Hoy recordamos a San Josafat Kunsevich o de Lituania (1580-1623), obispo y mártir que murió linchado por una multitud contraria a la Iglesia Católica en Bitebsk (Bielorrusia). Obispo santo y austero, tras evangelizar todo el país acude a la ciudad donde el catolicismo era odiado consciente de que podía ser perseguido, afirmando con estas palabras: "Si Dios me juzga digno de merecer el martirio, no temo morir´". Copio para la meditación el acta de su martirio:
En la mañana del 12 de noviembre, cuando el arzobispo se dirigía a la iglesia para el rezo del oficio de la aurora, un sacerdote llamado Elías le salió al encuentro y comenzó a insultarle. El santo dio entonces permiso a su diácono para que mandase encerrar al agresor en un aposento de la casa. Eso era precisamente lo que deseaban sus enemigos que buscaban pretexto para atacarle. Al punto, echaron a vuelo las campanas, y la multitud empezó a clamar que se pusiese en libertad a Elías y se castigase al arzobispo. Después del oficio, San Josafat volvió a su casa y devolvió la libertad a Elías, no sin antes haberle amonestado. A pesar de ello, el pueblo penetró en la casa, exigiendo la muerte de Josafat y golpeando a sus criados. El santo salió al encuentro de la turba y preguntó: "¿Por qué golpeáis a mis criados, hijos míos? Si tenéis algo contra mí, aquí estoy; dejadlos a ellos en paz." La turba comenzó entonces a gritar: "¡Muera el Papista!", y San Josafat cayó atravesado por una alabarda y herido por una bala. Su cuerpo fue arrastrado por las calles y arrojado al río Divna.
No hay comentarios :
Publicar un comentario