lunes, 28 de marzo de 2022

Karol, el hombre que se convirtió en Papa (Karol, un uomo diventato Papa, Italia, 2005)

Coincidiendo con el aniversario de la muerte de Juan Pablo II el 2 de abril he vuelto a ver esta película biográfica del Santo Padre que marcó mi infancia y juventud. En este Blog ya he comentado la película polaca Testimonio y tengo mucho interés en ver y comentar Juan Pablo II (2005) de John Kent Harrison, y Wojtyla. La investigación (2020) de José María Zabala.

De momento vamos hoy a comentar esta coproducción ítalo-polaca basada en el libro "Historia de Karol" del periodista Gian Franco Svidercoschi. La obra fue proyectada antes de la muerte del Pontífice, aunque su estreno se produjo el 18 de abril de 2005, dieciséis días después de su fallecimiento. "Aprovechando" ese momento, con 13 millones de espectadores y un 45% de share se convirtió en la serie más vista en la televisión italiana hasta día de hoy. Tras esta primera parte, un año después se estrenó la segunda, Karol II. El Papa. El Hombre (2006), que comentaré la semana que viene. La dirección de ambos proyectos corrió a cargo de Giacomo Battiato, experimentado director italiano de miniseries de televisión para la RAI. Aunque vendida en DVD con el formato de dos entregas, la obra se compone en realidad de cuatro episodios de 90 minutos cada uno, con música del incomparable Ennio Morricone. Los dos primeros capítulos que comentamos hoy abarcan desde su juventud hasta su elección como Papa a los 58 años. Para interpretar a Karol Wojtyla se escogió como actor al polaco Piotr Adamczyk, quien no ha destacado posteriormente al margen de este proyecto. Como buen polaco, el actor había conocido en 1978 a Juan Pablo II, siendo para él un referente en toda su trayectoria. 

El argumento evidentemente no puede ser otro que la biografía de Karol Wojtyla. El primer capítulo comienza con los años de su juventud, durante la ocupación nazi de Polonia, siendo Karol un  estudiante más de su época, amante del teatro, la poesía y el deporte. En lugar de participar en la resistencia armada, el protagonista prefiere secundar una lucha cultural alentada por su amigo sacerdote Tomasz Zaleski. Tras la muerte de su padre, Karol se replantea su existencia y el servicio a Dios desde el sacerdocio como su verdadera vocación, ingresando en el Seminario y siendo ordenado sacerdote al final de la Segunda Guerra Mundial. De este primer capítulo destaca que el director se centra más en el contexto histórico-político que en la figura del futuro Papa, que en varios tramos del mismo no pasa de ser casi un actor secundario. Se hace hincapié en su grupo de amigos universitarios, unidos bajo el lema “Unum cor et anima una" (un solo corazón y una sola alma). El protagonismo de este capítulo recae en la relación de los Wojtyla (padre e hijo) y en el sacerdote anteriormente mencionado, aunque Karol dice frases tan profundas como "Sólo el amor puede evitar que el hombre caiga en el abismo". Es destacable también la citación que Wójcik, su profesor universitario, realiza de uno de los trabajos de juventud de Wojtyla: "La libertad la pagas con todo tu ser, por eso llamarás libertad a aquello que pagándola te ayuda a conocerte y controlarte una y otra vez". A nivel teológico-espiritual es muy destacable también la entrega que un sastre le hace de las Obras Completas de San Juan de la Cruz, el místico español que cambió por completo la vida del joven Karol. Precisamente es ese sastre quien protagoniza uno de los diálogos más profundos del film, exponiendo la siguiente teoría: "Los nazis solo pueden ser derrotados con amor, no con armas. Los nazis desaparecerán, porque el mal se devora a sí mismo. Pero si el amor no gana, el mal regresará en una forma diferente". Esto es plenamente interiorizado por Wojtyla, para quien a partir de ese encuentro la lucha contra la violencia solo debe producirse con las armas de la libertad y el amor.

