lunes, 23 de mayo de 2022

Hermano sol, hermana luna (Fratello Sole, sorella Luna, Italia, 1972)

Comentamos hoy esta película de Franco Zeffirelli, estrenado cinco años anterior a su gran éxito televisivo Jesús de Nazaret, el cual lo consagraría internacionalmente en el cine espiritual y religioso.

Es curioso que se trata del primer film que comento sobre este santo, del que existen a día de hoy 19 películas o telefilmes. En breve tendré que añadir alguna más a la lista de las que ya he visto... 

"Hermano sol, Hermana luna" es una coproducción ítalo-británica, rodada en la Toscana del país trasalpino, con director y equipo italianos pero siendo sus actores principales de habla inglesa, idioma en el que también se rodó el filmGraham Faulkner interpreta a San Francisco de Asís Judi Bowker a Santa Clara. Ninguno de ellos tuvo a posteriori excesivo éxito en la gran pantalla y ambos terminaron derivando sus carreras hacia las series televisivas. Las canciones fueron creadas por un jovencísimo (21 años) Claudio Baglioni, quien posteriormente sí se consagraría como un referente de la música italiana. 

La película fue nominada al Oscar en la categoría menor de Mejor dirección artística, compitiendo con otra película religiosa (El Exorcista) aunque finalmente la estatuilla no fue para ninguna de las dos sino para El Golpe

En dos horas se nos narran algunos de los elementos más importantes de la vida de San Francisco de Asís, así como el apoyo recibido y su relación espiritual con Santa Clara. La historia arranca con Francisco enfermo recién llegado de la guerra y desde ahí avanza al tiempo que se entrecruzan algunos flashbacks. El enfrentamiento con su padre, el patronazgo del obispo Guido, su establecimiento en la ruinosa iglesia de San Damián, la llegada de los primeros seguidores y su marcha a Roma para obtener la aprobación de una nueva orden mendicante por parte de Inocencio III forman el núcleo del film.

Zeffirelli, el mago de la imagen, consigue unos planos y unas secuencias realmente bellas, en un entorno muy conseguido con unos decorados y una escenografía convincentes. La historia fluye entre la narrativa y la poesía, con diálogos certeros y en cierto modo enigmáticos. Le toca al espectador ir desentrañando parte del mensaje, si bien el director italiano jugaba por aquel entonces con la ventaja de que una inmensa mayoría de la población mundial conocía de sobra la historia del poverello de Assissi. Dudo mucho que hoy la situación sea la misma, por lo que no me parece oportuna para un primer acercamiento a la vida del santo sino a una profundización de la misma. 

Espiritualmente los diálogos son intensos y provechosos, muy interesantes de analizar según con quien se producen. 

Vamos a comenzar con estas palabras entre Francisco y su padre, cuando el primero le plantea que está decidido a abandonar su vida acomodada de mercader por la del seguimiento a Jesucristo. Siendo hijo único, es comprensible la reacción de sus padres de salvaguardar el negocio familiar, si bien la determinación del santo acaba imponiéndose:

San Francisco de Asís: "Si el propósito de la vida es este trabajo sin amor con el que llenamos nuestros días, entonces no es para mí".

S.F.d.A.: "¡Padre! Quiero compartir la alegría contigo. Nuestros tesoros están en el cielo, no aquí en la tierra, no seas esclavo de ellos! ¡Tíralo todo! Haz como yo, es muy sencillo, ¡Sé libre!"

S.F.d.A.: "¡Quiero ser un mendigo! Sí, sí un mendigo. Cristo fue un mendigo, sus santos Apóstoles fueron mendigos. Quiero ser tan libre como ellos."
Pietro Di Bernardone: "Pero Su Gracia, ¡Incluso los mendigos muestran respeto a sus padres!"
S.F.d.A.: "Ya no soy tu hijo. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es espíritu. Ahora, he nacido de nuevo".

Para poder llevar adelante su plan, Francisco necesita un aliado dentro de la Iglesia. La primera oposición del Obispo Guido se transforma en comprensión y colaboración cuando éste comprueba que la actitud y el mensaje de Francisco son profundamente evangélicos. Con estas frases comprobamos su evolución:

Obispo Guido: "¡Esto va más allá de la blasfemia! ¿Sugieres que estás en comunicación directa con la Palabra de Dios?"

