domingo, 22 de marzo de 2020

Homilía IV Cuaresma Ciclo A

Homilía de mi hermano hoy. Me pide que la divulgue por si a alguien le puede reconfortar en estos días difíciles. Por cierto, en estos días de caos y confusión he leído en las redes sociales a los oportunistas de turno hablando de que los curas no hacen nada y demás demagogia pseudo progresista. Mi hermano ya ha tenido que ir al Hospital de Jerez a dar dos unciones de enfermos y al Tanatorio a celebrar una exequia, poniendo en juego su vida y la de mi madre de 75 años con la que convive. Dios quiera que no necesiten sus servicios quienes critican a la Iglesia tan alegremente sentados en el teclado de su ordenador.

DOMINGO IV CUARESMA CICLO A

"En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le preguntaron:
-«Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?»
Jesús contestó:
-«Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios".

Así comienza este Evangelio que corresponde al capítulo 9 de San Juan y que nos acompaña en este Domingo cuarto de Cuaresma.

En las circunstancias actuales que estamos viviendo, no faltan, quienes como los discípulos, piensan que está pandemia del Covid 19, no es sino un castigo de Dios, una seria advertencia como respuesta al pecado que inunda el mundo y del que Dios ya está hasta las narices.

Detrás de este pensamiento, que ya estaba en la mentalidad de los discipulos y de los judíos de la época de Jesús, está contemplar a Dios como un ogro justiciero que "es capaz de liarla" cuando menos te lo esperes.

Quizás los más mayores recordaréis, como de niños, siempre había un cura que se encargaba de recordar la conveniencia de estar en Gracia y no ofender a Dios, no como respuesta al amor de Dios, sino porque si pecabas mortalmente, el de arriba no se andaba con contemplaciones y te podía condenar. Era un Dios al que había que temer más que amar. (¡Qué triste que algunos todavía sigan creyendo en un Dios asi!).

Afortunadamente, y a pesar de la tentación del ser humano de crear un Dios a su imagen y/o conveniencia, hace 2000 años, Jesucristo, el Hijo de Dios, dejó claro que el mal no es castigo de Dios por el pecado, sino oportunidad de encuentro con Él. Luego parafraseando las Palabras del Señor, podemos afirmar que: "Este virus está para que se manifieste a través de él, las obras de Dios".

El objeto de esta reflexión, apoyándonos en la Palabra de Dios, es tratar de huir de toda angustia innecesaria y abrir una mirada de fe, para contemplar con agrado y esperanza, como Dios está a nuestro lado, y podemos repetir con fe, las palabras del Salmo responsorial 22 que hoy nos acompaña: "Aunque camine por cañadas oscuras de virus y pandemia, nada temo porque tu vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan".

Me atrevo a proponer tres fuentes donde podemos encontrar esas obras de Dios que se manifiestan en el coronavirus.

1. Ante la situación de confinamiento que vivimos la práctica totalidad de la ciudadanía, muchas de nuestras Iglesias han cerrado. Otras siguen celebrando sin prácticamente asistencia de fieles. En circunstancias normales, esto sería el acabose y un serio motivo de preocupación. Pero no, las Iglesias no se han cerrado por un ataque o persecución de elementos externos, sino por responsabilidad y amor al prójimo de los que formamos parte de ella.

En este tiempo de Cuaresma en el que la Iglesia nos invita cada año a practicar ayuno, y algunos, los más osados, dejan de fumar, beber cerveza o comer chocolate. Este año, recibimos la propuesta de ayunar de lo más importante: la Comunión.

Una Comunión que a veces hemos podido convertir en una rutina o en un "otra vez es Domingo". Vivamos este ayuno eucarístico como una gracia que Dios nos envía para valorar de veras la grandeza de lo que recibimos cuando comulgamos.

Bien aprovechado, este desierto de Comunión quizás sea una gracia que Dios nos envía para no ir a Misa ni comulgar nunca más pensando en las musarañas (o en los pangolines).

2. Siempre decimos que lo más importante son la familia, la salud, los amigos, nuestra fe en Dios... Pero lo cierto es que nuestro obrar a veces no se corresponde con esas supuestas prioridades:

Trabajos que absorben nuestros horarios, esposo o esposas o hijos desatendidos porque tengo que ir al fútbol, al bar, a la Hermandad, al gimnasio, ... vidas con prisas y estresantes, excesos en la comida o en la bebida que cercenan nuestra salud, abandono de la oración...

