Teresa, la película es el ridículo homenaje del Cine Español a una de las más grandes santas de la historia, estrenada en la conmemoración del quinto centenario de su nacimiento. En realidad ni siquiera es un largometraje, sino una producción de Televisión Española no destinada a la las salas de cine sino a ser emitida directamente en la cadena nacional. Digo "ridículo" no por la calidad del producto (bastante aceptable), sino porque pienso que dicha efeméride debió haber tenido una mayor repercusión mediática, debiendo haber gozado a su vez de un mayor presupuesto y haber llegado al menos a la gran pantalla. A pesar de estar en el gobierno por aquella época con mayoría absoluta el PP de Mariano Rajoy, bien es sabido que en este país -otrora defensor de la fe católica- la industria cinematográfica es casi en su totalidad un coto privado de la izquierda en la que, por supuesto, no tienen cabida los homenajes a los muchos y grandes santos que ha dado la Iglesia española.
Al menos -y como consuelo menor- es en parte un desagravio al polémico film ya comentado en este Blog Teresa, el Cuerpo de Cristo (2007), largometraje subvencionado (este sí) por el gobierno de Zapatero y cuyo visionado únicamente provoca repulsión y rechazo a la vida de la santa.
En el apartado técnico se contó con Jorge Dorado, experto en producciones para televisión y con un único largometraje a sus espaldas, para la dirección. El reparto es encabezado por Carla Díaz (por aquel entonces 17 años) dando vida a la adolescente Teresa. Para el papel de la santa en su edad madura la escogida fue Marian Álvarez, quien sí tenía ya experiencia en el mundo del Cine e incluso había ganado un Goya un par de años antes por su actuación en "La herida". Para contar con un "gancho" comercial se incluyeron en el reparto nombres más consagrado del Cine patrio, como Terele Pávez (priora), Antonio de la Torre (Martín Fernando de Valdés) o Aitana Sánchez-Gijón (en el corto papel de Doña Jimena). Completaron el elenco David Luque (Rodrigo Salazar) y Savitri Ceballos (Doña Guiomar de Ulloa) como personajes corales.
Vestuario, decorados y música los justos, sin alardes ni excesos por el bajo presupuesto antes mencionado. Las interpretaciones son convincentes sin llegar a ser portentosas, alguna que otra vez el lenguaje poético y el uso del castellano antiguo juegan una mala pasada a los intérpretes, restando algo de credibilidad a las actuaciones. La cronología que se describe es inexacta, parte de la historia narrada (especialmente sus problemas con la Inquisición) no sucedieron como cuenta el film, pero a cambio, la historia es entretenida y ágil.
El argumento narra la biografía de
Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, conocida como
Santa Teresa de Jesús o de Ávila (1515-1582) monja fundadora de la Orden de las Carmelitas Descalzas. La vida de Santa Teresa se acota en este film desde su entrada como estudiante en el Convento de la Encarnación (1531) hasta la fundación del Convento de San José (1562). Su vida y su obra fueron mucho más extensas de lo que abarca este periodo. Hablamos de una mujer que no solo alcanzó la santidad sino a quien en 1970 Pablo VI proclamó Doctora de la Iglesia Católica junto a la italiana Santa Catalina de Siena; una lista a la que únicamente se han añadido posteriormente dos mujeres más, la polaca Santa Edith Stein y la francesa Santa Teresa de Lisieux o del Niño Jesús. Ni que decir tiene que las otras Doctoras de la Iglesia sí cuentan ya a estas alturas con un film relevante en sus respectivos países. De hecho, aquí ya he comentado la francesa Therese y espero en algún momento poder visualizar y comentar las otras dos.
El film no tiene un orden cronológico, ya que el hilo conductor es doble. En este sentido, el enfoque tampoco es muy original, puesto que es similar a otras películas religiosas españolas como Encontrarás Dragones o Luz de Soledad. En todas ellas la trama comienza y se ambienta en el presente. En este caso a través de Teresa, una joven enfermiza, estudiante de Bachillerato de un instituto de Ávila que sufre bullying por parte de sus compañeros y acaba de perder a su madre. Además de por el nombre de pila, todos estos elementos parecidos encuentran un punto de conexión con la historia de la Santa: Santa Teresa de Ávila también perdió a su madre cuando tenía catorce años, sufrió el acoso de la Inquisición y padeció durante su vida frecuentes desmayos, problemas cardíacos y otros trastornos físico-psíquicos. Volviendo a la trama, la profesora de Literatura de la joven Teresa le presta "El libro de la vida" de Santa Teresa, para que lo lea como consuelo, ya que la ve despistada en sus clases. Encerrada por sus compañeros en el laboratorio del instituto (sin cobertura en el móvil, vaya casualidad...), lo lee de cabo a rabo, para que el espectador vaya contemplando a través de su lectura la vida de Santa Teresa. Los paralelismos entre ambas sí me parecen muy acertados y aporan una dosis de intriga y acción a la trama, que además consigue "enganchar" de esta manera a todo tipo de público, no solo al religioso.
