Recordamos hoy a los Primeros Mártires de la Iglesia en Roma, todos aquellos que fueron acusados por Nerón de haber incendiado Roma y asesinados en los días posteriores. Todos ellos eran discípulos de los primeros apóstoles. Un día después de celebrar a San Pedro y a San Pablo, mártires y columnas de la Iglesia, celebramos a todos estos santos mártires anónimos que murieron por su fe en medio de indecibles tormentos. Copio para la meditación algunas de estas torturas:
Episodios horrendos como el de las antorchas humanas, rociadas con brea y dejadas ardiendo en los jardines de la colina Oppio, o como aquel de mujeres y niños vestidos con pieles de animales y dejados a merced de las bestias feroces en el circo, fueron tales que suscitaron un sentido de compasión y de horror en el mismo pueblo romano.
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