Desgraciadamente, y como ya sabéis por mi anterior post, he tenido que asistir en este último mes a las exequias de mi abuela y mi tía con sus correspondientes misas posteriores. En los mismos días también ha fallecido el padre de mi amigo de la infancia Miguel Ángel, y del mismo modo participé en ambas celebraciones. Me gustaría señalar que de esas seis celebraciones, -como dato curioso, llamativo y para mi gusto excesivo-, en cinco de ellas se escogió para Salmo Responsorial el famosísimo Salmo 23.
Después de la curiosidad debe venir la reflexión. Por un lado, pienso, lo positivo de reiterar este Salmo es que es sin duda alguna el más hermoso y, poeticamente hablando, el mejor del libro de los Salmos. Es un Salmo que invita a orar y a descansar en el Señor. Pero como aspecto negativo, destacaría que a base de emplearlo -y machacarlo- siempre en las exequias y misas de difuntos, se le está dando un tinte mortuorio que el Salmo ni por asomo tenía en su origen. Yo creo que es escuchar “El Señor es mi pastor…” y en la conciencia colectiva lo asociamos a un cadáver o a un féretro. Sin embargo, si lo leemos atentamente, es una oración que sobre todo intenta transmitir alegría, paz, seguridad, confianza, protección continua, plenitud… en todos los momentos de la vida. Me parece que en el rito católico estamos siendo muy reduccionistas limitándolo a la despedida de nuestros seres queridos. Lo leemos y después lo comentamos:
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar,
me conduce junto a fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el camino justo,
haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso,
ningún mal temeré,
porque Tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete
en frente de mis enemigos,
perfumas con ungüento mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu amor y tu bondad me acompañan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Lo he separado en dos partes intencionadamente. Os comento el porqué.
En la primera de ellas, la imagen que se nos intenta transmitir es la de “Dios Pastor”. En nuestra sociedad hipertecnológica quizás esta imagen ya nos diga poco. A lo mejor habría que cambiarla por la de “Dios Técnico Informático” o “Dios Ingeniero Aeronáutico”, pero sería menos bucólico. Para un nómada no hay nada que inspire tanta confianza como la seguridad que transmite un buen pastor. Un pastor que planta cara a las fieras amenazantes y protege con su vida al rebaño que tanto quiere. Ese pastor que no sale corriendo, que no huye, sino que nunca falla y busca en cada momento lo mejor para sus ovejas. El pastor que guía, que defiende, que busca pastos y abrevaderos y cuyo bastón de mando es el que hay que obedecer. Ese es nuestro Dios. Un pastor-Padre que nos quiere transmitir la certeza de que nunca, nunca, nunca nos va a abandonar, por más que a veces nos convirtamos en ovejas descarriadas. Ni que decir tiene que seguramente este Salmo fue la inspiración de Jesucristo para Autoproclamarse "El Buen Pastor" (Jn. 10, 11)
La segunda parte es la del “Dios Amigo o Anfitrión”. El Dios que prepara un banquete -no un funeral- y que se preocupa que no nos falte de nada. El amigo cercano, el amigo que come contigo (en la cultura semita no se come con cualquiera, únicamente con la familia o con los amigos más cercanos…), el amigo que nos acompaña en todos los avatares de nuestra existencia. Quizás esta imagen sea más asequible a nuestra mentalidad, ya que la Amistad y el Amor son conceptos invariables y perdurables en toda época y cultura. Las últimas líneas sí hacen mención a nuestro destino final, pero como veis, el conjunto del Salmo es mucho más bello y alegre que aquello en lo que por inercia lo estamos transformando.
Os invito encarecidamente a que recemos con él, lo meditemos, lo llevemos a nuestro corazón y nos sintamos a la par ovejas del rebaño del Señor y convidados a su festín….
Hola Jaime, me gusta mucho esta reflección sobre el salmo y a pesar de que se lee en las misas de difuntos, yo lo recito casi todos los dias por las mañanas para comensar el trabajo de cada dia., por que comensar el día diciendo EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA me da muchisima fuersa para afrontar todos los problemas que se presenten
ResponderEliminarSiga usted escribiendo, buen hombre, que ya me ocupo yo de copiarte tus comentarios y de aplicarlos en mis catequesis de Confirmación. Este año he tenido 21 confirmandos y para el año que viene ya tengo lista de espera, jejejeejejeje.
ResponderEliminarQue buena reflexión. Es mu positivo ver más alla de las palabras bonitas y encontrarle un verdadero sentido a la palabra de Dios, a través de reflexiones como la suya. Pásate por mi blog: www.conviccionesdeunafecatolica.blogspot.com
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