La Iglesia hace hoy memoria de la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, también llamada lo largo de la historia Basílica de Cristo Salvador y que a su vez fue conocida como Basílica "Constantiniana". Es la sede del Obispo de Roma, templo que desde el principio del cristianismo se erigió como madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe (ciudad) y del Orbe (mundo). En el año 313, tras ser expropiada a una familia de nobles romanos, los "laterani", los terrenos son entregados por el Emperador Constantino a la Iglesia para la construcción de la Basílica. Copio para la meditación la explicación de estos sucesos:
Parece ser que el emperador que legalizó a la Iglesia contrajo el terrible e incurable mal de la lepra y fue curado milagrosamente por san Silvestre; en agradecimiento por la recuperación de la salud, entregó los terrenos necesarios para construirla y se prestó a dar la ayuda económica pertinente. Esta es la razón de llamarla también "Constantiniana".
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