La Iglesia celebra hoy a Santa Francisca Romana (1384-1440), esposa, madre, viuda y apóstol seglar que se santificó primero a través del matrimonio y la familia; para posteriormente al enviudar fundar en 1425 la congregación de las Oblatas Olivetanas de santa María la Nueva, llamadas también Oblatas de Tor de Specchi. Allí se dedicó a realizar una labor caritativa y de oración por los más necesitados.
Una frase suya resume este doble camino a la santidad desde la experiencia: "Muy buena es la oración, pero la mujer casada tiene que concederles enorme importancia a sus deberes caseros". En su propia vida experimentó que uno se santifica en sus quehaceres diarios, además de la oración que es común a todos los creyentes pero que puede ser más extensa cuando uno está más libre de los afanes cotidianos.
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