Estas Navidades he vuelto a ver esta película sobre exorcismos que protagoniza Timothy Dalton. Recuerdo que la vi a poco de su estreno y me ha resultado bastante enriquecedor volverla a ver con el paso de los años. Se trata de la adaptación de un libro de Thomas B. Allen, en el que se describe el único exorcismo autorizado por la Iglesia Católica en el siglo XX. Dicho libro fue a su vez la fuente principal de la famosa saga de "El exorcista", por lo que en general estas películas presentan la posesión diabólica desde un punto de vista bastante parecido. Cinematográficamente puede presentar carencias en la dirección e interpretaciones, ya que se trata más bien de una producción no destinada a ser proyectada en los cines sino en la televisión. Lo que hoy es habitual gracias a Netflix o HBO no lo era tanto en el año 2.000, por lo que el presupuesto era escaso y los medios discretos.
Dicho esto, me parece que Poseído es más fiel al Ritual de Exorcismos y al protocolo de actuación a seguir en estos casos que la mencionada "El exorcista", que buscaba sin duda un mayor impacto visual y mayor espectacularidad en sus imágenes. Muchas otras películas han aparecido en los últimos años sobre estos temas, pero la mayor parte de ellas carecen de una base fiable y presentan el tema de manera frívola y buscando únicamente el entretenimiento del espectador desde la perspectiva del miedo, dando sucesivas e innecesarias vueltas de tuerca a un tema ya bastante manido en lo cinematográfico.
Los siguientes aspectos me parecen dignos de destacar de la película, ya que en general coinciden con las opiniones del que fue uno de los más famosos exorcistas de la Iglesia Católica, el padre Amorth, de quien hice una reseña de su principal libro hace ya 10 años.
- Lo primero destacable es que la presencia del Maligno en una persona suele estar asociada a elementos en apariencia "infantiles" como la ouija u otros sistemas adivinatorios. Me parece importante destacar que este tipo de prácticas son muy peligrosas, tanto por la parte psicológica y autosugestiva como por el peligro real de abrir la puerta a poderosas fuerzas desconocidas para el ser humano.
- Las fases de la presencia del Demonio en una persona son 3, según refleja la película: Obsesión (en la mente de la persona), infestación (primeras manifestaciones físicas en personas o lugares) y posesión (suplantación de la voluntad del poseído). Todas ellas son progresivas y aumentan la dificultad del exorcismo ya que a medida que el proceso avanza es más difícil la expulsión del demonio. Por ello es importante identificar la primera fase, que puede ser tratada simplemente volviendo a ponerse en gracia de Dios a través de la confesión y la comunión.
- Una vez que el proceso avanza, el poseído es capaz de realizar manifestaciones físicas que la película refleja con bastante rigor: movimientos de objetos en las cercanías del poseído, lenguaje vulgar y soez, blasfemo en la mayoría de los casos, conocimiento de lenguas que el poseído no habla o revelación de secretos de la vida del exorcista o de los presentes.
- Frente a la posesión la Iglesia utiliza un arma poderosa: la oración; que debe ser paciente, insistente y según el ritual de exorcismos en latín. El agua bendita y la eucaristía son los elementos que también ayudan al combate contra el maligno. El objeto del exorcismo es hacer que el demonio se identifique por su nombre y abandone el cuerpo poseído, lo cual se lleva a cabo en un proceso que puede durar varias semanas o incluso meses.
Todos estos detalles que se recogen en el Ritual de Exorcismos aparecen en la película, por lo que, insisto, me parece muy apropiada y oportuna para quien quiera conocer algo más de esta práctica de la Iglesia sin demasiadas estridencias y parafernalias, que desgraciadamente son las que más abundan en el cine contemporáneo cuando se produce un acercamiento a estos temas.
Sera que una enfermedad mental puede confundirse con una poseciòn de un espiritu o demonio?
ResponderEliminarHola Queen White.
EliminarEsa pregunta es razonable y la explicación de muchos supuestos casos de posesión, pero el que un poseído (en este caso un niño) hable latín -una lengua que no conocía- hace que no tenga relación ninguna con una enfermedad mental.
Un saludo