Recordamos hoy a San Florián de Lorch (+304), soldado romano que fue martirizado bajo las persecuciones del Emperador Diocleciano. Se le suele representar con una jarra de agua debido a que cuenta la leyenda que detuvo un incendio arrojando sobre el fuego un simple balde de agua. Por ello es también patrono de Polonia y de los bomberos. Copio para la meditación el testimonio de su martirio:
Cuentan que él mismo se entregó en Lorch a los soldados del gobernador Aquilino que perseguían a los cristianos. Por su valiente confesión de la fe, se le azotó dos veces, fue despellejado en vida y, finalmente, se le arrojó al río Enns con una piedra al cuello. Una piadosa mujer recuperó su cuerpo, que fue más tarde depositado en la abadía agustiniana de San Florián, cerca de Linz.
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