Para cumplir las Escrituras pides un poco de agua. En lugar de ello te dan vinagre e hiel. La agonía se prolonga y los hombres van desfilando junto a la cruz. “Si ha salvado a otros, que se baje de la cruz y entonces creeremos en él”. De nuevo aparece Satanás, como en las tentaciones, pero esta vez con un rostro concreto. Cuantas veces nos reímos del indefenso, del que está clavado en la cruz, del que no puede defenderse… lo que no nos atrevemos a decirle a los poderosos de este mundo se lo decimos a los crucificados, a los que tienen las manos atadas y no pueden hacer nada… Que fácil es reírse del humillado, hacerse fuerte frente al abandonado y al frágil. Lo difícil es lo que tú haces, soportar con paciencia los insultos y las risas en vez de demostrar abiertamente tu divinidad… Al pie de la cruz se reparten tu túnica, se juegan a suertes la única posesión material que te queda… ya nos habías dicho que "el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza"… ahora solo te queda la cruz, a la que estás pegado y bien sujeto para que no huyas… El Dueño de toda la creación no tiene nada material, ni siquiera un poco de agua con el que saciar la angustia…
El Maestro tiene sed… él, que le había dicho a la Samaritana que quien bebiera del agua de la vida ya nunca más tendría sed… De nuevo Jesús se solidariza con los hombres de este mundo que tienen sed… sed física y sed espiritual. El que es la Palabra de Dios, el Pan de la Vida, el manantial de agua fresca se humilla una vez más… La cruz es la escuela en la que, como dice San Pablo, Jesucristo aprendió sufriendo, a obedecer. Si la encarnación es un prodigio de humildad, la cruz es el clímax de la misma. El que pudo nacer en cualquier palacio escogió un pesebre para venir al mundo. El que era inmortal escoge morir entre los desheredados del mundo, en el lugar del escarnio y de la humillación. A Dios no le bastó hacerse uno de nosotros, sino que nos quiso dar un último ejemplo de humildad… Poco antes de hacerlo, ya había lavado los pies de los discípulos para mostrarles que el que quiera ser el primero tiene que portarse como el servidor de todos. Pedro no lo entendía, probablemente los otros tampoco, ellos que querían los primeros puestos no terminan de entender que la salvación pasa por el servicio y la humillación… por eso no están allí contigo, por que no te han comprendido del todo… hará falta la resurrección para que no tengan miedo ellos tampoco de humillarse y morir por ti…
Tengo sed, dice el que había convertido el agua en vino en Caná. Cuanto daría él en ese momento por un poco de agua con el que refrescar la boca seca y el cuerpo deshidratado por tantas heridas… Para nosotros la sed hoy ya no es una necesidad primaria. Basta abrir un grifo o entrar en un bar y pedir un poco de agua o de cualquier otro líquido para calmarla. Y sin embargo, para un tercio del mundo el agua sigue siendo cuestión de vida o muerte. En muchos pueblos de África , Asia o Sudamérica no hay grifos, hay charcos llenos de agua enlodada que son un vivero de enfermedades mortales. También ellos tienen sed, y hambre, no solo física sino también hambre y sed de la justicia, como nos dijiste tú en las bienaventuranzas. Tu sed es la sed de los pobres de este mundo, de aquellos que sufren por una riqueza mal repartida, de aquellos que nacen condenados a morir en la más absoluta de las miserias por culpa de los caprichos de unos cuantos poderosos…
Señor, ¡haznos tener sed de ti, sed de la justicia infinita, sed espiritual que aparque nuestras a menudo ficticias sedes materiales…!
Desde luego, si queremos una buena reflexión para la cuaresma, ahí la tenemos, día a día en el llamado "Sermón de las Siete Palabras".-
ResponderEliminarY ello, con independencia de que podamos plantearnos qué podía hacer, cerca de los crucificados, alguien con hiel y con vinagre para ofrecérsela a los agonizantes.- Según parece era costumbre que, gente de entre el público asistente, la llevara porque, esa mezcla (con mirra) es adormecedora y anestesiante, y, la ofrecían piadosamente a los reos.- De cualquier modo, da igual, porque Jesús (que sin duda sabía eso) se negó a tomarla; quiso morir consciente...
Pero la reflexión de D. Jaime, a mí me lleva a pensar en tanta gente que hay "crucificada" en el mundo y que, quizás yo tenga algo que ver con ello; hay paises del llamado "Tercer mundo" donde se explota a los trabajadores e incluso a los niños y, después, quizás yo adquiero los productos fabricados, más baratos, por empresas que se enriquecen a costa de ellos... y con mi colaboración..
Gracias por su ayuda para meditar.
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