martes, 2 de julio de 2019

Santos Proceso y Martiniano / San Otón

La Iglesia celebra hoy a estos dos santos vinculados a los primeros apóstoles. Según cuenta la tradición, ambos eran los encargados de la Cárcel Mamertina en la que estuvo San Pedro, quien los convirtió al cristianismo y bautizó. Posteriormente murieron mártires. Copio una parte del relato de sus vidas:

Los dos carceleros comienzan prestando atención a lo que dicen y terminan acercándose a recibir, en susurros y casi a escondidas, instrucción. Una luz del cielo se les ha encendido dentro; piden ser discípulos, quieren recibir el bautismo y se ofrecen como sustitutos de sus puestos dejándoles abierta la prisión. Una fuente de agua brota de la piedra, signada por Pedro con la cruz, para poder administrar el bautismo a ellos y a otros cuarenta y siete más. Esa es la fuente que desde entonces da agua milagrosa a quien quiere beberla para remedio de algún mal.


Sabedor el juez Paulino de lo sucedido les llama al orden, animándoles a dejar lo que incautamente han abrazado e instándoles a ofrecer culto y reconocimiento a los dioses de siempre. Pero nada puede remover su decisión y, después de escupir la estatua de Júpiter, son azotados y atormentados con la pena del fuego en la que no se sabe cómo el juez se queda ciego, es poseído del demonio y muere en tres días. A los dos que fueron carceleros les cortaron la cabeza en la Via Aurelia, fuera de los muros de la ciudad, el día 2 de Julio, dejando sus cuerpos a los perros.


De la misma manera hoy se celebra a San Otón de Bamberg (1060-1139), santo alemán obispo de Bamberg, llamado "el Apóstol de Pomerania". Fundó monasterios y evangelizó muchas ciudades de la región. Copio unas líneas de su biografía en las que se explica todo esto:

Es considerado el evangelizador de la Pomerania; fundó allí numerosos monasterios. Y apoyado por Boleslao, duque de Polonia que dominaba la región, y por Vratislao, duque cristiano de Pomerania, recorrió todas las ciudades instruyendo a los gentiles y bautizando a los que se adherían a la fe, intercediendo ante el príncipe por la liberación de los prisioneros, exhortando a todos a abandonar los ídolos y a convertirse al Dios de Jesucristo.

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