Cine francés del bueno, aunque algo desconcertante en algunas escenas. Cartas a Dios es originalmente un libro escrito por Eric-Emmanuel Schmitt, quien posteriormente lo llevó a la gran pantalla dirigiéndolo él mismo. En ambos casos se nos presenta un drama que toca nuestras fibras más sensibles. El film cuenta con la polifacética Michèle Laroque como actriz principal, el debut del niño Amir Ben Abdelmoumen y la participación estelar de Max von Sydow como el Dr. Düsseldorf (todo lo que toca es oro), contando de esta manera con un reparto bastante interesante.
Su protagonista, un niño llamado Óscar se encuentra ingresado en un extraño Hospital para niños con enfermedades poco comunes en el que convive con Palomitas, Einstein, Bacon, Sandrine (la china), Brigitte o su amada Peggy Blue. Los médicos, sus padres y él mismo -accidentalmente- saben que apenas le quedan unas pocas semanas de vida. Esos días dramáticos, llenas de amargura y tristeza, van a ser alegradas por Rosa, una simple vendedora de pizzas que le plantea dos juegos: El primero, que cada día de los pocos que le quedan lo viva como si fueran diez años en su existencia. El segundo, que al terminar cada día, le escriba a su mejor amigo: Dios. Ambos entretenimientos van a provocar un cambio total en la vida de Óscar y de quienes están a su alrededor.
El desconcierto viene provocado por determinados momentos de la película que no me terminan de encajar bien, como por ejemplo las escenas de catch, que eran prescindibles para mi gusto. Entiendo que intentan rebajar la tensión y crear momentos cómicos o al menos más superficiales, pero creo que se podía haber logrado el mismo objetivo con otros métodos. la propia película presenta momentos de humor ajenos a esas escenas de catch y que encajan perfectamente en la trama. Esta frase de Óscar, por ejemplo, es un ejemplo de esa "comicidad" dentro de la seriedad de la situación: “Tengo 33 años, un cáncer y una mujer en el quirófano. Así que sé lo que es la vida”. Lo mismo pasa con esta senctencia con la que Óscar se intenta reconciliar con sus padres, cargada de ironía y profundidad: "Lo siento, se me había olvidado que, algún día, vosotros también os vais a morir". O este otro diálogo entre los dos protagonistas principales:
Óscar: “¿Por qué no me dicen que me moriré?”
Rose: ”¿Y para que quieres que te lo digan, si ya lo sabes?”.
A nivel general me da la sensación de que hay que sufrir una primera hora bastante tediosa para gozar, emocionarse y llorar con la hora final. Más desconcertante -aunque en este caso de manera positiva- resulta que la película, plenamente religiosa, con valores cristianos y católicos, sea de nacionalidad francesa, adalid del laicismo europeo. Grata sorpresa y atrevida apuesta de los productores y del director galos, creando una película “contracorriente” en el país vecino.
Como he mencionado antes, el apartado espiritual forma el núcleo central de la película. La manera de afrontar el sufrimiento y el miedo a la muerte están presentes en cada uno de los días que se van sucediendo en la vida de Óscar. Hay diálogos que valen su peso en oro y son verdaderas catequesis sobre la fe. Voy a destacar algunos de ellos:
El primero de ellos se produce en la habitación de Óscar y ya aclara algo que es esencial a la doctrina cristiana. La enfermedad y la muerte forman parte de la vida después del pecado original, pero no son un castigo que Dios manda como un sádico justiciero que se complace en el dolor:
Óscar: "No, no me entiendes. ¿Por qué Dios permite que estemos enfermos? O bien es un malvado o no es muy listo que digamos".
Rose: "Oscar, la enfermedad es como la muerte. Es un hecho, no es un castigo".
Respecto a esta noción del sufrimiento desde la fe, es especialmente significativa la escena en el interior de la Iglesia. En ella Rose enseña un crucificado gótico -aparentemente impasible ante el sufrimiento- a Óscar mientras mantienen una larga conversación de la que extraigo estas frases:
Óscar: "¿Cómo puedes poner tu confianza en Él? ¡Se ve tan mal como yo!... Tú que has sido luchadora de catch, tú que has sido una gran campeona, ¿Cómo puedes confiar en alguien así?"
Rose: "Dime, Óscar: ¿Tendrías más confianza en Dios si tuviera aspecto de culturista cachas, lleno de músculos... Piensa un poco. ¿A quién sientes más cercano, a un Dios que no siente nada o a un Dios que sufre?"
Ó.: "A un Dios que sufre, lógicamente. Pero si yo fuera él, si fuera Dios, y tuviera los medios a mi alcance, habría evitado sufrir".
R. "Nadie puede evitar el sufrimiento, Óscar. Ni Dios ni tú, ni tus padres ni yo".
R. "Hay que distinguir entre dos tipos de sufrimiento, Óscar, el físico y el moral. El sufrimiento físico se padece. El sufrimiento moral se escoge".
