Recordamos hoy a San Juan de Sahagún, llamado en realidad Juan González del Castrillo (1430-1479) sacerdote y eremita agustino español. Tras ser ordenado sacerdote contrae una enfermedad y le pide a Dios que si lo cura se haría religioso, sucediendo ambas cosas y entrando en el convento de los agustinos. Copio para la meditación algunos milagros que se le atribuyen, así como la posible causa de su misteriosa muerte:
Hizo frecuentes milagros, y obtuvo con sus oraciones que a Salamanca la librara Dios, durante la vida del santo, de la peste del tifo negro, que azotaba a otras regiones cercanas. En otra ocasión un joven se cayó a un hondo pozo. Fray Juan le alargó su correa y, sin saber cómo, salió el joven desde el abismo, prendido de la tal correa. La gente se puso a gritar "¡Milagro! ¡Milagro!", pero él se escondió para no recibir felicitaciones. Años más tarde Salamanca sufría un terrible verano. El les anunció que con su muerte llegarían lluvias abundantes. Y así sucedió: apenas murió, enseguida llegaron muy copiosas y provechosas lluvias.
Y sucedió que un hombre que cometía adulterio con una mujer, al escuchar los sermones de Fray Juan, se apartó totalmente de tan dañosa relación. Entonces la mujer exclamó: "Ya verá el tal predicador que no termina con vida este año". Y mandó echar un veneno en un alimento que el santo iba a tomar. Desde entonces Fray Juan empezó a enflaquecerse y a secarse, y en aquel mismo año de 1479, el santo predicador murió de sólo 49 años.
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