lunes, 24 de enero de 2022

Don Camilo (Don Camillo, Italia, 1952)

Comienzo a comentar hoy una serie de cinco películas que tienen como protagonista a Don Camilo, el personaje literario creado por el italiano Giovanni Guareschi en 1948 y que debido a sus sucesivos éxitos contó con cuatro obras literarias (compendios de pequeños relatos) y seis cinematográficas (la última inconclusa). En un tono general de comedia, se narran diversos episodios acontecidos en Brescello, un pueblo de la rivera del Po, que tienen como protagonistas a un sacerdote católico (Don Camilo) y a un alcalde comunista (Peppone). El personaje literario está basado en un sacerdote real, Dom Camillo Valota, sacerdote partisano que luchó contra la ocupación nacional-socialista en Italia, motivo por el que fue enviado a los campos de concentración de Mauthausen y Dachau, donde coincidiría con el propio Guareschi. Las películas van entremezclando episodios de los diferentes libros sin seguir un orden estricto de los mismos, pero sí siendo en general fiel a lo narrado en ellos. Don Camilo muestra siempre una superioridad moral y cultural, mientras que Peppone destaca por su tozudez y su compromiso por los más desfavorecidos. En esta primera parte se condensan 19 de los pequeños relatos de la serie literaria "Don Camilo"

Para esta coproducción italo-francesa se contó con dos actores experimentados y de talla, Fernandel por parte francesa y Gino Cervi por la italiana. La dirección de las películas iría experimentando algunos cambios, que ya iremos comentando en sucesivas entregas. Las dos primeras corren a cargo de Julien Duvivier, quien por aquel entonces contaba también con una dilatada trayectoria detrás de las cámaras.

La película incide más en el apartado cómico que en el espiritual, casi siempre con un trasfondo político. Como hija de su época, en plena posguerra italiana, los dos personajes estereotipan dos posturas socio-políticas enfrentadas e irreconciliables: la democracia cristiana y el comunismo. Eso sí, ambos tienen como enemigo común al fascismo, lo que los convierte en aliados de vez en cuando. En la Italia de aquella época, política y fe estaban separadas (al contrario que en España) por lo que Peppone impone su criterio en las cuestiones materiales del pueblo y Don Camilo en las espirituales. los siguientes diálogos son ejemplos de estas divertidas "guerras" dialécticas:

Peppone: "Como alcalde, no puedo evitar reconocer su decisión. Pero como en este pueblo no manda el alcalde sino los comunistas, como líder de los comunistas les diré que me importa un bledo su opinión. La señora Cristina irá al cementerio con la bandera que quiso, porque respeto más a sus muertos que a todos ustedes vivos. Y si alguien se opone, ¡lo haré volar por la ventana! ¿El cura tiene algo que decir?"
Don Camilo (sonriendo):  "Me rindo a la violencia".

Peppone: "Tengo un hambre como para comerme un obispo".
Don Camilo: "Es difícil de digerir..."

Don Camilo (En el bautizo del hijo de Peppone): "Entonces, ¿cómo lo vamos a llamar?"
Peppone: "Libero Antonio Camilo".
D.C.: "¿También Camilo?"
P.: "Sí".
D.C.: "No sé, si eso es lo que quieres, entonces puedes poner "Lenin" también, con un Camilo cerca, esos tipos no funcionan".

Mención aparte merecen los diálogos entre Cristo crucificado y Don Camilo, mezcla también de ironía política, sarcasmo espiritual y complicidad socarrona. Pero dentro del tono humorístico de los mismos también se pueden sacar enseñanzas espirituales... Personalmente me quedo con estos:

Jesús: "Debemos perdonar a quien nos ofende. Esta es la regla".

Jesús: "¿De dónde sacaste ese puro, Camilo?"
Don Camilo: "Peppone tenía dos. Lo tomé sin preguntarle. Ya sabes que él cree en la distribución equitativa de la riqueza".

Don Camilo: "Oh, Jesús, tienes que recordar que el bautismo no es una broma"
Jesús: "No trates de explicarme el bautismo, ¡yo lo ideé!"

Peppone (En confesión): "Y finalmente, fui yo quien, hace un mes, una noche cuando regresabas con una canasta de huevos, te asalté con un palo".
Don Camilo: "Fuiste tú..."
P.: "No te golpeé como ministro de Dios sino como opositor político, ¿eh?"
D.C.: "¡Diez Padrenuestros y diez Ave María! Ego te absolvo in nomine Patri, Filii et Spiritus Sancti. Amén."
P.: "Amén."
D.C. (Saliendo del confesionario):  "¡Jesús! ¡Lo pulverizo!"
Jesús: "No, yo lo he perdonado y tú también lo debes perdonar."
D.C.: "Jesús, si soy un buen siervo de Dios déjame romper esta vela en su espalda, que solo es una vela..."
J.: "¡No! ¡Tus manos están hechas para bendecir y no para golpear!"
D.C.: "Las manos están hechas para bendecir... pero mis pies..." (Antes de patear a Peppone)

Don Camilo (llevando el crucifijo para la procesión): "También podrían haber aligerado un poco esta cruz...". 
Jesús: "Ah, dímelo a mí que tuve que llevarla hasta arriba y no tenía tu espalda..."

Don Camilo: "¡Santísima Virgen, ven en mi ayuda!"
Jesús: "¡No metas en tus asuntos a quien no tiene nada que ver!, ¿entendido?" 
D.C.: "¡Ella es tu Madre!"
J.: "¡Don Camilo!".

Don Camilo: "Por la tarde un maldito saltó de un seto de repente y me dio muchos golpes".
Jesús: "Y los recibiste sin devolverlos, tienes razón don Camilo, benditos los pacíficos".
D.C.: "Bueno, sí... la verdad es que tenía una docena de huevos conmigo y estaba tratando de salvarlos...".

En fin, una película para echar unas risas, fiel al original literario y con grandes interpretaciones del cine europeo de la época. Merece la pena su visionado.

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