lunes, 1 de enero de 2024

La primera Navidad (Il Primo Natale, Italia, 2019)

La Primera Navidad se puede considerar el homenaje cinematográfico que los actores y directores italianos Salvatore Ficarra y Valentino Picone realizan al momento más importante de la historia de la humanidad. Los famosos cómicos italianos decidieron en 2019 hacer una apuesta muy arriesgada que a juzgar por los resultados les salió muy bien.

Y digo arriesgada no porque mezclar Religión y Comedia en el mundo del Cine sea descubrir la pólvora (la primera que se me viene a la cabeza es la española Los jueves, milagro, 1957), pero sí porque no es el género más prolífico ni el más sencillo. Buenas comedias religiosas -y de calidad- se pueden contar con los dedos. No es una tarea fácil hacer reír en un contexto de temática religiosa, si bien es posible y las pruebas están ahí. En mi lista top no faltarían nunca Como DiosSigo como DiosHasta que el cura nos separe o Habemus Papam.

Si de por sí la mezcla de Comedia y Religión es atrevida, incluir en ese cocktail a Jesucristo ya son palabras mayores. Los Monty Python se atrevieron a dar ese salto con La Vida de Brian (1979) y desde entonces no recuerdo otra película semejante. Recrear esa época y ese personaje histórico supone caminar por un finísimo alambre entre la simpatía y la blasfemia del que no es fácil salir airosos. Dialogar irónica y sarcásticamente sin caer en el sacrilegio para no ofender al público creyente más conservador es complicado. Ficarra y Picone consiguen triunfar en ese desafío, aunque su obra esté a años luz del film británico por su originalidad y atrevimiento. Además, en vez de escoger como contexto histórico la Pasión de Cristo (mucho más difícil sacar una sonrisa de ahí...) los italianos apostaron por la Navidad, un momento más entrañable y en el que la comedia no desentona tanto. Sus números en taquilla corroboran el éxito del proyecto (10 millones de € de beneficio, con un presupuesto de 6 millones recaudó 16), mientras que la crítica especializada también fue benévola con los aspectos técnicos, artísticos, escenografía, vestuario y decorados. 

Bueno, vamos a desmenuzarla, o mejor -y más apropiado para los días en los que estamos- "vamos al turrón"

En escasos 100 minutos de comedia desenfadada, el film consigue adentrarnos en el año 0 de nuestra época ni más ni menos que en la ciudad de Belén. Para ello, un torpe ladrón de obras de arte, Salvo (Picone) y un piadoso sacerdote que lo persigue, Valentino (Ficarra) se introducen en una especie de túnel del tiempo del que creen que solo pueden salir si consiguen encontrar a la Virgen María y pedirle que realice un milagro. A destacar como curiosidad de este argumento que los actores-directores decidieron que los protagonistas llevaran sus propios nombres (Salvatore y Valentino) no necesitando inventar ninguno. La "hospitalidad" de Herodes en su palacio, el abuso de poder de los soldados invasores romanos, la débil y ridícula resistencia palestina (zelotes), los peculiares artesanos de la época y finalmente un original portal de Belén son algunos de los ambientes entre los que los protagonistas se desenvuelven mediante diálogos ingeniosos, confusiones, malentendidos y persecuciones. Tampoco el amor y el romanticismo quedan exentos de la trama, creando situaciones en las que el sacerdote especialmente protagoniza algunos gags cuanto menos curiosos y simpáticos. 

Independientemente de la química entre los dos actores que llevan tanto tiempo trabajando juntos y que se conocen a la perfección, el guion y la trama fluyen de manera perfecta. Para mí el momento más ingenioso es el lavatorio de cara previo a la comida con los zelotes. No obstante, no es una película de sketches continuos, sino que lo que la hace atrayente es precisamente el ritmo que mantiene en todo momento, con una trama y unos diálogos con segundas lecturas que invitan al espectador a una profundización más allá de lo que ve y oye. 

No es plan de destripar en exceso la película, así que si quieres verla en algún momento, no sigas leyendo este comentario... Hasta aquí he realizado un comentario general, lo que sigue puede considerarse spoiler...

Algunos ejemplos de diálogos chisposos son:

Don Valentino (preguntando por la Sagrada Familia a un guardia romano en un control): "Ya no sé cómo decírselo. Vienen de Nazaret, van montados en un asno, se llama José, lo puede reconocer porque tiene un palo con punta redonda, una barba larga, larga... y su esposa está embarazada".
Salvo: "Y entre otras cosas, el hijo no es suyo..."
Don Valentino: "Exacto".
Oficial: "¡¿Qué quieres decir?!"
Don Valentino: "En el sentido de que el verdadero padre del niño es el padre de todos nosotros".
Oficial: "¿Qué estás diciendo?"
Salvo: "Y esto no es nada Oficial, el Padre y el Hijo son lo mismo. Dices papá y los tres se dan vuelta".
Oficial: "Ambos".
Don Valentino: "¿Y el Espíritu Santo no cuenta?"
Salvo: "Todo comienza cuando llega el arcángel Gabriel".
Oficial: [buscando a Gabriele en los archivos en papel] "Gabriel... Gabriel..."
Don Valentino: "No puede encontrar a Gabriel porque no se puede registrar a Gabriel. Nadie ve a Gabriel".
Salvo: "Sólo la Virgen lo ve. Se acerca a María y le hace la Anunciación".
Don Valentino: "María, María, darás a luz al hijo de Dios. María, María, darás a luz al hijo de Dios..."
Salvo: "¡Basta! Entendido. Pero de todo esto hace nueve meses".
Don Valentino: "Y el hijo de Dios se llama Jesús".
Oficial: [perplejo, no ha entendido nada]
Salvo: "Aquí hace falta más catequesis..."

