viernes, 3 de agosto de 2012

La cara ¿amable? de la Crisis


Dos cosas me llamaron la atención cuando hace un par de semanas volví a ojear esta página tras años sin visitarla. La primera de ellas, ya lo comenté en mi Facebook, fue que hubiera más de 200.000 visitas al Blog. Uno tiene su orgullo, para qué nos vamos a engañar, y el ego se te viene arriba cuando ves que lo que uno escribió con tanta ilusión no había caído en saco roto. Más tarde, tras la reflexión posterior, caí en la cuenta que la misión de todo cristiano es evangelizar, no recoger frutos, ya que eso corresponde a Dios y solo a Él. Rebajada la dosis de euforia -pues sólo soy frágil instrumento de Dios que lleva el tesoro del Evangelio en vasijas de barro- vino el otro detalle que captó de inmediato mi atención: La mayor parte de los visitantes de esta página no eran Españoles, ni mis amigos, ni siquiera conocidos míos, sino Sudamericanos e hispanoparlantes de EEUU. Gente que no sé de qué manera han entrado en contacto con este Blog y se han enganchado a él, a pesar de llevar tres años sin ninguna entrada nueva. 

Mucho me temo que este detalle no es anecdótico, sino que tiene una explicación lógica, racional y simple: España ha dejado de ser “la reserva espiritual de occidente” (Como la llamaba Francisco Franco, sí, el Dictador que murió el año que yo nací) y ese puesto lo ocupan ahora las naciones a las que hace más de 500 años exportamos el Evangelio. A pocas personas en España les dará por poner "Dios", "Iglesia", "fe", "Jesucristo", "Virgen María" u otras similares En Google. En nuestra bendita tierra, si alguien pone “Belén” en un buscador no es para informarse de la ciudad donde nació Jesucristo, sino para interesarse por los últimos cotilleos de la Esteban. Y si a alguien le da por poner “Cristiano” tampoco es para informarse sobre la doctrina de los discípulos de Cristo, sino para ver el último golazo de Ronaldo. Así las cosas, las páginas religiosas, como la que estáis leyendo ahora, son poco menos que relleno tan inservible como la molesta hojarasca de otoño. Cuando hace años estuve en Roma, ya era sintomático y evidente: Por cada sacerdote Español estudiando en la Gregoriana habría de media cinco Sudamericanos y dos Africanos. Hoy nuestros Conventos de Clausura se nutren de novicias de ambos continentes antes de echar el candado por falta de vocaciones. Llevamos la Buena Noticia de Cristo a ambos Continentes, y ellos nos la devuelven hoy con creces. España y Europa se estaban quedado ciegos, sordos y mudos en una apatía y una desidia donde Dios ya no tenía cabida. Era más divertido el “Pan y Circo” con que nuestros dirigentes nos alimentaban día a día que el Pan de la Eucaristía y de la Palabra de Dios, que era despreciado como los cerdos desprecian las perlas. Para que el Evangelio llegue al corazón y cale en él es necesaria la disposición a recibirlo, del mismo modo que la lluvia es bien recibida por la tierra reseca y escupida por la tierra anegada. En España hemos vivido años de abundancia, años de excesos donde no faltaba de nada y Dios sobraba o molestaba. Hoy empiezan a cambiar las cosas. Falta trabajo, falta dinero, falta dignidad. Y ahora volvemos a Dios. De manera tímida aún, pero volvemos. ¿O es que nadie se ha fijado que este año había más Nazarenos que nunca en Semana Santa?, ¿No os fijasteis que los cortejos procesionales y las personas de promesa detrás de los pasos se habían multiplicado por cinco? Son pequeños signos de que algo está cambiando. De acuerdo, las Iglesias siguen medio vacías, pero ya se llenarán. De momento, lo que ya se ha llenado son las colas de Cáritas. Muchos de los que acuden, hace unos años, echarían pestes de la Iglesia. Hoy comen gracias a ella. El año 2011 fue estadísticamente el año en el cual se produjeron menos separaciones matrimoniales y en el que por primera vez los asilos cuentan con plazas vacantes. No hay dinero para separaciones y se necesitan las pensiones de los abuelos cuando el paro hace estragos. Amores interesados, familias reunidas a la fuerza, pero precisamente ahí en medio está la voz de Dios. La misma que antes era ahogada por el ruido de una sociedad nihilista empieza a escucharse ahora nítidamente. No es momento para escandalizarse ni para rasgarse las vestiduras: el pecado está en la naturaleza propia del hombre. En la parábola más literaria y más bella de Jesucristo se resume toda esta reflexión y es un escrito que tiene ya casi 2.000 años… El hijo menor vuelve a la casa de su padre no porque se arrepintiera de lo que había hecho, sino PORQUE TENÍA HAMBRE. Si le hubiera durado más el dinero no habría vuelto, no se habría acordado de su padre ni de lo bien que se estaba en casita. Hubiera seguido de juerga hasta que el hígado o el corazón le hubieran dicho basta. En el refranero español esto se resume en la expresión “Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”. Pues ya está aquí la tormenta. Muchos serán los que ahora miren a Dios y quieran volver a la Casa del Padre. No seamos tan necios como el hermano mayor de la parábola de ponernos celosos y no querer entrar en la gran fiesta preparada para todos. El Amor de Dios es tan grande que acoge sin preguntar porqués. Solo abraza y ama al hijo pródigo. Alegrémonos con Él de esos hermanos nuestros que estaban perdidos y han sido encontrados, que estaban muertos a la fe y han resucitado a la Vida.

