Además del santo de cada día, La Iglesia celebra hoy la festividad movible de Pentecostés, que tiene lugar cincuenta días después de la resurrección de Jesucristo. En ella conmemoramos que Cristo envió el Espíritu Santo a los Apóstoles y en ellos a toda la Iglesia. Se entiende ese momento como un acto fundacional de la Iglesia Católica, un "antibabel" por el que se pasa de la dispersión de personas y lenguas del Génesis a la unión y a que todo el mundo comprendiera las lenguas extrañas que comenzaron a hablar. Copio para la meditación el relato Evangélico recogido en el libro de los Hechos de los Apóstoles, 1-12, así como los siete dones del Espíritu Santo:
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: «¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios.» Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros: «¿Qué significa esto?»"
Los siete dones del Espíritu Santo son:
sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
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