miércoles, 3 de junio de 2020

Católicos, (Catholics, Reino Unido, 1973)

Católicos es una interesante película británica de 1973 que refleja varios puntos fundamentales de las  problemáticas postconciliares del Vaticano II. El film se presta a la reflexión, a pesar de que hoy en día creo que la mayor parte de sus conflictos están bastante superados. Vamos a comentar el argumento y después apunto los temas que me ha suscitado su visionado a partir de los protagonistas principales.

La película se ambienta de manera futurista en los finales del siglo XX, en los que tras un hipotético Concilio Vaticano IV se ha creado una Hermandad Ecuménica en la que todo el cristianismo se ha unido en una sola confesión y se busca incluso la unión con todas las religiones del mundo. La práctica religiosa ha decaído y por ello se busca una unificación de credos aún a cambio de renunciar a lo genuino de cada Iglesia. En la Iglesia Católica, por ejemplo, los sacerdotes visten todos de seglares, se ha prohibido la confesión privada, no se cree en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y tampoco está permitido decir la misa en latín. Un monasterio de la costa de Irlanda edificado en el siglo XII y dirigido por el abad Tomas O’Maley (Trevor Howard) se rebela contra todo ello y el superior de la Orden en Roma (Raf Vallone) envía al Padre James Kinsella (Martin Sheen) para arreglar el asunto. En los diálogos entre el abad y el legado romano es donde se encierran las dos visiones teológicamente contrapuestas que se enfrentaron en el Vaticano II y que aún hoy en día siguen de alguna manera vigentes.

El Padre James Kinsella es un joven sacerdote revolucionario, viste de laico, es dialogante y tolerante, reza en una postura zen y apoya que la religión sea más una doctrina social que una fe. Defiende la Teología de la liberación, a los sacerdotes que ayudan a derrocar gobiernos y acata las órdenes de sus superiores sin cuestionarlas. Cree que la ortodoxia de ayer es la herejía de hoy y que si no se evoluciona los fieles abandonarán la Iglesia.

El Abad Tomas O’Maley, por su parte, es un sacerdote más maduro, chapado a la antigua, defiende todas las tradiciones y cuestiona las modernidades de la nueva Iglesia. Cree que la clave de la supervivencia de la Iglesia están en la jerarquía y la obediencia ciega, lo que le causa un conflicto al tener que obedecer órdenes de Roma y a su vez hacer que su comunidad obedezca esas órdenes que él no comparte. Dirige una comunidad religiosa que cumple los votos de pobreza, obediencia y castidad a rajatabla pero que se rebela contra la visión moderna de la Iglesia.

La película se inicia con una misa en latín, de espaldas al pueblo (o de cara a Dios, según se mire...) con mujeres veladas y hombres que rezan el rosario al no entender bien lo que allí sucede. El abad afirma que la ventaja de esta praxis es que en todas partes se entendería. Decir la misa en latín forma parte del misterio "porque se habla con Dios, no con el vecino". En su opinión así se ha hecho 2000 años y así se debe seguir haciendo. La misa de ahora es a su juicio una parodia, un juego. Se toca la guitarra, se da la mano... Todo para atraer, pero sin embargo las iglesias cada vez están más vacías. El abad dice “Yo divido la Iglesia en dos, los que predican y los que rezan, o si lo prefiere misioneros y monjes”. Dirige a los hermanos en una vida dura, sin tv, con comidas austeras, frío y humedad, silencio... que solo puede ser entendido desde una vocación especial.

La fe y la obediencia son los temas transversales que recorren todo el film. ¿Se puede tener una fe y una conciencia que lleven a no obedecer a quien ha hecho un voto de obediencia y percibe nítidamente la injusticia de lo que se le pide?, ¿Se puede por otro lado ser obediente sin ni siquiera tener fe pero aparentar que es el motor de la vida espiritual?. La fe en los milagros aparece también como una característica del católico que es cuestionada por la visión moderna de la fe y del ecumenismo.

La película termina de una manera enigmática. El abad pide a su comunidad rezar un padrenuestro (el abad dice “Es nuestra forma de cambiar las cosas: rezando”) con el que se deja entrever que la comunidad se pliega ante las órdenes de un abad que sin embargo ha perdido la fe hace tiempo pero aún aparenta tenerla....

Una película interesante para estudiar la fe y la disciplina en la Iglesia.

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