miércoles, 30 de octubre de 2019

San Alonso

Recordamos hoy a San Alonso Rodríguez (1533-1617) santo español quien siendo viudo y portero de un colegio alcanzó la santidad a través de sus experiencias místicas. Casado y con un hijo, su mujer muere antes de dar a luz a su segundo hijo (el cual no pudo nacer) y posteriormente su único hijo también muere, dejándolo solo y abatido. A raíz de la Palabra de Dios encuentra fuerzas para vivir e intenta entrar en un convento jesuita, pero al tener ya 40 años no es escogido más que como hermano lego y es enviado como portero de un colegio en Mallorca. Copio para la meditación unos cuantos datos de su biografía:

Era muy conocida su jaculatoria: "Sancta Maria, Mater Dei, memento mei" (Santa María Madre de Dios, acuérdate de mí). Con autorización de sus superiores fue escribiendo todo lo que recordaba de sus experiencias espirituales. demostrando que llegó a altísimos grados en la vida mística. Las gentes de todas las clases sociales iban al colegio a pedirle sus consejos, a consultarle sus dudas y a recibir consuelos para sus penas. Cuando ya era muy anciano y estaba sumamente enfermo, un día el superior para ver qué tanta era su obediencia le dijo: "Le ordeno que se vaya de misionero a América del Sur". Inmediatamente Alonso empacó sus pocas ropas y salió por la portería, listo a embarcarse en el primer barco que llegara. El superior tuvo que mandarle otra vez que se volviera a su puesto. Otro día el superior, que sufría de un reumatismo sumamente doloroso le dijo: " Hermano Alonso, pídale a Dios y a la Virgen que me curen de este mal tan molesto". El santo estuvo toda la noche rezando, y no dejó de rezar pidiendo aquel favor, sino cuando al amanecer supo que el Padre Superior había amanecido totalmente curado. El 29 de octubre de 1617 sintiéndose sumamente lleno de dolores y de angustias, al recibir la Sagrada Comunión, inmediatamente se llenó de paz y de alegría, y quedó como en éxtasis. Dos días estuvo casi sin sentido y el 31 de octubre despertó, besó con toda emoción su crucifijo y diciendo en alta voz: "Jesús, Jesús, Jesús" expiró.

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