miércoles, 4 de marzo de 2020

Scoto (Duns Scotus, Italia, 2011)

La película Scoto es una biografía (ahora llamado biopic) del santo escocés Duns Scoto (1266-1308) beato franciscano que recorrió media Europa evangelizando y propagando la doctrina teológica de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, motivo por el que se le conoce como el defensor de la Inmaculada. Técnicamente está bien dirigida e interpretada, sin grandes alardes, pero con una escenografía y decorados convincentes. Los paisajes son bastante interesantes y la ambientación es verosímil. 

La película comienza en 1303, con el exilio que Scoto sufre al negarse a firmar una carta en la que tenía que reconocer el poder temporal y espiritual de Felipe IV en detrimento del Papa de Roma Bonifacio VIII. Scoto, debido a su fidelidad al Papa, debe abandonar París donde daba clases de Teología para comenzar una nueva vida en Oxford. Se nos presenta al beato como un teólogo que basa su conocimiento en el estudio y la oración, y que se centra sobre todo en la Pasión de Cristo como el instrumento de salvación de Dios, ya que viendo el sufrimiento del Hijo podemos arrepentirnos de nuestros pecados. Mientras viaja a Oxford recuerda a través de un flashback los orígenes de su vocación (en la que se propuso dedicar toda su vida a agradecer a Dios la creación y la redención) y cómo se encomendó a la intercesión de la Virgen María.

Durante la película se van esgrimiendo asimismo distintos elementos teológicos, como la contemplación de Dios a través de la naturaleza (por ejemplo en la inmensidad del mar), la pasión de Cristo como un lugar de redención para arrepentirnos de nuestros pecados, la Eucaristía como el consuelo espiritual que nos une a todos en un cuerpo místico. A pesar de su inteligencia, Scoto afirma varias veces en la película que la clave de su visión teológica estaba en rezar mucho antes de estudiar. Más tiempo a la contemplación es lo que pide a sus discípulos antes de afrontar los misterios de la fe, ya que “El Señor mira al corazón no a la inteligencia”.

De nuevo en 1305, y ya como Doctor en Teología y con Clemente V en el pontificado, la parte fundamental del film se desarrolla a través de una disputa pública entre Duns Scoto y los teólogos dominicos acerca de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Delante de enviados vaticanos, Scoto consigue convencer a sus rivales de esta realidad mariana que no será reconocida por la Iglesia hasta 1854, año en el que Pío IX lo promulga dogmáticamente. Con un talante sencillo, humilde y centrado de nuevo en la oración, Scoto sostiene tres tesis que avalan su pensamiento: 

1. Dios es omnipotente y puede preservar los pecados. Si no lo hiciera, no sería omnipotente.
2. Cristo, para ser reconciliador perfecto, debe preservar a una persona del pecado original antes de ser enviado: su madre.
3. Nadie tendría a Cristo como mediador perfecto si no hubiese preservado al menos a uno del pecado original.

Por todo ello, deduce que la Virgen María fue concebida sin pecado original no por mérito suyo, sino de su hijo Jesucristo. Gráficamente se adelanta el veredicto cuando todos, franciscanos y dominicos aplauden al unísono a Scoto tras su última intervención.

A lo largo de la disputa, Scoto refleja también su amor por la Eucaristía como comunión del Cuerpo místico de Cristo, su predilección por el Himno de la Caridad de San Pablo en 1 Corintios 13 o su espíritu franciscano de humildad y desapego a lo material, incluidos los honores. 

Duns Scoto murió en Colonia 1308, pero habría que esperar hasta 1993 para que fuera beatificado por San Juan Pablo II

Una película que merece la pena visualizar para acercarse a la figura de este gran teólogo del siglo XIV.

No hay comentarios :

Publicar un comentario