Es imposible resumir en unas líneas todo el pensamiento que encierra estas preguntas, ya que tanto la gran variedad de corrienes filosófícas como las distintas religiones han intentado de alguna manera responder a estos interrogantes. Incluso dentro del cristianismo, por ejemplo, hay matices. La doctrina católica, por ejemplo, piensa que toda persona nace "mala" por naturaleza (fruto del pecado original) pero sostiene que esa "maldad" es borrada inmediatamente al ser bautizado, restaurando la bondad en el ser humano, quien con su libertad puede elegir vivir en ese estado de gracia de Dios. El luteranismo, por el contrario, es más pesimista antropológicamente hablando, y sostiene que esa "maldad" no es borrada completamente, afirmando que la naturaleza humana tiene un carácter pecaminoso de por sí, negando el libre albedrío de la persona y concluyendo que solo seremos salvados por la gracia de Dios, nunca por nuestras buenas obras.
Independientemente de este debate, aquí va el cuento-relato para hacernos pensar un rato.
Un hombre sabio paseaba junto a su discípulo por la orilla de un río. Durante su camino, vio como un escorpión caía al agua y se ahogaba, decidiendo inmediatamente salvarlo sacándolo del agua con sus propias manos. Una vez el escorpión se posó en su mano, el animal le picó instintivamente. El fuerte dolor del pinchazo hizo que al sabio se le cayera el escorpión, volviendo al agua y hundiéndose poco a poco. El anciano sabio intento de nuevo con su otra mano salvarlo de una muerte segura, pero por segunda vez el animal le picó, provocando nuevamente que el escorpión se cayera al agua. La historia se repitió por tercera vez. El discípulo del sabio, pensando que su maestro estaba poseído por la locura, decidió romper el silencio de la situación con un par de preguntas:
- "Maestro, ¿Por qué intentas salvar a ese escorpión?, ¿No se da cuenta de que su naturaleza es la de picar?", inquirió de manera atrevida.
El sabio, manteniendo la calma y sonriendo, le respondió:
- "Lo sé, pero mi naturaleza es la de ayudar y salvar a quien lo necesita".
Finalmente, el sabio tomó un palo largo y, acercándoselo al escorpión, consiguió sacarlo del agua sin sufrir esta vez su picadura.
Respecto al debate anterior (si hay una naturaleza de bondad o de maldad en cada ser humano) cada cual que se sitúe donde quiera, pero creo sinceramente que parece evidente que en el mundo hay personas que tienden a hacer obras buenas y otros escogen por el contrario el camino del mal. Que sea fruto de su naturaleza, de sus condicionantes externos o de sus elecciones vitales no soy yo quién para juzgarlo. Allá cada uno con su conciencia. Pero ojalá hubiera en este mundo más personas como el sabio del cuento, que se preocuparan de ayudar a los demás sin importarle el perjuicio que ello le provocaba a nivel personal.
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