Celebramos hoy a Santa Rosa de Lima (1586-1617), santa peruana que fue una virgen Terciaria Dominica. Fue la primera americana canonizada por la Iglesia. Fue un modelo de penitencia y de oración, tuvo un gran celo pastoral por la salvación de los pecadores y de la población indígena. De ella dijo Inocencio IX: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones". Copio precisamente de su biografía la parte en la que se habla de sus penitencias:
Es difícil encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores penitencias. No las vamos a describir todas aquí porque muchas de ellas no son para imitar. Pero sí tenemos que decir que lo primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor propio, su deseo de aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: "quien se humilla será enaltecido".Una segunda penitencia de Rosa de lima fue la de los alimentos. Su ayuno era casi continuo. Y su abstinencia de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario para no desfallecer de debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba bebidas refrescantes de ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y seguir aguantando su sed, por amor a Dios. Dormía sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al crucifijo y le pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel que todo esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un lecho más cómodo.
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