No obstante, lo cierto es que con dos tramas paralelas y en apenas 100 minutos se antoja complicado resumir la vida de una mujer tan colosal, si bien es cierto que como pimer acercamiento a su figura está bastante logrado. Bien interpretada en general por los actores, con juegos de palabras y un castellano antiguo pero comprensible, ambas tramas fluyen veloces y entretienen al tiempo que se conocen algunos aspectos de la vida de la santa. Siendo hija de Alonso Sánchez de Cepeda, un comerciante de origen judío converso debe ingresar en el convento como "Doña" (casadera) hasta que su padre le dió la dote económica y pudo convertirse en monja. En ese trayecto va evolucionando interiomente hacía un "Camino de perfección" a través del ayuno, la penitencia y la oración. Ello provoca el recelo y la envidia de su priora y la investigación por parte de los inquisidores dominicos. Las frases y acciones de Teresa se van sucediendo rápidamente, sin apenas tiempo para que el espectador las asimile.
En el Convento de la Encarnación -primero- y posteriormente en casa de Guiomar de Ulloa escribe libros y poesía cristiana al mismo tiempo que va poniendo en marcha un plan de reforma de los conventos carmelitas, reclamando mayor austeridad, pobreza y una verdadera clausura que consideraba los pilares del auténtico espíritu de la Orden Carmelita. El ser mujer y el contexto herético en el que se desarrolló su vida (la época de la Reforma) le trajo no pocos problemas con la Santa Inquisición. Estos problemas, sin embargo, no tuvieron lugar en los años que relata el film, sino que fueron mucho más posteriores, entre 1575 y 1580. Será en ese periodo cuando un sacerdote la llame "fémina inquieta y andariega". Tampoco fue sometida a ningún juicio presencial en el que se la llamase así como relata el film, aunque es cierto que estos cambios sirven para aportar una dosis de thriller a la trama.
Su figura en el aspecto humano es una reivindicación del verdadero feminismo, pues sin asistir a la escuela (reservada para los varones) su madre le había enseñado a leer y escribir, convirtiéndose desde joven en una ávida lectora y posteriormente en una consagrada escritora. Su constancia, tesón, incorformismo, fe, espíritu de superación y de lucha, así como su fidelidad a sus principios y a la Iglesia hacen que su figura emerja portentosa en una sociedad y una iglesia dominada por hombres.
Su afición al ajedrez, su facilidad para las rimas, sus sueños premonitorios (como el de ser despedazada y enterrada en múltiples lugares, cosa que sucedió con sus reliquias) y los éxtasis y la levitación durante la oración son todos tocados de pasada y al menos planteados para que al espectador le entren ganas de profundizar en su vida y escritos.
Lo mismo sucede con sus famosas frases y poemas. Son mencionados algunos de ellos, casi siempre de manera inconclusa y como parte de conversaciones con el resto de hermanas. Algunos de ellos son:
"Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta".
"Ya toda me entregué y di y de tal suerte he trocado, que es mi amado para mí, y yo soy para mi amado....".
"Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero".
“También entre los pucheros anda el Señor” (Fundaciones 5,8).
Un dato más. La historia narrada sobre "El libro de la vida" es cierta también pero solo en parte. Hacia 1580 su confesor, el dominico Diego de Yanguas, le dijo que quemase la obra y todas sus copias porque era susceptible de ser condenada por la Inquisición. Ese año el libro fue requisado pero existían ya muchas copias. En 1586 el original fue devuelto al Convento hasta día de hoy, que se encuentra en la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Dado que la Santa no le puso ningún nombre, en la portada se puede leer: "Vida de la Madre Teresa de Jesús, escrita de su misma mano, con una aprobación del padre M. fr. Domingo Báñez, su confesor y catedrático de prima en Salamanca"
Y un último apunte para terminar. Aunque no está en la película, me gusta mucho esta definición que la santa hace de sí misma:
"Sabed, padre, que en mi juventud me dirigían tres clases de cumplidos; decían que era inteligente, que era santa y que era hermosa; en cuanto a hermosa, a la vista está; en cuanto a discreta, nunca me tuve por boba; en cuanto a santa, solo Dios lo sabe".
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