La Iglesia celebra hoy a Santa Inés de Montepulciano (1270-1317), santa virgen italiana abadesa de la Orden de Santo Domingo escogida a los 15 años en contra de su voluntad. Dio siempre muestras de una humildad extrema. Su vocación fue curiosa, ya que tuvo un sueño con tres santos de los que uno de ellos la escogió y así lo realizó en vida: "tres barcos con sus patronos estaban dispuestos a recibirla a bordo; Agustín, Domingo y Francisco la invitaron a subir, pero es Domingo quien decide la cuestión: "Subirá a mi nave, pues así lo ha dispuesto Dios". Copio para la meditación un texto de Santa Catalina de Siena referido a Santa Inés:
Santa Catalina resalta en una carta escrita a las monjas hijas de Inés de Montepulciano la humildad, el amor a la Cruz, y la fidelidad al cumplimiento de la voluntad de Dios. Pero el mayor elogio que puede decirse de Inés lo dejó escrito en su Diálogo, poniéndolo en boca de Jesucristo: "La dulce virgen santa Inés, que desde la niñez hasta el fin de su vida me sirvió con humildad y firme esperanza sin preocuparse de sí misma"
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