"Falso" San José: "Al menos esperemos que sea un niño tranquilo..."
Salvo: "Sí, de niño estará tranquilo... luego la cosa se complica a partir de los treinta años: multiplica los panes... camina sobre el agua...resucita a los muertos..."
"Falso" San José: (incrédulo) ¿...Los muertos?
Salvo: "Hicieron cuatro Evangelios y muchas películas. Aunque no creo que lo entiendas... ¿Puedo decírtelo honestamente? Te admiro, porque aunque sabes que no eres el padre..."
Falso San José: (Más incrédulo aún): "¡¿Cómo?!" 
Salvo: "Sí, pero eso todo el mundo lo sabe. Yo personalmente ni siquiera aceptaría un hijo mío y mucho menos uno que no sea mío. (Se escucha el llanto del hijo recién nacido) ¡Feliz Navidad!"

Don Valentino (sacando bolas de una bolsa mientras juegan al bingo en el palacio de Herodes): "¡33! ¡Los años de Cristo!"
Todos: "¡¿Queeeee?!"

Y estas frases sueltas tampoco tienen desperdicio, por su espiritualidad o ironía:

Salvo: "Recemos, mejor: cantemos, porque quien canta reza dos veces"
Salvo: “Herodes es una persona encantadora...”
Salvo: "Los revolucionarios nunca dejamos rastro de nosotros excepto en la historia"
Niña: (A Salvo): "Sonríe, de lo contrario se ve que es la primera vez que haces una buena acción"
Salvo: (A Herodes): "Estábamos él (Valentino), yo, Magallanes y Marco Polo... en un momento dado le dije "¡Marco, el futuro es China! No los subestimes tampoco, Herodes, porque abren un Reino cercano y te hacen cerrar el tuyo..."

A nivel de valores morales, el film profundiza en bastantes de ellos. En primer lugar, la conversión del ateo Salvo y la pérdida de fe del sacerdote Valentino suponen una ingeniosa manera de exponer la evolución de la fe. 

Salvo: "Es un milagro. El Señor nos dio un milagro. Oh Señor por primera vez te pedí ayuda y escuchaste mi voz. Alabado seas, mi Señor, que me sacaste del hoyo de la muerte y del lodo del pantano. Tu luz me salvó".
Don Valentino: "Fue la luz láser".
Salvo: "Pero te has vuelto incrédulo. ¿Como es posible? Ahora llamaré a las puertas y anunciaré la voz del Señor".
Don Valentino: "Esos son los Testigos de Jehová".

La amistad, el compañerismo, la valentía y el sacrificio por el otro también están presentes. Las relaciones humanas por encima de los bienes materiales, el drama de la emigración y la acogida los que son diferentes a ti están intencionalmente y estratégicamente situados a comienzo y final de la película, como moraleja conclusiva. 

En cuanto al apartado religioso o espiritual se presenta la sempiterna dicotomía entre "oración" o "acción". Indirectamente se plantea esta pregunta: ¿Qué es más importante: rezar a Dios o intervenir caritativamente para hacer cosas buenas? Evidentemente las dos son importantes, pero los directores italianos se decantan claramente por la segunda, poniendo en boca de la Virgen María estas palabras:

Don Valentino: "Nos gustaría pedirle un favor si es posible. Como venimos de muy, muy lejos, nos gustaría mucho volver a casa. Pero como él es aún pequeño y no puede hacer el milagro, ¿Lo podría hacer usted?"
Virgen María: "¿Y por qué me lo preguntas? Tienes que pedírselo a Dios"
Don Valentino: "Bueno, ya que usted está aquí abajo, ¿es necesario llegar a Él allá arriba?"
Salvo: "Nosotros también oramos, sólo que Dios no nos escucha, seguimos aquí..."
Virgen María: "Quizás porque los verdaderos milagros los hacen los hombres"

Por otro lado, hay frases tan tiernas pero llenas de contenido como esta de Salvo al recién nacido niño Jesús:

Salvo: "Y recuerda, cuando la gente te pregunte cosas, respóndelas, porque de lo contrario les parecerá que no existes". 

También se presenta el desmontaje de estereotipos preconcebidos, como que en el Portal de Belén tuviera que haber un buey o una mula (en ninguna parte de la Biblia se menciona este hecho) o que San José tuviera barba larga y un bastón enorme.

Todo ello la convierten en una película entretenida y muy completa. A pesar de los pocos años transcurridos desde su estreno, el tema tratado la convierte en atemporal, ideal para pasar un buen rato desenfadado y en familia. La transmisión de valores positivos forma también parte de la intencionalidad del film, lo que la convierte en ideal para un público infantil y juvenil (sin excluir a los adultos...). En síntesis: altamente recomendable, un must watch, especialmente para estas fechas.

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