lunes, 29 de julio de 2024

La novena puerta (The Ninth Gate, Francia, 1999)

Comentamos hoy este filme con una temática de acción, cuyo protagonista último es el demonio, si bien este no aparece físicamente. Se trata de una película cercana al año 2.000, en el que proliferaron muchos trabajos con un argumento similar debido a la cercanía del fin del milenio. En ese sentido podríamos equipararla a las ya comentadas La séptima profecía, El día de la Bestia, Fallen o El fin de los días. Basada en el libro "El club Dumas" del escritor español Arturo Pérez-Reverte, el film es una coproducción francesa, española y estadounidense de dos horas de duración dirigida por el controvertido Roman Polansky.

"Cada libro tiene vida propia..." fue el slogan publicitario que la promocionaba, pues su argumento se basa precisamente en un libro (”Las Nueve Puertas del Reino de las Sombras”) a través del cual el demonio puede aparecer en la tierra si se realiza el apropiado conjuro. El encargado de encontrarlo es el investigador Dean Corso (Johnny Depp) quien con la ayuda de una chica anónima (Emmanuelle Seigner) tendrá que cotejar los tres ejemplares existentes en todo el mundo para dilucidar cual de ellos es el verdadero. 

El contenido religioso del film se basa en plantear la posibilidad de que el Maligno puede personalizarse en la tierra y tomar un aspecto corpóreo, encarnándose delante del supuesto privilegiado que realice el conjuro adecuado. La película plantea que una serie de ventajas (poder, placer, vida eterna...) serían alcanzados por el "afortunado", lo que hace que la tenencia del libro en cuestión sea objeto de robos, pugnas e incluso asesinatos.

Debido a esta temática de thriller, no abundan los diálogos profundos sobre el tema, aunque algunas pistas si le van siendo dadas al espectador para que vaya desvelando la trama. La película tampoco está exenta de algunos golpes de humor, que encajan dentro del contexto general y que sirven para relajar algunos momentos de excesiva tensión. De entre los diálogos más interesantes he rescatado los que a mi juicio son los más significativos:

Boris Balkan: "Forman una especie de enigma satánico. Interpretados correctamente con la ayuda del texto original y suficiente información privilegiada, tienen fama de evocar al Príncipe de las Tinieblas en persona"

Baronesa Kessler: "Mi último trabajo: "El diablo: historia y mito", una especie de biografía. Se publicará a principios del próximo año".
Dean Corso: "¿Por qué el diablo?"
B.K.: "Lo vi un día. Yo tenía quince años y lo vi tan claramente como te veo ahora. Fue amor a primera vista".
D.C.: "Sabe, hace 300 años, la habrían quemado en la hoguera por decir algo así".
B.K.: "¡Hace 300 años no lo habría dicho!"

Boris Balkan: "¡Ahora puedes verlo! Estoy entrando en territorio inexplorado. Tomando el camino que lleva a la igualdad, con Dios. No puedes venir conmigo... Debo viajar solo, pero puedes mirar y maravillarte."
Dean Corso: "Es muy amable de su parte".
Boris Balkan: "Así es. Ha habido hombres que han sido quemados vivos o destripados sólo por echar un vistazo a lo que estás a punto de presenciar".

Los nueve grabados que ornamentan el libro tiene cada uno de ellos una expresión en latín. Son las siguientes, con su traducción al lado:

Silentium est aureum (El silencio es oro).
Clausae patente (Abre lo que está cerrado).
Verbum dimissum custodiat arcanum (La palabra perdida guarda el secreto).
Fortuna non omnibus aeque (El destino no es igual para todos).
Frustra (En vano).
Ditesco mori (La muerte me enriquece).
Disciplus potior magistro (El discípulo supera al maestro).
Victa jacet virtus (La virtud yace derrotada).
Nunc scio tenebris lux (Ahora sé que de las tinieblas sale la luz).

Termino con una curiosidad. He comenzado la entrada diciendo que el diablo no aparece en la película. Es una verdad a medias. En la escena final, Corso se hace con todos los grabados auténticos y camina hacia el castillo. En una ventana que se abre en la parte superior de la imagen se puede ver la silueta del Diablo, esperándolo...

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