El otro día tuve la oportunidad de ver en televisión esta comedia española ambientada en un contexto religioso, concretamente en una mezcla de un convento-seminario. Últimamente el cine español no es muy prolijo en comedias con personajes creyentes, y me ha sorprendido gratamente no haber encontrado en ella elementos excesivamente ofensivos, si bien como veremos en el análisis posterior hay una crítica soterrada a una parte importante de la jerarquía (no se podía esperar otra cosa conociendo la mentalidad actual de los productores...) No obstante, y antes de pasar a la crítica en sí, es justo reconocer que tiene bastantes cosas aprovechables y transmite una cierta bondad hacía la vida consagrada tanto de los religiosos consagrados como de la mayoría de los sacerdotes que aparecen. En ese sentido es bastante parecida a la ya comentada aquí
Llenos de gracia, protagonizada por
Carmen Machi.
Vamos primero con algunos datos técnicos. Se trata de la opera prima del director Curro Velázquez (desde ese año y hasta la fecha solo ha dirigido otra película más, también en clave de humor, Cuerpo escombro) quien se puede considerar un destacado guionista español de comedias en la última década. En el reparto encontramos muchas caras conocidas del panorama cinematográfico actual patrio, como Karra Elejalde, Alain Hernández, 'El Langui', Macarena García o Tito Valverde. Un reparto de garantías, al menos de entretenimiento y profesionalidad.
Vamos con el argumento. Los monjes de San Teodosio viven una acuciante crisis económica debido a las escasas ventas de su dulce típico (las perrunillas) y parecen estar abocados a tener que vender el monasterio para ser convertido en un Parador turístico. Al monasterio llega Salva, un sacerdote-misionero castigado por su obispo, quien propone crear un equipo de fútbol y ganar una competición internacional (la “Champions Clerum”) para resolver la economía del convento. Para ello tendrá primero que convencer al prior, el Padre Munilla y posteriormente luchar contra las ansias de poder de su obispo y del cardenal Gondolieri.
El análisis espiritual lo voy a dividir en tres partes.
En primer lugar, todo el contexto es religioso, por lo que el film está plagado de frases y referencias directamente relacionadas con la religión, el cristianismo y, especialmente, la vida consagrada. Desgraciadamente vivimos en una sociedad donde la cultura religiosa (hablo de culturilla general, no de Teología) se está perdiendo, por lo que dudo mucho que gran parte de los espectadores comprendan muchas de las palabras empleadas en el guion. Otras si forman parte aún del acervo cultural de la lengua española, por lo que en general se entiende su significado por el contexto. Algunas frases que me han resultado graciosas, interesantes o relevantes por algún motivo y que merecen un apunte las reflejo a continuación:
Ramón: "La gomina multiplica ciento por ciento el pecado de la vanidad". La vanidad -o soberbia- es uno de los 7 pecados capitales, junto a ira, pereza, lujuria, gula, envidia y avaricia.
Vendedor: "Ave María, purísima, le traigo una sorpresa"
Vendedor: "Pruebe, Padre. Álcelo, álcelo y consagre". En esta escena hay un fallo litúrgico, pues el vendedor llama cáliz a lo que en realidad es un copón, que se diferencia del primero en que lleva una tapa y sirve para reservar las hostias consagradas, no para consagrar la Sangre de Cristo.
Munilla: "El padre Antoñanza lleva 20 años de absoluto voto de silencio". Se trata de un voto que solo realizan algunas órdenes (como cartujos o trapenses). El resto de votos (pobreza, castidad y obediencia) lo hacen todos los frailes y monjas.
Padre Munilla: "Padre, perdónale porque no sabe lo que hace". Frase casi idéntica a la de Jesucristo en la cruz cuando Salva roba el Papamóvil para ir en busca del equipo, que se he metido en problemas en un pub de Roma.
Salva: "Osea, Jesús será nuestro Salvador". Esta es una ingeniosa frase, ya que Jesús Heredia es un gitano evangélico fichado como goleador para el equipo católico. Aquí la película presenta un error teológico, pues es bautizado en el vestuario, mientras que en la vida real, no es necesario pues el sacramento del Bautismo está reconocido entre todas las confesiones cristianas (católicos, ortodoxos y protestantes) según el número 869.2 del Código de Derecho Canónico.
Salva: "Así como en Pentecostés se obró el milagro de la aparición del Espíritu Santo, esta jugada lleva incorporada su propio milagro". La jugada que resuelve la final lleva por nombre la fiesta de Pentecostés, celebrada 50 días después de la resurrección de Jesucristo, con la que termina el tiempo de Pascua.
El segundo tema que me parece interesante resaltar es el de la vocación. Aparece la vocación misionera (Salva), las dudas vocacionales (Simón) y las ansías de poder de la jerarquía. Esto último lo dejamos para el tercer punto, me centro en las dos primeras. Salva es el típico misionero que antepone la caridad a las reglas establecidas, mientras que Simón es un monje enamorado de Sara que tendrá que dilucidar si quiere seguir en el Monasterio o comenzar una nueva vida. El tema está tratado con mucho respeto y veracidad. Más allá del desenlace final, me parece muy esclarecedor este consejo que otro fraile le da a Simón cuando se prepara para una cita con Sara:
Ramón: "Donde hay verdadera vocación, no hay tentación que valga"
Vamos con el tema menos agradable. Las personas que ostentan una cierta responsabilidad -el prior Munilla, el obispo y el Cardenal Gondolieri- (dudo mucho que el público en general sepa distinguir la función de cada uno...) son en general bastante intransigentes, interesados, egoístas y su único interés parece ser escalar en la jerarquía. Solo el prior cambia esta postura a lo largo del film, por lo que los otros dos siguen encasillados en ese tópico, que transmite la idea de una Iglesia corrupta en sus mandatarios.
En esta frase en la que el obispo en complicidad con el cardenal intentan sobornar al prior para que pierda el partido final se resume ese pensamiento:
Obispo: "Nadie gana a la selección del Papa. Lo de David y Goliat está muy bien para los sermones, pero nada más"
Como apunte anecdótico, de manera marginal aparece la figura del Papa Francisco. Nunca le vemos la cara, aparece su coche (Papamóvil), o de espaldas, hablando por teléfono. También el Padre Munilla habla de él cuando aclara que es el único en la Iglesia que nunca se equivoca (Dogma de la Infalibilidad). Estas frases resumen la intervención del Papa en el film:
Munilla: ¿El obispo?. El Papa. El Papa es infalible. El obispo no. Ahora si me disculpan tengo muchas cosas que hacer"
"Buenas noches, santidad". El Papa viene del cuarto de baño, quizás es una escena que se podría haber evitado, aunque también transmite una realidad: el Papa es una persona con las mismas necesidades que cualquier otro...
"En unos días sabrán de qué les hablo. Confíen en mí, no están solos. Gracias por las perrunillas...". Conversación telefónica al final del film, transmitiendo una imagen de un Papa cercano y colaborador.
En resumen, una película entretenida para conocer mejor cuestiones elementales de la vida religiosa consagrada y jerárquicas, con toques de humor bastante acertados y en general respetuosos, y algunos temas profundos y trascendentales que son tratados de una forma bastante superficial, que, por otra parte, es lo normal en una comedia. Recomendable, sí. Pero tampoco para perder la cabeza.
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