O. "No te entiendo".
R. "Si te clavan unos clavos en las muñecas o en los pies, no tienes más remedio que sentir dolor, que sufrirlo. En cambio, la idea de morir no tiene por qué dolerte. No sabes lo que es. Por lo tanto, depende de ti. A la gente le da miedo la muerte porque les asusta lo desconocido. Pero justamente, ¿Qué es lo desconocido? Oscar, te propongo que no tengas miedo sino confianza. Fíjate en la cara de Dios sobre la cruz: está padeciendo todo ese dolor físico, pero no tiene ningún sufrimiento moral porque tiene confianza.
Precisamente uno de los puntos fuertes del film es la conversión (metanoia) que experimenta Rose en su trato diario con Óscar. Pasa de ser una persona huraña, egoísta, antipática y preocupada únicamente por sus intereses a volverse un ser delicado, vulnerable, atento a las necesidades de los otros y misericordioso. El cambio es muy sutil y no está para nada exacerbado, por lo que resulta en todo momento creíble. Su inicial amistad de conveniencia (para vender pizzas y ganarse la vida) se transforma poco a poco en el "amadrinamiento" de quien carecía incluso de sentimientos maternos a comienzos del film. Finalmente es la heredera de las escasas propiedades materiales de Óscar, y lo que es más importante, de su testamento espiritual.
En sus últimos días de vida, Óscar ve cumplido el deseo de su primera carta: que Dios le haga una visita. Lo vemos de manera simbólica, a través de unas imágenes en las que Óscar visualiza y comprende los misterios de la vida en una especie de levitación. Ahora puede morir en paz, aunque antes le pide a Dios en su última carta que esa experiencia la tengan también sus seres queridos:
"Posdata: Mi deseo: ¿Les puedes montar esta escena de la primera vez también a mis padres? Porque, Rose, creo que ya sabe de qué va. Y también a Peggy, si te da tiempo…".
El film también ahonda en el dolor y el sufrimiento del acompañante, sea familiar, enfermera, consejera o doctor. Es duro tratar con la muerte como algo diario contra la que en la mayoría de las ocasiones -en todas, en última instancia- se pierde la batalla médica. Bastante consoladoras son en ese sentido las palabras finales de Rose al Dr. Düsseldorf:
“Usted no es Dios, su trabajo es reparar, es un hombre, sólo un hombre. Así que afloje un poco, Dr. Düsseldorf, relaje esa tensión y no se dé tanta importancia. Si no, no podrá ser médico mucho más tiempo”
De nuevo un golpe de humor está presente en esta frase, porque el Dr. Düsseldorf está bastante pasado de su edad de jubilación... Por otra parte, como en muchas películas, las despedidas son importantes. La de Óscar es un canto a la resurrección y una muestra de fe:
“Que nadie me despierte, salvo Dios”.
También la despedida de Rose es muy emotiva, la escuchamos en una voz en off mientras envía la última carta al Cielo:
“Querido Dios. Gracias por conocer a Oscar, me ha llenado de amor para todos los años que me queden por vivir”
Resumiendo. El tema sensibilizaría a cualquiera. ¿Por qué un niño de
apenas 10 años tiene que morir?, ¿Por qué hay un Dios que lo permite?, ¿Se
puede mantener la fe en esos momentos?, ¿Cómo reaccionan unos padres ante el
sufrimiento de su hijo?... Estas y muchas otras preguntas van surgiendo y van
siendo respondidas acertadamente dentro de un clima de tragicomedia que hacen
que la película mantenga la tensión hasta el inevitable desenlace. No hay
milagros, no hay soluciones, pero se presenta acertadísimamente por una simple
vendedora de pizzas la única respuesta que la Iglesia Católica y todos sus
teólogos dan a estas cuestiones: El mal, el sufrimiento, el dolor -y en última
instancia- la muerte, forman parte de la condición humana y Dios lo compartió
con nosotros en la cruz. No creemos en un Dios ajeno al dolor, sádico o
poseedor de una varita mágica, sino en el Dios Crucificado que sufre con y para
el hombre. La respuesta cristiana al dolor, a la enfermedad y la muerte es y
será siempre la misma: Cristo y su madre, la Virgen María, entienden cualquier
sufrimiento físico o psíquico porque ellos lo han experimentado en primera
persona. No fueron actores que ejecutaron a la perfección un guion preestablecido, sino que realmente sufrieron y padecieron hasta el extremo para ser solidarios con cualquier dolor
de cualquier persona de cualquier momento de la historia.
