La Iglesia recuerda hoy a Santa Catalina de Alejandría (285-303), virgen y mártir. Según la tradición se trataba de una joven muy bella, inteligente y de familia noble. Conoce el cristianismo y se bautiza, convirtiéndose en una filósofa al servicio de la fe. Consigue convertir a un oficial romano, Porfirio, junto a sus 200 soldados, pero durante las persecuciones en oriente de Maximino Daia es torturada y finalmente ejecutada. Copio para la meditación el acta de su martirio
El emperador ordenó entonces que torturaran a Catalina utilizando para ello una máquina formada por unas ruedas guarnecidas con cuchillas afiladas. Según la Passio, las ruedas se rompieron al tocar el cuerpo de Catalina, quien salió ilesa. La emperatriz trató de interceder a favor de Catalina, pero fue decapitada, al igual que Porfirio y sus doscientos soldados. Su tumba se había encontrado al pie del Monte Sinaí, en el monasterio que lleva su nombre, lo que dio motivo a peregrinaciones de todo el mundo.
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