El segundo episodio transcurre desde la invasión soviética de Polonia hasta su elección como Papa en 1978. De la violencia física de los nazis se pasa inmediatamente a la represión religiosa del régimen comunista, que poco a poco detiene, encarcela y asesina a los obispos, sacerdotes y religiosos de Polonia. Este apartado de su vida se centra en la clandestinidad de sus tareas, su papel destacado como profesor de ética un la Universidad de Lublin, el espionaje al que es sometido en toda su labor y la convulsa situación que su país vive nuevamente, incluyendo las matanzas indiscriminadas de los obreros en Cracovia y Poznan. De nuevo su manera de afrontar la resistencia a la violencia es desde la denuncia pacífica, con palabras como: “No temerán vuestras armas, temerán vuestras palabras…”. Tras su elección como obispo, consigue un cierto diálogo con las autoridades comunistas y la adhesión del movimiento obrero de lo que en un futuro será el sindicato "Solidaridad". Tras este éxito como obispo y siendo visto como un sacerdote que no es político, es propuesto por el partido comunista como Cardenal, a lo que la Iglesia polaca y el Vaticano aceptan gustosos. Se pasa así a la prematura muerte de Juan Pablo I y su sorpresiva elección como Papa, con el siguiente discurso de presentación en el balcón de la plaza de San Pedro, un discurso para el que se toman imágenes reales de la época : "...y he aquí que los Eminentísimos Cardenales han designado un nuevo Obispo de Roma. Lo han llamado de un país lejano..., lejano pero muy cercano siempre por la comunión en la fe y tradición cristiana. He sentido miedo al recibir esta designación, pero lo he hecho con espíritu de obediencia a Nuestro Señor Jesucristo y con confianza plena en su Madre María Santísima. No sé si podré explicarme bien en vuestra... nuestra lengua italiana; si me equivoco, me corregiréis...".

A nivel artístico la película es bastante convincente, rodada en Polonia e Italia con un vestuario y unos decorados espectaculares, más propios de largometrajes de la época que de una serie televisiva. En el aspecto interpretativo sí se puede reprochar que un mismo actor interprete un periodo de vida tan extenso. Es cierto que el maquillaje puede ayudar a la credibilidad del proceso, pero en un biopic que abarca casi 60 años de la vida de una persona es bastante difícil cumplir este propósito de manera convincente. Al ser una obra casi contemporánea al homenajeado, la dificultad añadida radica en que el espectador tiene en mente la fisionomía real de Juan Pablo II -especialmente en sus últimos años de vida- lo que dificulta aún más la asimilación de la interpretación por parte de un extraño. A este respecto el director Giacomo Battiato dejó claro desde el principio que su intención no era la de copiar totalmente al protagonista, sino transmitir una imagen general del mismo:

"Hemos tratado de no copiar a Karol Wojtyla. No queríamos copiar sus gestos, su voz... sino apuntar algunos elementos significativos para tratar de transmitir todos los fragmentos de su gran personalidad".   

Espiritualmente el film ayuda a hacernos una idea de la magnitud de un personaje clave en la política y la religión del siglo XX como Juan Pablo II. Un referente moral para millones de personas con una historia personal apasionante. En esta primera parte vemos a un joven universitario como cualquier otro, enamorado, pacífico, valiente y protector de sus amigos y seres queridos. Un superviviente del nazismo y del comunismo, las dos grandes dictaduras del siglo pasado. Perseguido por no ser ario, apartado de sus estudios universitarios y que tuvo que buscarse la vida en una cantera como cualquier obrero para sostener económicamente su hogar. Todo ello hace comprender que ambos totalitarismos fueran tan duramente criticados y condenados -y me atrevería a decir derrotados- en su posterior papado, por alguien que sufrió los crímenes de ambas dictaduras en primera persona. A nivel meramente humano Karol aparece en este primer capítulo como una persona que en apenas veinte años sufrió la pérdida de su hermana, de su madre, de su hermano y de su padre, experimentando así la más profunda de las soledades existenciales. 

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