Ahora que no hay trabajo, ni gimnasio, ni bares, ni Hermandad, ni fútbol,... ahora que sólo tienes junto a tí a lo que dices que es verdaderamente importante en tu vida: Dios y los tuyos, ... dale gracias a Él por todo lo mucho y bueno que te ha dado y que a veces has descuidado tanto. Y disfruta de tu mujer, de tu marido, de tus hijos, de tu hogar, de la salud, de la fe.... Eres alguien afortunado. Estés con quien estés, y vivas con quien vivas, aunque estés sólo o incluso enfermo... seguro que hay muchas cosas de las que puedes y debes dar gracias a Dios.

3. Cuando era niño recuerdo que un profesor nos dijo en clase... "cuando abres un grifo en casa y sale agua o enciendes un interruptor y hay luz... ¿Sabéis la cantidad de personas que hay detrás para conseguir "ese milagro"?

Esta crisis nos ha servido, y creo que eso es también don de Dios, a valorar el esfuerzo y la dedicación de tantas personas, que aunque no las veamos, ni creamos necesitarlas, están siempre ahí. No estamos solos. Y Dios pone ángeles de la guarda para cuidarnos a cada uno en individual y a todos en general.

Quizás sea el momento de entrar en esa humildad de reconocer que sin Dios y los demás no somos ABSOLUTAMENTE NADA, y dar gracias a Dios por sus cuidados que nos llegan a través de hermanos nuestros que priorizando el bien común al suyo propio, se juegan el pellejo por todos y cada uno de nosotros: personal sanitario, fuerzas y cuerpos de seguridad, trabajadores en alimentación, farmacias, transporte, limpieza, ... ¿Y por qué no? capellanes de hospitales y tanatorios, donde un servidor en nombre de Cristo sigue haciendo de Ángel de la guarda de aquellos que sufren. Haciendo realidad las palabras del Salmo 22, el Señor es mi pastor, nada me falta: "aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo, tu cara y tu cayado me sosiegan".

Decía San Rafael de Arnainz "Dichoso el que es capaz de ver la Voluntad de Dios en todo cuanto sucede".

Sirva está reflexión para tratar de descubrir esa Voluntad de Dios que en lo torcido de la vida, sigue escribiendo derecho y bien derecho, para que podamos decir con seguridad y confianza:

"Este virus está para que se manifieste a través de él, las obras de Dios".

Que Dios os bendiga a todos.

Luis Salado de la Riva

3 comentarios :

  1. Buenas noches! Soy de Argentina siempre leo su blog, me encanta lo que publica! Hoy quiero consultarle por la cita bíblica Isaías 26,20 porque en estos momentos que vivimos con la pandemia en nuestro mundo me llegan mensajes de Whatsapp con esa cita, y realmente perdone mi ignorancia pero no sé porque debo aplicarla en estos momentos. Será que tiene que ver qué mediante esto se manifieste la voluntad de Dios?? Saludos cordiales! En lo posible no deje de publicar realmente enriquece y mucho! Cuídense!

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    1. Buenos días, Erika. Antes que nada muchas gracias por tus palabras de ánimo. Te deseo también lo mejor para ti y los tuyos en estos momentos difíciles.

      Respecto a tu comentario, sin duda te refieres a estos dos versículos, el 20 y el 21:
      "Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra las puertas tras de ti; escóndete un instante hasta que pase la cólera. Pues el Señor sale de su morada para castigar los crímenes de los habitantes de la tierra. La tierra vomitará su sangre y no cubrirá ya más a sus víctimas."

      Evidentemente tienen un paralelismo claro con la situación que estamos viviendo. La Biblia puede tener muchas lecturas y no me parece excesivamente forzado aplicarla a nuestros días.

      No obstante, lo cierto es que Isaías no es un profeta tan apocalíptico como Daniel. Isaías más bien refleja el drama del destierro del pueblo de Israel en Babilonia, y de hecho los capítulos 24 al 27, conocidos como El «Apocalipsis de Isaías», fueron añadidos en una fecha muy posterior al resto del libro sagrado. Esto quiere decir que la intención de Isaías no era tanto predecir hechos futuros cuanto explicar el porqué del drama del destierro.

      Dicho esto, te vuelvo a repetir que toda la Biblia es Palabra de Dios, y Dios habla cuando quiere y como quiere. Te animo a no vivir con angustia, sino a vivir en actitud de agradecimiento y de aceptación de la voluntad de Dios (sea la que sea) cada día que nos quiera regalar.

      Unidos en la oración

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    2. Muchas gracias Jaime por su respuesta! Seguimos en contacto! Y obviamente unidos en oración! Dios lo acompañe!

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