La Iglesia celebra hoy al Papa San Marcelo (+309), quien solo estuvo un año en el pontificado durante las persecuciones del emperador Majencio. Si bien no murió mártir, sí fue condenado al destierro tras ser expulsado de la diócesis de Roma. De este castigo existe una anécdota que comparto hoy con vosotros:
La tradición afirma que en vez de irse al destierro, Marcelo se escondió en la casa de una señora muy noble, llamada Lucina, y que desde allí siguió dirigiendo a los cristianos y que así aquella casa se convirtió en un verdadero templo, porque allí celebraba el Pontífice cada día. Cuentan que el emperador descubrió dónde estaba escondido Marcelo e hizo trasladar allá todas sus mulas y caballos y lo obligó a dedicarse a asear esa enorme pesebrera, y que agotado de tan duros trabajos falleció el Pontífice en el año 209. Dicha casa de Lucina fue convertida después en "Templo de San Marcelo".
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