Un día después de recordar a la Virgen de la Medalla Milagrosa, la Iglesia hace memoria de Santa Catalina Labouré (1806-1876), religiosa de la Orden de San Vicente de Paúl a quien se le aparece la Virgen en el año 1830. Santa Catalina mantuvo ocultas (únicamente las conocía su confesor) estas apariciones hasta poco antes de morir, llevando una vida de entrega a Dios y a los enfermos. Copio para la meditación una parte de su biografía:
Pero la aparición más famosa fue la del 27 de noviembre de 1830. Estando por la noche en la capilla, de pronto vio que la Sma. Virgen se le aparecía totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Y le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen MA, y una cruz, con esta frase "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración. Catalina le preguntó a la Sma. Virgen por qué de los rayos luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Ella le respondió: "Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden". Y añadió: "Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se piden".
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