lunes, 15 de agosto de 2022

El Exorcista. El comienzo: La versión prohibida (Dominion: Prequel to the Exorcist, EEUU, 2005)

Tal como expliqué en "El exorcista. El comienzo", del abundante material rodado como precuela para la saga de El Exorcista se sacaron no una, sino dos versiones distintas en cuanto a  directores, argumentos y protagonistas. Se trató sin duda de una decisión con pocos precedentes en la historia del Cine y que tampoco se ha prodigado -afortunadamente- en el presente. Siendo la ya comentada anteriormente estrenada en 2004, esta que hoy nos ocupa, la de Paul Schrader, fue descartada en principio por la productora Morgan Creek por considerarla poco comercial. No obstante, un año mas tarde, también fue llevada a la gran pantalla intentando rentabilizar así la costosa inversión del proyecto y el fracaso de taquilla y crítica de la denostada versión de Renny Harlin

Lo primero que hay que decir de esta película es que su título engaña. Como acabamos de comentar, no hay ninguna versión prohibida (palabra que da a entender "censurada") sino una versión que por la decisión de la productora fue relegada inicialmente al ostracismo. El hecho de que finalmente viera la luz tampoco respondió a un interés en ofrecer una visión alternativa o complementaria de la historia, sino a una cuestión meramente económica. Su eslogan publicitario era casi el mismo que la anterior: "Antes de la leyenda que conoces, existe la historia de cómo comenzó el Mal", lo que seguramente hizo que muchos espectadores de la primera versión no vieran esta segunda. Lo cierto es que a nivel de taquilla tampoco terminó de funcionar bien (en este sentido es cierto que existía ya una saturación en este tema) si bien a nivel de crítica obtuvo mejores puntuaciones que su antecesora. Como muestra, el "padre" de la saga, el guionista de la primera y tercera entrega, William Peter Blatty, la definió como "Una obra hermosa, con clase y elegante" frente a sus feroces críticas a la versión de Harlin

En los apartados técnicos es digna de mencionar la B.S.O. de Angelo Badalamenti, curtido en musicalizar películas de intriga como Terciopelo Azul o a la mítica serie Twin Peaks. La fotografía también es excelente, obra del tres veces oscarizado Vittorio Storaro. El reparto cuenta con Stellan Skarsgård como actor principal (evidentemente al mismo que la película de 2004) encarnando al Padre Merrin, pero hay tres actores secundarios bastante importantes que se negaron a repetir tomas o grabar nuevo material en la versión de Harlin y por eso solo aparecen en esta de Schrader: Gabriel Mann, Clara Bellar y Billy Crawford. Su negativa a participar en la versión de Harlin hace que esta película tenga un hilo argumental más claro y sin tantos "saltos" como la anterior. 

A nivel argumental las dos películas son bastante parecidas, evidentemente. Me gustaría destacar algunas escenas que sí tenemos en esta versión y aportan algo de luz a la historia. La primera de ella es la escena de apertura del film, ambientada en 1944. Es lo primero que conocemos del Padre Merrin, quien queda traumatizado tras unas ejecuciones en las que es obligado a participar como represalia a la muerte de un soldado alemán. Queda afectado por ellas hasta tal punto de dejar el sacerdocio y convertirse en arqueólogo:

Kessel: "Soy el Subteniente Ralph Kessel de las SS y este es uno de mis hombres. Lo encontramos en una zanja con un cuchillo de cocina en la espalda, asesinado por uno de ustedes. Han visto al ejército alemán en retirada y eso les hace sentir esperanza. No deberían tenerla. Vamos... ¿Quién es el responsable de esto?".

Más adelante el Padre Merrin (aunque renuncie al ejercicio del sacerdocio en una parte de la película lo llamaremos así) pronuncia una frase bastante interesante. Es una duda de fe que creo todo creyente se ha planteado alguna vez frente a la existencia del mal en el mundo.

Padre Lankester Merrin: "Creía que Dios nos deja decidir entre el bien y el mal. Yo elegí el bien. El mal sucedió".

Poco más se puede destacar, salvo que la trama ahonda en la personalidad traumatizada del Padre Merrin y en los aspectos psicológicos del protagonista más que en la acción exorcizante como tal,  como sucederá tras los cambios introducidos por Harlin. En ese sentido, no es sino lo que se esperaba de Schroeder, tal y como había realizado ya con los guiones de Taxi Driver La Última Tentación de Cristo y que culminaría magistralmente años más tarde en la figura del Reverendo Toller en El Reverendo. Lo extraño es que la productora no supiera a quién estaba contratando y para qué, decidiendo prescindir en un primer momento de todo ese material de quien se sabe que prefiere lo introspectivo al efectismo. 

Un último apunte sobre el final, que también tiene matices con la otra versión. Tras un exorcismo al demonio Pazuzu, el poblado donde se desarrolla la acción (Derati) vuelve a la normalidad y el ejército británico abandona el lugar. Pero uno de los ancianos locales advierte que el demonio perseguirá al Padre Merrin, quien ha recuperado su fe y su vocación y se marcha a Roma, donde no volveremos a saber nada de él hasta su aparición en El Exorcista y su nuevo encuentro con Pazuzu - Regan.

Con este comentario termino esta serie de críticas de la saga de El Exorcista que indudablemente fueron bajando el listón de calidad en cada entrega (a excepción de la tercera, quizás). La mala -pésima- noticia es que se ha anunciado un reboot para 2023 de toda la saga, con nuevas inflexiones y variantes en las tramas. Creo sinceramente que hubiera sido mejor haber dejado descansar en paz a la saga desde que el Padre Karras se precipitase por los icónicos 75 escalones de Georgetown en la primera entrega. Todo lo que ha venido después ha sido altamente prescindible. Así, que nunca mejor dicho: que Dios nos coja confesados...

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