Recordamos hoy a San Nicolás de Tolentino (1245-1305), presbítero italiano, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que destacó por su oración y su espíritu de penitencia. Se le considera patrono de las almas del purgatorio por las muchas penitencias que hacía en su favor. Copio para la meditación un hecho histórico de su biografía convertido posteriormente en tradición:
Una noche se le apareció la Virgen María, le dio instrucciones de que pidiera un trozo de pan, lo mojara en agua y luego se lo comiera, prometiéndole que se curaría por su obediencia. Como gesto de gratitud por su inmediata recuperación, Nicolás comenzó a bendecir trozos de pan similares y a distribuirlos entre los enfermos. Esta práctica produjo favores numerosos y grandes sanaciones. En conmemoración de estos milagros, el santuario del santo conserva una distribución mundial de los "Panes de San Nicolás" que son bendecidos y continúan concediendo favores y gracias.
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