La Iglesia hace memoria hoy de San Juan I (470-526), papa italiano nº 53 en la línea sucesoria. Se opuso al arrianismo que por aquel entonces profesaba el rey ostrogodo Teodorico el Grande, lo que le costó primero la persecución y posteriormente su encarcelamiento y martirio. Copio para la meditación la parte de su biografía referente al martirio:
Teodorico se encendió en furiosa rabia, y al llegar el Santo Padre a Rávena (la ciudad donde el rey vivía) lo hizo encarcelar y fueron tan crueles los malos tratos que en la cárcel recibió, que al poco tiempo murió. Junto con el Papa fueron martirizados también sus dos grandes consejeros, Boecio y Símaco. Y dicen los historiadores que el rey Teodorico sintió tan grande remordimiento por haber hecho morir a San Juan Primero, que en adelante lo veía hasta en los pescados que le servían en el almuerzo.
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