6 comentarios :

  1. Excelente análisis de la realidad que vivimos. Enhorabuena una vez más por tu clarividencia.... ya la quisieran muchos ministros eclesiales en ejercicio

    ResponderEliminar
  2. Bienvenido de nuevo, pariente mío próximo. Yo le daría la vuelta a una de las cosas que dice: también hay gentes de las que algunos miembros de la Iglesia echan pestes que se están volcando ahora con el trabajo de Cáritas. Ojo, digo Cáritas. No alguna jerarquía. También me consta que este año ha habido menos nazarenos por no poder pagar la papeleta de sitio.
    Por lo demás, qué Dios estamos llevando a la calle cuando la gente sólo acude a El en tiempos malos? Sin duda, en algo nos estamos equivocando al llevar la Palabra a la calle. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Saludos, Alfonso, creo que no has captado el fondo de la reflexión y te has perdido en asuntos menos trascendentes. La culpa es mía, me gustan las entradas más cortas pero tengo tantas cosas que contar... A ver, no es que se predique más a Dios ahora porque hay crisis, es que la gente no ha querido saber nada de Él durante la bonanza económica y ahora es cuando están volviendo a la Iglesia y a la fe. Cierto que una fe interesada, ya lo he expuesto, pero fe al fin y al cabo. Como análisis sociológico podemos decir "que mala es la jerarquía, que no ha sabido llegar al pueblo de otra manera" o "que convenida es la gente, que acude ahora". Mi punto de vista es distinto: Cuando falta la salud o el dinero es cuando (como el hijo pródigo, es que no puede estar más claro) volvemos a Dios. Dios es el Padre providente que ha creado nuestro corazón de tal manera que sabe que en momentos de indigencia acudiremos a Él. Es la naturaleza olvidadiza de Dios propia del hombre lo que quería exponer en mi entrada. Nadie como San Agustín ha sabido expresar esta necesidad humana:
    "¡Qué tarde te he amado, hermosura tan antigua y tan nueva! ¡Qué tarde te amé! Tú estabas dentro y yo fuera, y era fuera donde yo te buscaba; y pobre y desgraciado, me abalanzaba sobre las bellezas que creaste.
    Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Aquellas criaturas me mantenían alejado de ti, siendo así que si no existiesen en ti, carecerían de la nada. Me llamaste, a gritos me llamaste, y lograste romper mi sordera. Brillaste, resplandeciste y pusiste en fuga mi ceguera. Exhalaste tu fragancia, te respiré y anhelo por ti. Me tocaste y ardí como una lámpara hacía tu paz."
    Un saludo y un abrazo y estamos en contacto en el mundo bloguero

    ResponderEliminar
  4. Hola Jaime,
    Dejo constancia de mi visita, te felicito por tu blog. Quizás te interese conocer el grupo Blogueros con el papa. Es muy enriquecedor.

    ResponderEliminar
  5. "¿Qué Dios estamos llevando a la calle cuando la gente sólo acude a El en tiempos malos?"
    Hombre, D. Alfonso... Estando como está la cosa, es natural. Habrá que confiar en Dios, porque como para confiar en políticos, banqueros y sindicatos... En cualquier caso, tenga en cuenta que siempre se nos criticará: si nos ponemos a hacer o denunciar algo, dirán que nos ponemos en plan cruzado y que somos violentos. Si nos ponemos a rezar, dirán que somos unos mansurrones y que más vale que hagamos algo... Siempre tendrán algo que decir.
    Un saludo a todos.

    MR (Monárquico y republicano)

    ResponderEliminar
  6. Hola Jaime, gracias por su visita. Ahora está en el blogroll de Un Blog Religioso (que por cierto, aspira a ser bilingüe).

    ResponderEliminar