Hace unos años, algunos sectores políticos radicalizados en
España pusieron de moda la retirada de cruces de lugares públicos tales como plazas, ayuntamientos y monumentos urbanos. La secularización es lo que tiene, que parece que la simbología cristiana molesta y hay que ocultarla. 2.000 años después se sigue persiguiendo y ocultando una
simbología que de hecho es preciosa. A veces la motivación de esta eliminación es meramente económica. En 2013 escribí
una entrada de cómo el
Real Madrid y el
F.C. Barcelona eliminaban las cruces de sus escudos en los países musulmanes con el único objetivo de ganar más pasta y ampliar el mercado a los países donde la cruz está prohibida. En esta ocasión, me temo, lo que está detrás es una cuestión de pura ideología y de incultura supina.
Vamos a verlo. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) fue fundada en 1953 por el empresario textil de Tarrasa José Biosca Torres, quien con un grupo de amigos empresarios realizó durante una cacería la primera cuestación para recaudar fondos en la lucha contra el cáncer. Nacía así en germen lo que posteriormente sería una ONG, formada inicialmente por empresarios afines al régimen franquista y con firmes creencias religiosas cristianas. Esa es la historia y no se puede cambiar ni borrar, aunque algunos lo pretendan. Con el tiempo esa ONG ha ido creciendo hasta convertirse en el referente número uno de la lucha contra el cáncer en España. Me quito el sombrero ante la labor tan valiosa que la ONG ha realizado a lo largo de todos estos años, y que en la actualidad sigue realizando. No obstante, hace tres años, en 2021, la AECC decidió en una controvertida asamblea telemática (año post-covid) lo que a mi juicio es un error: un cambio de logo. Como consecuencia de ello se eliminó la tradicional cruz de Santiago que la identificaba en banderines y huchas; cruz que yo recuerdo desde que tengo uso de razón. ¿Ampliación de mercado?, ¿Evitar la identificación con una simbología cristiana?... Por más que busco documentación no encuentro la justificación de este cambio, más allá de las palabras de la responsable de marketing: "...nos haga más relevantes, nos permita conseguir nuestros objetivos de una forma más eficiente, el paciente se sienta representado, nos ayude a llegar a más personas y permita movilizar a la sociedad, para que podamos realmente transformar la realidad del cáncer y trabajar en equidad". Parece ser que la cruz no cumplía estos objetivos en el nuevo plan estratégico de la ONG. Una pena. En la imagen que ornamenta el post os dejo el antes y el después del logo identificativo de la Asociación.
Mi reflexión parte del convencimiento de que renunciar a nuestras raíces occidentales es renunciar a la propia identidad. El tiempo dirá si el cambio de logo ha sido económicamente rentable, pero lo que a buen seguro no lo ha sido es para la imagen corporativa de la ONG.
A nivel religioso veo proféticas las palabras del Evangelio, tanto de Jesucristo en Mateo 11,6 "Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí" como de San Pablo en 1 Corintios 1,22: "Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles".
Un último apunte. En España hay registradas en la actualidad 111 ONGs y Asociaciones que luchan contra el cáncer. Eso quiere decir que hay más opciones para hacer donativos y que el dinero contribuya a la misma causa, que por cierto me sigue pareciendo loable y necesaria. Toca investigar el ideario de cada una de ellas y ver cuál es la destinataria de la limosna cuaresmal.
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