Celebramos hoy a San Alfredo el Grande (849-899), rey de Wessex, quien destacó por la defensa de su reino cristiano contra los vikingos daneses. Para la meditación copio una anécdota de los años en los que vivía escondido debido a las invasiones bárbaras:
La leyenda dice que el rey Alfredo, disfrazado como un fugitivo en los pantanos de Athelney, en Petherton, al norte de Somerset, después de la primera invasión danesa, fue visto por una campesina y ella le dio abrigo, ignorando su identidad, dejándolo que la ayude a hacer algunas tortas que había dejado cocinar en el fuego mientras iba a hacer otros quehaceres. Preocupado con los problemas del reino, Alfredo dejó que las tortas se quemaran y fue golpeado por la mujer cuando volvió. Una vez expuesta la identidad del rey, la mujer se disculpó profusamente, pero Alfredo insistió que él era el que debería disculparse.
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