Hace unos días chateé vía facebook con un compañero de la
infancia. Su hijo de cuatro años tiene leucemia, y están pasando un calvario
que sólo pensarlo pone los pelos de punta. La quimioterapia, el dolor físico, los
llantos, el aislamiento, los porqués… lo están viviendo en primera persona,
nada de mera palabrería. Las sesiones son duras y los períodos de
recuperaciones más aún. No cabe otra cosa que rezar y confiar en que Dios está
a vuestro lado. Cuando andamos bien de salud nos olvidamos que los Hospitales
están llenos de sufrimiento. Sufrimiento multiplicado por mil si quien está en
la planta de oncología es una criaturita de 48 meses. Ánimo, José Manuel, rezo
contigo, y mis lectores, a partir de hoy, también. A todos os recomiendo esta
película que nos hace más humanos y más cristianos.
Hola Jaime,
ResponderEliminaryo siempre he sido creyente, aunque reconozco que llevo cierto tiempo alejado de la iglesia (los motivos ahora no vienen al caso). Con los que nos está pasando con nuestro hijo, no te voy a negar que los cimientos de mi fe se han tambaleado. Cuesta mucho entender porqué Dios permite que un niño tan pequeño tenga que pasar por esto. Hace dos semanas una niña que está en la planta con mi hijo con la misma enfermedad, falleció por compliaciones con el tratamiento. La semana pasada, casualmente vi a sus padres y fue muy duro el no saber qué decirles a esos padres. Sólo supe darle el pésame y mostrarles mi afecto. Yo ahora mismo en muchas ocasiones intento orar para pedir por mi hijo, pero siento como si no hubiera nadie al otro lado que me escuchara. Por ello, agradezco tus oraciones y las de tantas personas que se que están orando por él.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, José Manuel. Yo también he pasado lo que San Juan de la Cruz llama "La Noche Oscura del Alma", donde no se ve a Dios por ningún lado, pero aunque no lo veamos, Él sigue a nuestro lado. "Después de la tormenta siempre llega la calma". Mucho ánimo y cuenta con esas oraciones.
ResponderEliminarEsta película me ha hecho darme cuenta de que siempre se debe de mantener la fe, sobre todo en los momentos más difíciles.
ResponderEliminarÓscar desde mi punto de vista, es un niño muy fuerte y con mucha fe ( a pesar de que al principio no supiese de quien era Dios) ya que conociendo su gravedad, animaba a sus padres y a penas se quejaba para que no se preocupasen por él.
Me llamó mucho la atención que Rosa que no conocía a Óscar de nada, le dedicara tiempo, cosa que no todos hoy hacen de buenas a primeras.
En mi opinión pienso que siempre hay que mantener la fe en Dios y tener esperanzas porque aunque el problema no tenga solución, se puede pasar de mejor forma, en vez de estar viendo siempre el lado negativo de las cosas.
Paloma Benítez.
El pequeño niño con cáncer ha demostrado tener un gran corazón y muchísima fortaleza. Algunas veces tenemos que tener en cuenta también que hay gente que lo esta pasando peor que nosotros y aún así nos quejamos. Me ha llamado la atención la bonita relación que la "reparte-pizzas" y el niño han mantenido durante la película, que le ha ayudado a enfrentar mejor el día a día, el sufrimiento de saber cuando se iba a ir y sobre todo lo mucho que el niño cree en Dios desde que conoce a la mujer. Quisiera destacar a la misma vez lo preciosa que me pareció la carta que escribió el pequeño y lo preparado que estaba para el día de su muerte. Me ha gustado mucho la idea de habernos puesto esta película ya que la verdad, he aprendido muchísimo. Y al tocar el tema del cáncer también me ha llegado más que ninguno.
ResponderEliminarEsta película me ha parecido bastante reflexiva,para darnos cuenta de lo que tenemos,a apreciar la vida y a querer más a los que nos rodean.Óscar se refugia en Dios en sus últimos días de vida con la ayuda de la repartidora de pizzas que le convierte ese poco tiempo que le queda en alegría.Le manda cartas a Dios y cada vez que va cumpliendo años se le hace todo muy difícil, solo quiere estar con esa mujer que le visita todos los días y se distancia de sus padres porque ve que son falsos con él y no le quieren decir la verdad.En el hospital le ocurren muchas cosas como enamorarse de una chica que tiene una enfermedad pero al final se recupera.Pienso que lleva un mensaje tranquilizador, alegre, que te quita los miedos y te deja ser feliz. A mí, personalmente me ha hecho recapacitar en algunos aspectos y aprender cosas nuevas.El final de la película me pareció muy emocionante porque después de todo lo que había pasado algún día le tenía que tocar y Dios lo eligió a él para que hiciera ese viaje.Hay cosas fáciles y difíciles en la vida, y no siempre hay que ir a por lo que te resulte menos complicado de hacer, porque puede que eso simplemente te llene durante un tiempo, pero te cansarás de eso; en cambio si sabes luchar porque lo que verdaderamente quieres, si no decaes y tienes esperanzas algún día lo habrás conseguido, y esa felicidad si te durará durante mucho tiempo.Tenemos que confiar en Dios,rezarle y darle gracias por todo lo que tenemos pero sobre todo tratar bien a nuestros seres queridos porque hay que disfrutar de la vida y afrontar nuestros problemas y miedos.
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