La Iglesia celebra hoy la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Se cree que la verdadera (Vera) Cruz de Cristo fue encontrada por Santa Elena sobre el año 320. En el año 614 el rey Cosroes de Persia conquista Jerusalén y se la lleva su país. El año 628 el emperador Heraclio lo derrota y recupera la Cruz, haciendo varias partes. Desde ese año se celebra el 14 de septiembre para recordar el día que se recuperó. Copio para la meditación unas palabras del Papa Francisco sobre la Cruz:
La salvación solo viene de la Cruz, pero de esta Cruz que es Dios hecho carne. No hay salvación en las ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en el querer ser buenos. No. La única salvación está en Cristo crucificado, porque solo Él, como la serpiente de bronce ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado que nos ha sanado ahí. Pero, ¿qué es la cruz para nosotros? Sí, el símbolo de los cristianos. Y nosotros hacemos la señal de la cruz, pero no siempre la hacemos bien… Otras veces, para otras personas es un distintivo de pertenencia: ‘Sí, yo llevo la cruz como si fuese de un equipo, el logotipo de un equipo’.
Hoy la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado por amor a mí. Y que cada uno de nosotros pueda decir: ‘Por amor a mí’. Y podamos pensar. ‘¿cómo llevo yo la cruz?, ¿cómo un recuerdo? Cuando hago el signo de la cruz, ¿soy consciente de lo que hago?; ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿Solo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso?, ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿como un ornamento?, ¿como una joya con muchas piedras preciosas, de oro?, ¿He aprendido a llevarla sobre mis hombros, donde hace daño? Que cada uno de nosotros mire el Crucifijo, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados y responda a estas preguntan que os he sugerido.
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