Como película fue muy controvertida en su día, mezclando tres temas muy polémicos y que atraen a un público ávido de historias morbosas: El secreto de confesión del sacramento de la Penitencia, los abusos sexuales (dentro de la familia) y la homosexualidad en el clero. El eslogan de la película me parece muy ingenioso, dejando entrever todos estos temas pero sin revelarlos: "En un mundo de rituales, en un lugar de secretos, un hombre se debate entre mantener la fe y exponer la verdad...". Quizás una de las críticas que se le puede hacer a la directora es la de haber intentado abarcar todos esos temas, ya que se sabe que "quien mucho abarca poco aprieta...". Demasiadas problemáticas morales presenta el film como para intentar tratarlas con profundidad en un solo largometraje.
Sobre los dos primeros temas apuntados anteriormente se intenta hacer un infructuoso remake de la película de Hitchcock "Yo Confieso" pero claro, cualquier comparación es odiosa, no acercándose ni siquiera de lejos a la intriga de la trama del mago del suspense.
Sobre el tercer tema -la homosexualidad en el clero- sí hay que reconocer que se trata de una película valiente, provocadora y de las primeras en poner el dedo en la llaga sobre esta realidad dentro del sacerdocio en la Iglesia Católica. Quizás sobró la "brillante" y provocadora idea de estrenarla en Semana Santa, con el consiguiente rechazo frontal de la Iglesia Irlandesa, la cual se vio frontalmente atacada con la temática. La película en un principio contaba con escenas explícitas de sexo entre el padre Pilkington y su amante Graham, si bien la directora decidió prescindir finalmente de ellas, no por convencimiento propio sino porque era la única manera de rebajar la calificación moral del film en EE.UU. (pasando de NR17 -cine de adultos- a R -se permiten menores acompañados-) y asegurarse así una mayor recaudación en taquilla.
El argumento se basa en la visión moralmente opuesta de dos sacerdotes que conviven en la Parroquia de Santa María en el centro de la ciudad de Liverpool. El Padre Greg Pilkington, joven recién ordenado, es de moral conservadora pero de tendencias homosexuales. Lo acoge el progresista Padre Matthew Thomas, simpatizante de la Teología de la Liberación, quien se opone al celibato y que mantiene una relación encubierta con la ama de llaves de la rectoría, Maria Kerrigan. El padre Pilkington recibirá en confesión la noticia de un abuso al tiempo que es detenido por mantener relaciones sexuales en un lugar público, lo que atrae a la prensa sensacionalista ávida de escándalos. El padre Pilkinton es trasladado a otra parroquia en la que estará junto al padre Redstone, quien censurará su actitud y no lo perdonará, machacando continuamente su mermada conciencia. Finalmente, el padre Thomas le pedirá que vuelva con él para seguir ejerciendo su ministerio.
Espiritualmente la película tiene muchas puntas. Creo que el tema más interesante al que nos invita el film es una reflexión sobre la reconciliación y el perdón de uno mismo. Hasta que punto es más fácil obtener el perdón de Dios en el sacramento de la Penitencia que el perdón de uno mismo es algo que solo quien ha realizado un pecado grave y lo tiene en su conciencia lo puede saber. Por otro lado, la figura del sacerdote es vista en toda su humanidad: ¿Puede un sacerdote (Padre Thomas) ser estricto con los demás y laxo consigo mismo?, ¿Puede un ministro de Dios ser tan escrupuloso con el secreto de confesión y tremendamente permisivo con el celibato (Padre Pilkington)?, ¿Y puede un presbítero negar el perdón a un compañero y hacerle la vida imposible... (Padre Redstone)? Aunque los personajes están estereotipados y polarizados, al igual que el film creo que la respuesta a todas las preguntas es afirmativa, porque los sacerdotes son solo personas pecadoras que en palabras de San Pablo: "Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros" (2ª Cor 4,7). Quien busque la perfección y la ausencia de contradicciones en el la figura de un sacerdote se equivoca, lo que no quita que la mayoría de ellos intenten vivir su sacerdocio con coherencia y honestidad.
Muchos diálogos/reflexiones son tremendamente interesantes. Me quedo con estos tres. El primero refleja las dudas del padre Pilkington sobre si debe revelar un secreto de confesión o no. En este sentido, me parece muy convincente que uno esté más dispuesto a sufrir las consecuencias de no hacerlo cuando el perjudicado es uno mismo, pero cuando el perjudicado es una tercera persona las dudas deben ser tremendas:
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