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Panorámica de Roma |
Comenzaba el último día de nuestra Luna de Miel - Peregrinación a
Roma. Había que aprovecharlo bien y no perder ni un minuto del que pudiéramos arrepentirnos cuando volviéramos a
España. Había que encontrar tiempo, además, para las compras de recuerdos de última hora. Parte de ese trabajo estaba hecho, por lo que únicamente se trataba de rematar la faena y procurar no olvidarse de nadie. El cansancio iba haciendo mella, pero un esfuerzo final era necesario para aprovechar bien el día. Decidimos desayunar bien y no volver al Hotel a mediodía para aprovechar mejor la jornada.
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Interior de San Giovanni in Laterano |
La mañana tenía un objetivo claro, ya que nos faltaba peregrinar a una de las cuatro
Basílicas Mayores y había que ir sí o sí. Se trataba de
San Giovanni in Laterano, la
Catedral de Roma. Muchos creen que ese título pertenece a
San Pedro, aunque se trata solo de un matiz territorial.
San Pedro es la
Catedral del
Estado Vaticano mientras que
San Juan de Letrán es la
Catedral de la ciudad de
Roma. Ambas son, a todos los efectos, las sedes del
Papa. La
Basílica, de estilo barroco, es otra de las grandes maravillas de
Roma. El suelo, los techos, el ábside y las enormes estatuas de los doce apóstoles te transportan a otra época. En el fondo de la Iglesia, bajo el ábside, se encuentra la
cátedra de San Pedro y las cabezas de
San Pedro y
San Pablo. tras una oración, visitamos brevemente el
Baptistero y el
Claustro, exteriores a la
Basílica.
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Scala Santa |
A unos 100 metros de
San Juan de Letrán se encuentra la
Iglesia de la
Scala Santa y el
Sancta Sanctorum. La
Scala Santa es la escalera que
Jesucristo subió para ser juzgado por
Poncio Pilato, mandada traer en su integridad desde
Jerusalén por
Santa Helena, la madre del Emperador
Constantino en el año 326. La tradición dice que hay que subirla de rodillas meditando los misterios de la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. La escalera está protegida por madera de nogal, aunque en algunos tramos unos cristales dejan ver restos de sangre, según la tradición, de
Jesucristo. A mi manera de entender, pensar que 300 años más tarde se mantuvo intacta esa sangre es hilar muy fino, pero cada uno es libre de pensar lo que quiera, ya que no se trata de un dogma de fe. La escalera conduce al
Sancta Sanctorum (santo de los santos), la capilla privada de los Papas que contiene un arca con todo tipo de reliquias de
Jesucristo y los
Santos abierto por última vez en 1905.
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Santa Croce in Gerusalemme |
De allí, andando por
Viale Carlo Felice nos desplazamos hasta la
Basílica de la Santa Croce in Gerusalemme, otra de las
Siete Iglesias que todo peregrino debe visitar en
Roma para alcanzar la
Indulgencia Plenaria y la última que nos quedaba a nosotros. En ella se conservan -igualmente según la tradición- reliquias de la Pasión de Cristo tales como parte de la
Vera Cruz, la inscripción del
INRI, la corona de espinas, los clavos y la esponja empapada en vinagre. Fueron traídos también por
Santa Helena en el siglo IV, pero su autenticidad es también bastante cuestionable.
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Luperca o Loba Capitolina |
De allí nos fuimos en autobús a los
Museos Capitolinos, los segundos
Museos de nuestra estancia e incluidos en la tarjeta
Roma Pass. Se encuentran en el
Campidoglio, dividido entre el
Palacio de los Conservadores y el
Palacio Nuevo, comunicados de manera subterránea
. De entre todo lo que vimos, destacan la
estatua ecuestre de Marco Aurelio,
el Gálata moribundo,
el joven de la espina y la estatua de bronce de
la loba Capitolina. La Pinacoteca también cuenta con obras importantes, especialmente varios
Caravaggios. La galería de las lápidas conduce a unas vistas de los Foros sencillamente espectaculares.
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Moisés de Miguel Ángel |
Como se nos había hecho un poco tarde, y empachados de cultura, nos conformamos con almorzar un trozo de
pizza al taglio y un helado en
Della Palma tomado de nuevo enfrente del
Panteón, que se encontraba tan bullicioso como de costumbre. De allí nos desplazamos en autobús y Metro a la parada
Cavour para visitar la última Iglesia de nuestra peregrinación,
San Pietro in Vincoli (San Pedro encadenado). En ella se encuentran las cadenas con las que
San Pedro fue apresado antes de ser crucificado boca abajo y una de las mayores obras de Arte de la Historia Universal: el
Moisés de
Miguel Ángel. La perfección de la obra es tal, que cuenta la leyenda que al concluirla, el artista florentino la golpeó con un martillo en la rodilla al tiempo que le preguntaba:
¿Por qué no me hablas?, dejando en ella esta marca para la posteridad a modo de firma.
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Antipasti |
Con tan buen sabor de boca nos fuimos al
Hotel a realizar una tarea menos agradable: hacer las maletas. El colofón culinario lo tuvimos en el
ristorante Nori a base de
antipasti y un par de buenas pizzas. El último helado supo un poco más amargo de lo habitual. Tras asegurarnos que todo estaba bien preparado, pusimos el despertados a las 03:00 A.M. (volar
low cost es lo que tiene...) y nos dispusimos a dormir unas cuantas horas...Habían concluido 10 días de auténtica vorágine cultural y espiritual. Aunque resulte paradójico, necesitábamos unas vacaciones de las vacaciones y descansar un poco.
La reflexión final habrá que dejarla para un último post...¿no?
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