O.G.: "Entonces, ¿Qué quieres?"
S.F.d.A.: "Quiero ser feliz, quiero vivir como los pájaros en el cielo. Quiero experimentar la libertad y la belleza que ellos experimentan".

O.G.: "Están restaurando una iglesia ruinosa por amor. ¿Es eso un crimen?"

La figura de Santa Clara no está todo lo desarrollada que el título de la película pudiera sugerir. Sus apariciones son escasas, aunque sí profundas y cargadas de apoyo y comprensión. Al centrarse el film en la figura del santo y terminar con su viaje a Roma, no se incluye la fundación de la orden Clarisa de seguimiento a la reglas franciscanas. Esta frase de la Santa es la que más se puede destacar de sus intervenciones:

Clara: "¿Te acuerdas de mí? Soy Clara... La gente dice que estás loco, ¿Lo sabías? Cuando te fuiste a la guerra dijeron que eras bueno, inteligente... y ahora dicen que estás loco, porque... porque cantas como los pájaros, persigues mariposas y... miras las flores. Creo que antes estabas loco, ahora no".

Sobre sus seguidores también la película presenta algunas perlas a modo de diálogos. El film deja claro que la mendicidad y la alegría no están reñidas. Me parece muy emotiva la escena en la que van pidiendo de puerta en puerta algo para comer en medio de una tormenta. Bucólico pero tremendo en el fondo. En concreto estos diálogos del santo con Bernardo y Giocondo creo que merecen ser destacados:

Bernardo: "Quiero ayudarte".
San Francisco de Asís: "Palabras, palabras de Bernardo. Hubo un tiempo en que creía en las palabras. Venid y dejaos edificar como piedras vivas en el templo espiritual".

San Francisco de Asís: (a Giocondo) No somos un regimiento de sacerdotes para quienes el voto sagrado de castidad es la disciplina. Somos solo un grupo de hombres que simplemente aman a Dios, cada uno según su propia capacidad.

Y para terminar, la relación de San Francisco con el Papa Inocencio III. Los frailes mendicantes son presentados con estas palabras:

Secretario: "Los ermitaños de Asís. Están aquí para someterse a Su Santidad, su líder es (una pausa) Francisco. Sólo una bendición ordinaria, Su Santidad, para complacer al obispo Guido".
Papa Inocencio III: (a Francisco) "Usted pidió permiso para hablar con nosotros. ¡Pues hable!" (un momento de silencio) ¡Hable!

En este momento San Francisco de Asís cambia el discurso que tenía preparado por recitar un trozo de la Biblia, en concreto los versículos 27 al 30 del capítulo 6 del Evangelio de San Mateo: "¿Hay algún hombre entre vosotros que, por mucho que se inquiete, pueda añadir un instante a su vida? ¿o un pie a su altura? ¿Por qué la preocupación por las riquezas? Considerad cómo crecen los lirios en los campos. No se fatigan ni tejen. Sin embargo, ni siquiera Salomón, en todo su esplendor, se vistió como uno de ellos. Hombres de poca fe.

El Papa aparenta no sentirse aludido y los deja marchar sin una respuesta, pero esas palabras hacen mella en su interior y los hace volver. Entonces pronuncia esta frase tan acertada:

Papa Inocencio III: "En nuestra obsesión por el pecado original, con demasiada frecuencia olvidamos la inocencia original".

Es entonces cuando se arrodilla, besa los pies de Francisco y los bendice a él y a sus compañeros,  aprobando de facto su Orden para que la extienda por el mundo. Un cardenal se acerca al Papa y lo tranquiliza con estas palabras:

"No se alarme, Su Santidad sabe lo que está haciendo, este es el hombre que va a hablar con los pobres, y traerlos de nuevo a nosotros".

Se refiere al miedo que en aquella época había por facciones cismáticas como los cátaros o los albigenses, que se terminaron escindiendo de la Iglesia. El caso de los franciscanos, tras casi un milenio de vida, ha sido siempre de fidelidad a la Iglesia y al papado...

En definitiva, una película muy gustosa de ver con un desarrollo previsible pero entretenida al mismo tiempo, llena de poesía en imágenes y palabras. 

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