Recordamos hoy a San Ivo (Yves) Helory de Kermartín (1253-1303) santo francés patrono de los abogados. Su epitafio dice: "San Ivo era bretón. Era abogado y no era ladrón. Santo Dios: ¡que admiración!." lo cual ya indica que a pesar de escoger un oficio que se presta a "vender el alma al diablo" San Ivo supo ejercerlo con coherencia y santidad. Para la meditación copio la parte de su biografía en la que se habla de su penitencia y caridad:
En sus tiempos de estudiante oyó leer aquella célebre frase de Jesús: "Ciertos malos espíritus no se alejan sino con la oración y la mortificación" (Mc. 9,29), y se propuso desde entonces dedicar buen tiempo cada día a la oración y mortificarse lo más que le fuera posible en las miradas, en las comidas, en el lujo en el vestir, y en descansos que no fueran muy necesarios. Empezó a abstenerse de comer carne y nunca tomaba bebidas alcohólicas. Vestía pobremente y lo que ahorraba con todo esto, lo dedicaba a ayudar a los pobres. Y Dios lo premió concediéndole una gran santidad y una generosidad inmensa en favor de los necesitados.
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