ResponderEliminar¡Joder con el ruso, cómo aprieta¡.
ResponderEliminarSin tener idea de latín, si me parece interesante lo que creo entender al final. No se si se refiere a las dudas que podemos tener, en cuanto a que si la fe es un don que Dios da, yo no puedo hacer más que pedirla. Pero no es algo que este al alcance de mi voluntad conseguirla, por más que quiera tenerla.
Si no va por ahi el debate del ruso, ya tienes dos.
¡ah Jaime¡, y muy bien en tocar otros temas, porque los cristamos estamos en todos los ámbitos, y no todos somos estudiosos ni teólogos.
Me encanto, principalmente por que dudo que se me vaya a olvidar.. estoy super ciego (mas de 6 dioptrias) :D
ResponderEliminarUn Saludo
al Peregrino Ruso: El "crux theologorum" si que es más viejo que andar hacia adelante. Se refiere al ora et labora de la regla de San Benito. "Hazlo todo como si dependiera de ti y ora como si todo dependiera de Dios". Todo es gracia, pero debe ser respondida desde el libre albedrío de los hombres.
ResponderEliminaral pajarillo verderón: Exacto, has dado en la clave. Nadie tiene fe por méritos propios. La fe siempre es un regalo que Dios nos da a través de la Iglesia, portadora de la Revelación. Los hombres asentimos o la rechazamos, ese es nuestro papel. Como bien dices, debemos vernos todos reflejados en la oración bíblica de un padre que pide la curación de sun hijo "Creo Señor, pero aumenta mi fe" (Mc.9,24)
Muy interesante este artículo, sí señor. Estamos acostumbrados que nos lo hagan todo, y no nos acordamos que aunque la fe sea una gracia y don de Dios, es necesario pedirlo. Es una forma de humildad ante nuestro Señor. Muchas veces nos dejamos llevar por la rutina, y sabemos valorar lo que tenemos hasta que nos ocurre algo malo. Es el caso de la enfermedad, y mientras hemos estado sanos, no hemos dado gracias por el don de la salud, pues hay mucha gente en estas circunsatncias. Y aún así hay que dar gracias a Dios por lo que nos concede cada día. Invito a todos a que hagais el ofrecimiento del día propuesto en el evangelio de 2007, que vale muy barato. Es otra forma de ponernos en las manos del Señor. Y acabar el día dando gracias. Un saludo a todos y ¡que pidamos el Don de la fe!
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