La campaña publicitaria funcionó de nuevo como un reloj suizo. No obstante, hay que señalar que el slogan escogido para el film no fue del todo fiel a la verdad. "La primera vez fue solo una advertencia", decía. Pero lo cierto es que esta segunda entrega es también sólo un aviso, ya que el Armageddon definitivo no llega tampoco con esta entrega y hubo que esperar más secuelas para que se cumplieran las profecías que lo anunciaban. Existen dos versiones de la película, siendo la comercial tres minutos más corta que el Director´s cut. El motivo de este recorte fue esquivar en las salas comerciales el "no recomendado a menores de 16 años", ya que las escenas de los crímenes, especialmente la del Dr Kane, son mucho más explícitas en esos 180 segundos añadidos.
A nivel de ficha técnica, lo primero que llama la atención -dado el éxito de su predecesora- es el cambio de director. Ello se debe a que Richard Donner se embarcó en el proyecto de "Superman" y no estaba disponible para filmar. La presión de igualar su resultado recayó inicialmente sobre Mike Hodges, pero en mitad del rodaje fue despedido por discrepancias con la productora y reemplazado por Don Taylor, quien acababa de dirigir de manera exitosa "La isla del Doctor Moreau" (1977). El dato curioso es que las escenas rodadas por Hodges se mantuvieron en la versión definitiva, aunque su nombre no figura en los títulos de créditos. La continuidad sí vino asegurada por Jerry Goldsmith, quien compuso de nuevo la B.S.O., si bien en este caso no repitió Oscar, ni tan siquiera nominación.
El elenco de actores también fue renovado en su totalidad. Dado que los padres adoptivos de Damien mueren al final de la primera película, los actores principales no podían ser los mismos, siendo escogidos en esta ocasión William Holden como el tío Richard Thorn y Lee Grant como su tía Ane Thorn. Para interpretar a un Damien ya más mayorcito se escogió a Jonathan Scott Taylor, en la que sería su segunda y penúltima intervención en la gran pantalla en su corta carrera cinematográfica.
A pesar de cargar con la losa de la palabra "secuela", el resultado final es digno y más que convincente. Las escenas de muertes están casi a la altura de la primera entrega, destacando el papel otorgado a los cuervos como ejecutores en algunas de ellas, en lo que parece un claro homenaje al rey del suspense Hitchcock en su película "Los pájaros". En esta entrega sí vemos bastante sangre en dichas escenas de crímenes, tomando la saga un carácter un poco gore. Es curioso que el color rojo es además una especie de aviso de que una muerte está cercana, pudiendo visualizarse muchas veces como anticipo a los crímenes.
El argumento es clara continuación de la primera película. Damien, habiendo quedado huérfano al final de esa entrega, es adoptado pos sus millonarios tíos. Mientras el protagonista va descubriendo que él podría ser la encarnación del Anticristo, planea heredar el vasto imperio empresarial posesión de sus padres adoptivos. Al mismo tiempo, todo aquel que se acerca a descubrir su verdadera identidad muere en extrañas circunstancias.
A nivel espiritual es quizás la película que menos aporta de las cuatro entregas. Ello se debe, fundamentalmente, a la total ausencia de la figura de un sacerdote en el desarrollo de la trama. Al igual que en la primera entrega, los asesinatos no son obra directa de Damien, sino una sucesión de extraños accidentes. si bien al final del film se puede comenzar a interpretar lo contrario, tomando Damien un papel activo en las muertes de Ane y Mark.
Me quedo con tres momentos especiales. El primero es cuando en la Academia militar el sargento Daniel Neff le pide a Damien que lea el capítulo 13 del Apocalipsis, y le oímos leer en voz alta:
Damien Thorn: "Y adoraron al Dragón que había dado poder a la Bestia; y adoraron a la Bestia, diciendo: ¿Quién como la Bestia? ¿Quién podrá hacerle la guerra? Y vi a la Bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo y contra su ejército. Y a través de su política también hará que la astucia prospere en su mano; y se engrandecerá en su corazón, y por la paz destruirá a muchos: también se levantará contra el Príncipe de los príncipes. Y hará que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, reciban una marca en la mano derecha o en la frente. y que ninguno pudiese comprar o vender sino el que tuviese la marca, o el nombre de la Bestia, o el número de su nombre. Aquí está la sabiduría. Que el que tenga entendimiento cuente el número de la Bestia; porque es número de hombre; y su número es 666".
A continuación Damien ve la marca de la bestia en su cuero cabelludo y comprende que él es el Anticristo. Se produce aquí una primera negación, interpreto que es como si el mal aún no hubiera tomado posesión completa de su ser:
D.T: "Y su número es 666" [corriendo y gritando] "¿Por qué? ¿Por qué yo?"
Muy distinto, como segundo apunte, es cuando al final de la película Damien revela con orgullo su identidad antes de propiciar la muerte de Mark:
D.T.: "Sí. ¡Nacido a imagen del mayor poder del mundo! El desolado. Desolado porque le quitaron su grandeza y fue derribado. ¡Pero él ha resucitado, Mark, en mí!".
Como tercer detalle y única referencia bíblica, la película cita al final 2ª Corintios, capítulo 11, versículo 13: "Porque tales son los falsos apóstoles. Obreros engañosos que mienten y se transforman para parecer verdaderos apóstoles de Cristo".
Lo dicho, una continuación a la altura de lo esperado en una secuela: Menos sorpresas, menos originalidad, pero lo cierto es que la trama apenas se resiente con buenas interpretaciones y un guion que te engancha de principio a fin.
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