Celebramos hoy a San Isidro Labrador (+1130), laico agricultor patrono de Madrid. Casado con Santa María de la Cabeza, ambos eran pobres, analfabetos y trabajaban los campos de otros. Lo poco que sabemos de su vida lo sabemos gracias al diácono de San Andrés, quien nos dice que era hombre humilde, sensato, honrado y muy piadoso. Copio para la meditación una anécdota de su biografía:
Los domingos los distribuía así: un buen rato en el templo rezando, asistiendo a misa y escuchando la Palabra de Dios. Otro buen rato visitando pobres y enfermos y por la tarde saliendo a pasear por los campos con su esposa y su hijito. Pero un día mientras ellos corrían por el campo, dejaron al niñito junto a un profundo pozo de sacar agua y en un movimiento brusco del chiquitín, la canasta donde estaba dio vuelta y cayó dentro del hoyo. Alcanzaron a ver esto los dos esposos y corrieron junto al pozo, pero este era muy profundo y no había cómo rescatar al hijo. Entonces se arrodillaron a rezar con toda fe y las aguas de aquel aljibe fueron subiendo y apareció la canasta con el niño y a este no le había sucedido ningún mal. No se cansaron nunca de dar gracias a Dios por tan admirable prodigio.
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