La Iglesia recuerda hoy a 233 mártires de la Guerra Civil Española, que murieron entre 1936 y 1939 asesinados por el bando republicano en Valencia. Forman parte de los casi 20.000 cristianos que fallecieron en ese periodo, de los cuales ya han sido canonizados 1.891. El motivo de que no todos sean canonizados es que para alcanzar el martirio hay que demostrar que las víctimas murieron perdonando a sus verdugos como hizo Cristo en la cruz, lo cual no es tarea sencilla ya que muchos de ellos fueron ejecutados sin la presencia de testigos que vivieran para contarlo. De estos 233 que se conmemoran hoy, hay 40 sacerdotes y el resto son religiosos, seminaristas y laicos, incluyendo niños. Todos ellos fueron víctimas de una de las mayores persecuciones religiosas que se han producido en toda la historia de Europa. Copio para la meditación una parte extraída de sus biografías:
No les debemos llamar caídos en guerra, porque no fueron a la guerra ni la hicieron contra nadie, pues eran personas pacíficas, que desarrollaban normalmente sus actividades en sus pueblos y parroquias; tampoco les podemos llamar víctimas de la represión política, porque los motivos fundamentales de sus muertes no fueron de carácter político o ideológico sino religioso: porque eran sacerdotes o religiosos, porque eran seglares católicos practicantes, muy comprometidos con la Iglesia en la defensa y promoción de la fe cristiana
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